Por German Gallegos Cruz LAS DEUDAS CON TULUM…
Atento recado al gobernador del Estado.
-Bueno, bueno, ¿quién habla? -Soy Rubén Ortiz- ¿Qué deseas Rubén?-Me urge hablar contigo, sobre un tema que nos debe importar a todos en Tulum- ¿Cuál es el tema?-El agua potable-. No sé qué carajos está pasando con este mediocre servicio; pero ya estoy hasta la madre de comprar agua con las pipas, que remedian un poco el mal servicio de la CAPA. Por la manera de abordar el problema, me imagino que las urgencias le calcinaban los «tanates» a mi amigo Rubén Ortiz. De manera inmediata, recordé aquel refrán que dice: Sólo el que carga el bulto, sabe cuánto pesa…por supuesto que no es lo mismo ser parte de un gobierno con cargo en la alta burocracia, que ser «Juan pueblo». A mi amigo Rubén Ortiz, lo recuerdo como alto funcionario del gobierno estatal, que encabezó Joaquín Hendricks Díaz. En aquellos tiempos no padeció lo que ordinariamente padecen los gobernados. Cuando por azares del destino te toca jugar del lado de abajo, tienes por fuerza que padecer la negligencia, la indolencia y el desdén de la clase gobernante. Por cuestiones de mis desajustes emocionales, no negaré que momentáneamente disfruté la angustia de Rubén, aunque el problema que le inflamaba la paciencia, fuera un problema común, hasta ordinario entre los tulumnenses. Si no hay agua para Rubén Ortiz, no hay agua para nadie; por lo menos en la proporción que debiera satisfacción a las urgencias. Hay que hacer algo –insistió Rubén- Pero si alguien sabe qué hacer, para exigir solución a esta deficiencia, debe ser Rubén Ortiz. Este licenciado en Economía, vivió un buen rato en la panza del «monstruo» gubernamental, antes de ser empresario de hospedaje en Tulum; por lo tanto, necesariamente conoce el camino por donde hacer transitar su queja, la mía y la de todos los que recibimos agua a cuenta gotas. He visitado las oficinas administrativas de la CAPA en Tulum, cuyo titular es el ingeniero Carlos Salas. Mentiría si dijera que eluden a los usuarios quejosos. El amable Ingeniero Salas, siempre busca soluciones que atenúen el descontento. Las deficiencias del suministro de agua potable en Tulum, no se debe a incapacidades técnicas. Se deben a la insuficiencia de la red de captación. Les cuento que llegué a Tulum hace 30 años, y desde esa época, no han cambiado ni la obsoleta y raquítica tubería de asbesto de 10 ó 12 pulgadas, que sin lugar a dudas era suficiente para los tres ó cuatro mil habitantes de aquellos tiempos. Hoy en día, somos más de 30 mil habitantes solo en la cabecera municipal, amén de los visitantes de todo el mundo, que fácilmente doblan la cifra de los residentes permanentes. Así que, la solución integral a este vital problema, es inversión urgente del gobierno del estado en la modernización del sistema de captación, además de continuar con el tendido de la red de drenaje sanitario en la zona urbana, que aliviaría de forma inmediata la contaminación al manto friático, para preservar la riqueza incalculable que representan las reservas de agua dulce, que solo en la península de Yucatán tenemos. Estoy cierto que las preocupaciones que le roban el sueño a mi amigo Rubén, le roban el sueño a mucha gente en Tulum, por esa razón, espero que esta petición encuentre oídos receptivos en la persona de Carlos Joaquín González, gobernador constitucional de Quintana Roo. Sin mucho investigar, las malas lenguas me dijeron que no habían hecho inversión en este renglón, porque la administración pasada tenía entre sus planes concesionar este servicio a la empresa de sus «amores», ¿a quién creen?… pues, Aguakan. No lo dudé ni tantito. Tulum, representa un verdadero filón de oro para los «golosos» del dinero. Sobra decirles que, por desgracia o por fortuna, nuestro municipio tiene un ritmo de crecimiento, que rebasa la capacidad gubernamental de dotación de servicios. Vivimos un problema, entre otros, que amenaza con salirse de control: Las invasiones de tierra urbana, este es un fenómeno que se antoja natural, por la creciente demanda de lotes habitacionales, que el gobierno debe atender de manera inmediata. Este problema social, crece como una bola de nieve de manera alarmante. No hay tiempo que perder, si el gobierno no tiene reserva territorial, hay terratenientes en Tulum, que podrían comercializar parte de sus reservas privadas a precios justos, antes que sean invadidas con la violencia que patrocina la necesidad. Las deudas gubernamentales con Tulum, son varias, pero; si se atiende lo urgente, se quita presión a la «olla»: Agua potable y drenaje, saneamiento integral (recoja eficiente de basura), imagen urbana de Pueblo Mágico, entrada amable y espectacular al sitio arqueológico de Tulum, cambio urgente del vergonzoso y destartalado trenecito que lleva a los turistas hasta la entrada de los vestigios arqueológicos. El asunto del tren, es digno de tomarse en cuenta. Da vergüenza ajena ver cómo los visitantes abordan con estupor el tren de la mediocridad mexicana, carajo. Si se cobra bien y por ende es buen negocio, que el concesionario invierta en un trenecito moderno sobre rieles, que le dé confort a los visitantes. Con esta respetuosa petición, le doy contestación a la llamada urgente de mi amigo Rubén Ortiz, espero que de algo sirva. Quiero ser testigo del anuncio de inversión, en los rubros mencionados. Tulum, lo merece….