Bestialidad de Perla
Por Luis Roel Itzá > Quequi
Sin cumplir con los protocolos de seguridad y poniendo en riesgo la salud de la población, personal del Centro de Control Animal (CCA) sacrificó a 22 perros que tenían en sus instalaciones, con el pretexto de haber contraído moquillo, aunque supuestamente el motivo fue que no tienen dinero para su manutención en cautiverio.
Al no servir el incinerador del Rastro Municipal, los trabajadores decidieron quemarlos a un costado del mismo, sólo que no lo pudieron lograr y los restos de los animales quedaron chamuscados únicamente.
La tarde del miércoles se tuvo conocimiento de que habían sacrificado a los perros que tenían en el CCA, debido a que dos habían contraído el virus del moquillo; sin embargo, al no haber los suficientes recursos para alimentar a 20 perros durante la cuarentena, se optó por sacrificarlos en las mismas instalaciones, donde posteriormente los metieron en bolsas de color negro y los subieron a la camioneta para llevarlos al relleno sanitario.
No obstante, por políticas de la empresa PASA no les recibieron a los animales que presuntamente habían muerto por enfermedad, por lo que fueron regresados la misma tarde al CCA, en donde se mantuvo en resguardo el vehículo con los animales muertos.
Ayer por la mañana fueron llevados al Rastro Municipal con la intención de que fueran incinerados, pero no contaban con que el equipo lleva seis meses descompuesto, por lo que los trabajadores tomaron la decisión de incinerarlos por su cuenta; para ello, los metieron en tres tambos, les rociaron gasolina y les prendieron fuego; sin embargo, al consumirse el combustible, los restos solamente quedaron chamuscados.
Esta crueldad animal encendió los ánimos de los cozumeleños, quienes en las redes sociales reprobaron estos hechos, acusando de insensible al gobierno que preside Perla Tun Pech, quien permanece muda ante esta situación.
Debemos destacar que estos 22 canes sacrificados se suman a los nueve que el martes por la mañana amanecieron muertos por envenenamiento en tres parques de la colonia San Miguel I, en donde los vecinos de la colonia sospechan que pudieron ser envenenados por orden de la alcaldesa, quien tiene su domicilio en dicha colonia y de quien se dice que ya una vez, el año pasado, había mandado a envenenar a los perros del asentamiento irregular “Las Fincas”, donde tiene su rancho.