Germán Gallegos cruz

Por German Gallegos Cruz   La rifa del tigre…

 

 

Atento recado a la clase política.

 

Cuando el abogado y académico Miguel Ángel Pech Cen, fue nombrado fiscal general del estado, pensé que era una excelente elección. Sumé mi confianza por la referencia que me dio mi hija Fany, al haber sido alumna del actual fiscal, en la facultad de derecho de la universidad La Salle. Un día me dijo: Para titularte como abogado en la  Universidad de La Salle, hay que estar bien «entrenado» para saltar con eficacia el tramo de obstáculos que representa el carácter estricto del maestro Pech. Entonces, tendremos buen fiscal (pensé).

¿Pero con que elementos cuenta la Fiscalía para lograr el propósito de salir airoso esa responsabilidad? Hagamos memoria de las notas periodísticas, que dan cuenta de la miseria donde trabajan los empleados de las fiscalías de cualquier estado de la República, incluyendo la de la ciudad de México. No se diga de los elementos de las policías ministeriales, bajos sueldos, vehículos en calidad de «chatarras», sin suficiente combustible, sin prestaciones básicas de ley, sin un seguro de vida que desvanezca la incertidumbre de la posible orfandad de sus hijos. Así están los organismos que deben dar la cara a los reclamos de la sociedad, por una justicia que deja mucho que desear. Las armas de cargo son piezas de museo, que ponen en total desventaja a los agentes del orden contra el «sofisticado» crimen organizado. Así encontró el licenciado Miguel Ángel Pech Cen a la antigua Procuraduría de Justicia del Estado.

Este somero análisis respecto a la Fiscalía, se puede aplicar a las policías estatales y municipales. Vean en qué condiciones trabajan nuestros policías, tampoco tienen prestaciones de ley, sobreviven con sueldos de miseria. También salen de sus casas a cumplir jornadas agotadoras de 24×24, con la incertidumbre que provoca tener la vida en un «hilo». Esta gente que por necesidad se enrola en la filas policiacas, nunca le tomará amor a la «camiseta», por la mezquindad de la clase gobernante.

En México, solo en México, de manera deliberada, se paga mal a las fuerzas del orden para empujarlos a corromperse y generar una animadversión social que los convierta en enemigos de la ciudadanía, así, sin analizar las causas de este sentimiento en contra, les juzgamos y concluimos que son corruptos por naturaleza y no por necesidad. ¿Porque no se cambian estos perniciosos usos y costumbres, y en vez de pagarle sueldos injustificados (por voluminosos) a los senadores, diputados, regidores, secretarios de gabinete y magistrados, etc, se mejoran las condiciones laborales de todas las policías de la República?, ¿Cómo queremos que cuiden de nuestra seguridad, si ellos mismos no la tienen? Si se mejoran las condiciones laborales y seguridad social de todas las policías, en automático se rompe el paradigma de la corrupción policiaca. ¿Quién querrá desertar, corromperse, o perder su plaza, si tienen un sueldo decoroso, un horario de trabajo que les permita convivir con sus hijos, un comedor como prestación adicional, uniformes de buena calidad que les brinde una personalidad digna?. Todo esto se puede lograr, si la «casta divina» o clase política, renuncia a una buena parte de sus intocables privilegios. Si quienes tienen la responsabilidad de gobernar siguen pensando en la riqueza fácil y abundante, para ellos y toda su parentela, entonces seguiremos viviendo con la psicosis del asalto, el secuestro, el levantón y el asesinato. Total, la clase gobernante está bien resguardada, tienen para comprar carros blindados y para disfrutar de guardias privados de seguridad. El fenómeno de la inseguridad, es algo que tarde o temprano alcanzará a todos. Sacudamos este «apendejamiento» y exijamos a quienes mal gobiernan, que dejen de abusar de una sociedad que les entregó la confianza. Es increíble que vean el «temblor» y sigan en la eterna parranda. Analizando sin apasionamiento, descubramos que la clase gobernante son nuestros verdugos. Dejemos de aplaudirles lo que por obligación deben hacer. ¿Por qué agradecer si pavimentaron una calle?¿Acaso la pavimentaron con los recursos de alguna herencia de sus parientes? No, no y no. Todas las miserables obras que hacen, son producto de nuestro esfuerzo. Quizá logren inducirme a un aplauso, si mejoran las condiciones de las policías de Quintana Roo, aunque sea. Ya no puedo seguir creyendo que la situación de seguridad vaya a mejorar, si no cortan de un tajo, los viejos vicios de sometimiento por hambre a toda la policía. Si nos quedamos estacionados donde estamos, entonces creeré que no hay voluntad de cambio. Las lecciones recientes a la indolencia de quienes mandan, debería ser un parteaguas para dar un verdadero golpe de timón en seguridad pública. ¿Quién habrá ideado e impuesto las jornadas laborales de la policía?, Atentan contra la Ley Federal del Trabajo. Ah carajo, el propio estado violando la ley?, Pues no romper con esta irracional inercia, nos condena a vivir con el «Jesús en la boca» y en la incertidumbre total. Con los ínfimos elementos de operación de la fiscalía, el señor fiscal Miguel Ángel Pech Cen, tiene pocas probabilidades de ofrecer buenos resultados. Así, sin temor a equivocarme, creo que se sacó la rifa del tigre…es cuánto. La frase: La política es el arte de lo incierto, lo que nos lleva a un principio de incertidumbre política generalizada… Edgar Morín.

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