Insultante, el derroche de Alamilla
CHETUMAL
Por Redacción > Quequi
Indiferente a la dura realidad económica que atraviesa el sur del Estado, cuya capital ha sido golpeada por recortes de personal, gasolinazos e incrementos del IVA, el oficial mayor, Manuel Alamilla, se pasea en una lujosa camioneta, que se suma a la que tiene su esposa, de cerca de un millón de pesos.
Lejos de los programas de austeridad, incluso de las voces ciudadanas que piden “gestos” de los políticos, el oficial mayor se da vida de rico y circula en una unidad que supera el medio millón de pesos.
De acuerdo a la página oficial de Chevrolet, la unidad por la que se traslada Alamilla por la capital del estado, el modelo LT de Traverse (edición limitada), cuesta 734 mil 900 pesos. Fuerte contraste con el discurso de austeridad que les predica a sus subordinados; en especial porque también adquirió una camioneta Buick, para que sea manejada por su esposa, Tristana Hernández Villegas, con un costo de cerca de un millón de pesos.
Este lujoso vehículo no aparece listado en la declaración patrimonial del oficial mayor, por lo que sería esta la tercera inconsistencia en el 3de3 de este funcionario estatal, que está claro trató de engañar a la opinión pública y traicionar la confianza que le fue depositada por las autoridades de gobierno, quien anunció la presentación por parte de todo su gabinete de este instrumento de transparencia, que ahora ha quedado en descrédito.
Lo peor del caso es que, al trasladarse por la ciudad, Alamilla se hace acompañar de un escolta y un pequeño séquito, como si de un virrey se tratara. Aunque originario de Chetumal, donde cursó sus estudios y se inició en la administración pública, el hoy oficial mayor llevaba más de 10 años en la Ciudad de México, y tras su retorno, es conocido por su trato duro y distante, altanero dirían muchos.
A la llegada de Manuel Alamilla Ceballos a la oficialía mayor, no fueron pocos los despedidos en diferentes secretarías y direcciones. Contrario a lo ordenado por las autoridades, Alamilla agarró parejo y dejó en la calle a cientos de trabajadores. Mientras algunos han narrado sus historias en redes sociales y algunos testimonios en los medios de comunicación, el denominador común es el miedo.
“Si te doy la nota van a correr a alguien de mi familia, porque aquí todos de alguna manera dependemos del gobierno. Si hablo quizás no me corren a mí, pero sí a alguien de mi familia”; dice un despedido que solicitó anonimato, y que pertenecía a la misma oficialía.
MÁS BURÓCRATAS
A contramano de todas las políticas de austeridad, esta semana el oficial mayor anunció la creación de tres institutos y la ampliación de secretarías, lo que aumentará el gasto de nómina, justamente, contrario a la política del gobierno estatal de generar ahorro.
En pocos días presentará ante el Congreso del Estado una propuesta de iniciativa para reformar la ley orgánica del Poder Ejecutivo, “con la finalidad de contar con los espacios necesarios para responder las demandas de atención de la población”.
En entrevista rechazó que la medida contravenga la anunciada austeridad ordenada por el gobierno, al incrementarse la carga económica por los salarios y prestaciones para el nuevo personal.
Cuando ocurría lo peor de los recortes y se dejaba sin trabajo a gente que laboraba incluso hace décadas en el sector, se rechazó que se tratara de eliminar gente para luego meter a recomendados. Queda por ver si podrán reiterar estas afirmaciones, mientas los despedidos ven con impotencia cómo contratan a gente nueva para sus plazas.