Reanuda el ME obras ecocidas

 

CANCÚN

Por Raimon Rosado > Quequi

 

Con la total complicidad de la delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), marchan a toda velocidad, incluso con maquinaria pesada, las obras de ampliación del hotel ME, pese a que fueron clausuradas desde fines de noviembre, por atentar contra el equilibrio ecológico.

En un recorrido por este centro de hospedaje, ubicado en el kilómetro 11.5 de la Zona Hotelera, se constató que el avance en esta obra prohibida cada vez es menos discreto, pues ya se utiliza incluso un trascabo, no obstante que con ello se incurre en un delito federal grave, que amerita cárcel.

Ya anteriormente la Profepa fue informada del ilegal reinicio de estos trabajos, lo que fue cínicamente solapado por la delegada, Carolina García Cañón, que envió a inspectores a “constatar” que la obra continuaba clausurada, pese a que los sellos exteriores ya no existe y que se realizaron excavaciones evidentes a simple vista. El descaro de esta simulación llegó al grado de enviar un comunicado a nivel nacional reafirmando esta mentira.

El hotel, propiedad de Daniel Araf, continúa desafiando los mandatos que prohíben continuar con la construcción de sus dos grandes anexos de al menos cuatro niveles cada uno sobre la duna costera. Lejos de permanecer detenidas, dichas obras de ampliación continúan en torno a las moles de cemento, cuya construcción fue iniciada sin antes elaborar un estudio de impacto ambiental o la obtención de un permiso federal.

Además de ello, fue evidente la presencia de trabajadores, que principalmente en la zona de ampliación superior del edificio principal de este hotel, realizaban obras de mientras que en la parte baja que da hacia la playa, sobre el espacio de duna junto a los dos nuevos edificios supuestamente  clausurados, un operario realizaba labores de retiro de escombros con un trascabo, cuando se supone que en este lugar, no debe realizarse labor alguna, en tanto no  exista alguna determinación distinta a la ordenada por Profepa.

Fue el 23 de noviembre que personal de la oficina regional de Profepa inspeccionó el lugar, después de semanas de denuncias que habían sido ignoradas por la delegada Carolina García Cañón. Allí, constataron que se trabajaba en la duna costera sin permisos ambientales, en un hábitat donde se detectó palma chit e iguana gris, a corta distancia no solo del caribe Mexicano y de un lugar de anidación de tortugas marinas, sino también de la laguna Nichupté, un área natural protegida.

Por ello, se procedió a la clausura y no se descartó acudir ante el Ministerio Público para fincar responsabilidades penales por el ecocidio realizado.

Sin importarles esto, los trabajos continuaron por otra semana por parte del hotel; suspendiéndose sólo debido al arranque de la COP 13, que trajo a autoridades ambientales federales e innumerables ambientalistas de distintos países.

Pero ya el discurso de protección al ambiente parece haberse olvidado en Cancún, pues el ecocidio ha sido puesto en marcha una vez más, sin que la Profepa intervenga.

 

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