No murió de tristeza
LOS ÁNGELES
Agencias > Quequi
Todd Fisher todavía no tiene una forma lógica de explicar cómo su mamá, Debbie Reynolds, logró morir un día después que su hermana, Carrie Fisher.
«Ella no murió de tristeza, con el corazón roto. No estaba inconsolable por la casa, no fue así», contó a la periodista Elizabeth Vargas, en ’20/20′, programa en el que adelantó que esta semana ambas serán sepultadas en el mismo cementerio, aunque no en la misma tumba.
Todd Fisher recordó que Debbie Reynolds, siempre había expresado su deseo de no tener que asistir al entierro de alguno de sus hijos y también su temor por quién cuidaría de Carrie, la hija mayor y con quien desarrolló una relación más apegada por sus batallas contra las drogas y su condición maníaco depresiva.
Relató que el pasado miércoles, un día después de que su hermana falleciera a los 60 años tras sufrir un infarto masivo, él escuchaba a su madre lamentar que ella no la había podido ver llegar sana de Londres, de donde se trasladaba a Los Ángeles, California cuando sufrió el ataque dentro del avión.
La actriz de 84 años, según recordó su hijo Todd, le repitió lo mucho que amaba a Carrie, célebre por su papel de la ‘princesa Leia’ en Star Wars y le dijo que realmente quería irse con ella.
«No pasaron 15 minutos de esa conversación cuando, estando acostada y con sus ojos cerrados, comenzó a tener un ataque. A la media hora, técnicamente ya estaba muerta»
Todd Fisher también dijo que esta semana estarán realizando el sepelio de ambas. Ante la situación tuvieron que realizar cambios y serán sepultadas en el cementerio Forest-Lawn, en Hollywood Hills, a pasos una de la otra.
Los espacios los escogieron Todd Fisher y su sobrina, la única hija de Carrie Fisher, Billie Lourd.
Escucharon un colibrí y esa fue la señal para seleccionar dónde estarán las tumbas, cerca de la de Liberace y Bette Davis.
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