Periodismo al filo de la navaja

El periodismo es considerado un oficio peligroso, incluso, los periodistas no son sujeto de crédito en la compra de inmueble, vehículos y tantos bienes, aunque sea por unos meses, pero el periodista que cubre la fuente policiaca vive un doble peligro, porque se queda entrampado entre los intereses del poder oficial y los de la de delincuencia, sobre todo la organizada.

La periodista Lilia Arellano platicó del grave tema de la inseguridad con sus compañeros de oficio Leslie Mayorga, reportera de la fuente policiaca; Jorge González Durán, Hugo Trejo y Georges Goubert.

Coincidieron en que la inseguridad ahora es más compleja, desde hace unos seis años los índices delictivos van en crecimiento, aunque desde la época del exgobernador Mario Villanueva Madrid empezaban las ejecuciones con Rafael Aguilar Guajardo, alto jefe del Cártel de Juárez, con su sucesor Joaquín Hendricks Díaz, la ciudad ya estaba “muy caliente”, asesinaron a 10 o 12 policías federales y con ello Cancún entró al mapa delictivo.

La fuente policiaca inspira mucho respeto por los temas que tocan, pero en la actualidad tres mujeres la cubren en Cancún y aunque de por si se enfrentan con trabas para obtener información, la situación se complicó aún más con la puesta en marcha del nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio.

No obstante, obtienen información que muchas veces la autoridad prefiere reservarse, como es la libertad que casi siempre alanzan las personas que son detenidas con importantes cantidades de dinero en la terminal aérea, aunque el recurso nunca lo recuperan y en la mayoría de las veces se desconoce el destino que se le da.

Lo anterior sin tomar en cuenta el incremento en los delitos del fuero común ante la total falta de solidaridad de los ciudadanos, quienes pueden observar el hecho delictivo y se mantienen al margen, muchas veces por el temor de que el delincuente esté armado o por la misma desconfianza hacia las instituciones, que en un momento dado podría detener hasta a quien prestó la ayuda. Aunado a ello, la defensa de los ciudadanos y preservación de la paz es responsabilidad de la policía, en sus tres niveles de gobierno, no de los ciudadanos.

En medio de todo ese panorama en que la delincuencia, ya sea del fuero común o del fuero federal van ganando terreno, la industria turística de la que vive Quintana Roo se ha mantenido al margen, hasta hoy.

La reciente ola de feminicidios, que se difunde ampliamente a nivel internacional, ya provocó temores, incluso, se han emitido cuatro “warnings” al respecto, no obstante la actividad económica no registra cancelaciones atribuibles a esa razón. (Por Redacción > Quequi)

 

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