GERMAN GALLEGOS CRUZ. La Mesa De Las Nauyacas
PENA AJENA…
Atento recado al licenciado Enrique Peña Nieto, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
Señor presidente, hay una postura patriótica y viril, en la primera estrofa de nuestro himno nacional, que a la letra dice: Mas si osare un extraño enemigo, profanar con su planta tu suelo, piensa ¡oh patria querida! que el cielo, un soldado en cada hijo te dio. ¿Dónde estuvo el primer soldado, el comandante supremo de las fuerzas armadas de México, cuando invitado por usted mismo, vino el tirano de Donald Trump a, literalmente orinarse a nuestra casa? Mucho se ha comentado de ésta desafortunada invitación que le hizo al neonazi republicano, aduciendo dialogo necesario con el personaje que usted piensa será el próximo presidente de Estados Unidos de América. ¿Será mucho abundar si le informo que hasta sus correligionarios de partido, están en el extremo de la molestia, por recibir en la residencia de los presidentes de México a tan despreciable personaje? Donald Trump, nos ha ofendido con adjetivos hirientes, amenaza con romper vínculo comercial con nuestro país y cada vez que abre su pestilente boca, habla del quimérico muro de separación vecinal. Somos según sus palabras, sociedad delincuencial, violadores, asesinos, traficantes de droga, etc. En la generalización está la ofensa. Y a pesar de todo el estiércol que ha vertido sobre nuestra gente, usted encuentra una justificación inocente para invitarlo a México, y aquí en nuestro corral, viene a reafirmar lo que en la lejanía a través de la prensa sabemos de su postura hacia México. Señor presidente de la república. ¿Como ciudadano de este país que usted gobierna, me gustaría saber, quién o quiénes de sus asesores le animaron para cometer tan grave error? Usted sabe perfectamente que el porcentaje de aceptación que tiene entre los mexicanos, es el más bajo de los últimos 50 años, que presidente alguno haya tenido, y a sabiendas de esta crisis de popularidad, se atreve a traernos al enemigo jurado de México, para restregarnos en la cara y sin rubor, que odia a los mexicanos. Señor presidente, jamás había visto tan claro, el talante servil de un mandatario mexicano frente a un arrogante yanqui, que sin la mínima cortesía, le trató a usted, como a un menor de edad. En débil defensa de su magno error y a toro pasado, le explicó a una periodista, que su postura fue firme y categórica en rechazar las intenciones de construir el muro fronterizo entre México y Estados Unidos, con cargo al tesoro de nuestro país. ¿En qué parte de ese encuentro arrinconó al sátrapa de Trump, para hacerle saber su postura firme y categórica? Los mexicanos lo vimos complaciente ante el despreciable gringo, y ante la prensa que le acompañó en el viaje. Por cierto en primera fila estaban los periodistas extranjeros que acompañaron al candidato republicano, y nuestra prensa nacional, como los genitales del marrano, hasta atrás. Hasta en eso se complació al infame yanqui. En su alocución señor presidente, concertada o no, buscó coincidencias con su invitado. Se quejó usted de los indocumentados que utilizan a nuestro país, como puente para llegar al país de Donald Trump, enfatizó en el daño que le causan a México, el flujo de dinero ilegal, así como armamento que viene de Estados Unidos para los criminales de acá. Es la forma más amable de legitimar las pretensiones de Trump para construir el muro de la vergüenza. En contraparte, dice doña Hilary Clinton, candidata demócrata, que hay que construir puentes con los vecinos y no muros que separen. Licenciado Enrique Peña Nieto, estoy muy decepcionado con su manera de gobernar, pensé que lo peor que le había pasado a México fue tener al ocurrente Vicente Fox en la Presidencia de la República, pero no es así, usted ya rebasó todos los límites de la necedad. Hagamos saber por favor, quién le aconsejó traer a Trump a México, para que reparta el error. Parece que la candidata demócrata no aceptará reunirse con usted, por la bofetada que significa su “anfitrionía” servil hacia el megalómano Donald Trump.
LAS MUINAS DE KRAUZE…
Escuché decir al historiador Enrique Krauze, en un noticiero de la mañana del aciago día, en que vino de visita el farsante Donald Trump; que a los tiranos se les combate con valor y dignidad, no se les ofrece cortesía y buenas maneras para conjurar sus rencores y apetitos de dominio. Puso un ejemplo de la historia contemporánea, cuando Arthur Neville Chamberlain primer ministro de Inglaterra, privilegió el dialogo con Hitler, para evitar una invasión a su país, pero a pesar de la palabra empeñada del genocida, a los pocos meses invadió el país de William Shakespeare. No hay palabra de honor en los sátrapas, como Donald Trump y Hitler. Así que, señor presidente tengo la certeza que usted la «regó» por enésima vez. Los mexicanos exigimos una explicación de este acto irracional, para no traer en el lomo un costal repleto de PENA AJENA…
La frase: Para aprender quién gobierna sobre ti, simplemente encuentra quién no te permite criticar…Voltaire.