SANTIAGO J. SANTAMARÍA. El Bestiario
España sigue sin gobierno desde el 20 de diciembre del 2015
El Partido Popular y el Partido Socialista son incapaces de negociar una salida, pareciera que el dictador estuviera impidiendo una reconciliación nacional. Hay quien le ha oído carcajear en su mausoleo del Valle de los Caídos…
El conservador Mariano Rajoy del Partido Popular irá a la investidura el 30 de agosto y si fracasa, no logrando los apoyos necesarios para ser investido presidente del Gobierno de España, habría nuevas elecciones, las terceras y serían el 25 de diciembre, un caso insólito en la Unión Europea. En caso de que el mandatario gallego no logre 176 apoyos, se abrirá un periodo de dos meses para que un candidato los logre. Cumplido el plazo se convocarán nuevas elecciones. Las urnas, el 25 de diciembre. El colofón a un año atípico y desconcertante de la política.
Hasta el momento Mariano Rajoy solo tiene en la mano el apoyo del dirigente centrista Albert Rivera. Han acordado abrir una negociación para que los 32 diputados de Ciudadanos se sumen a los 137 del PP. Esta suma, sin embargo, no concede los apoyos suficientes. En la votación del 31 de agosto se necesita mayoría absoluta (hay 350 diputados) y en la del día 2 de septiembre mayoría simple. La participación del PSOE con, al menos, la abstención es esencial para sacar adelante la investidura. Pedro Sánchez ha ratificado esta misma semana su “no” a Rajoy, haciendo caso omiso a otros dirigentes socialistas como es el caso del ex presidente Felipe González, protagonista de la Transición Democrática, tras la muerte del ‘caudillo’ Francisco Franco.
En esta grave crisis por la que atraviesa España debería ser normal que el Partido Popular y el Partido Socialista pactaran una salida; para eso sería necesario que la derecha española fuera también normal, como en Europa, cosa que no sucede aquí. Por supuesto, los socialistas deberían facilitar con su abstención que gobernara el Partido Popular, pero considero existe un obstáculo insalvable. No es la economía, ni la reforma laboral, ni la ley mordaza, ni la educación, ni la sanidad, sino la toxicidad política que emite esta derecha lo que hace que el trato sea prácticamente imposible.
Es muy difícil pactar con un partido que permite que el dictador que dio un golpe de estado el 18 de julio de 1936, provocando una Guerra Civil, prólogo de una larga dictadura que terminó con las muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, permanezca en su panteón faraónico del Valle de los Caídos, un escarnio a la memoria colectiva, mientras pone todas las trabas posibles a desenterrar de las cunetas a los fusilados republicanos hasta hacer sentir a sus familiares que fueron los culpables de aquella tragedia. Para evitar el rechazo tóxico que provoca, esta derecha debería sacudirse de encima el franquismo larvado que aún la atenaza y cumplir dos requisitos básicos: entregar los huesos de Franco a su familia y condenar oficialmente el golpe de Estado del 18 de julio, algo que no ha sucedido todavía.
El presidente del Gobierno en funciones y del PP, Mariano Rajoy, ha expresado este sábado su deseo de que el PSOE actúe al final con “sentido común”, porque, una vez que los españoles han hablado, “esto no se aguanta más” ya y estar sin Gobierno es una “situación absurda”. Tras un largo paseo por la ruta del río Umia, en el municipio de Ribadumia (Pontevedra), ha explicado que el escenario de unas terceras elecciones sería “algo disparatado, no ocurre en ningún país de Europa, vamos”. El PSOE sigue manteniendo que votará no a Rajoy, tal y como aprobó su Comité Federal por unanimidad, y, por lo tanto, es imposible que haya un Gobierno a principios de septiembre.
Rajoy tiene imposible, a día de hoy, sacar adelante su investidura. Los 32 escaños de Ciudadanos y el de Coalición Canaria, sumados a los 137 del PP, le darían 170 votos, a seis de la mayoría absoluta y por debajo de los 180 noes que recibiría en la segunda ronda. Por eso, el PP y el Gobierno se lanzaron en las últimas horas a redoblar la presión sobre los socialistas, con el argumento de la responsabilidad de evitar unas hipotéticas terceras elecciones. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría anunció en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que Mariano Rajoy llamará en breve al secretario general del PSOE para hacer un último intento de convencerle de que cambie su voto.
El origen de esta práctica es incierto, si bien hay varias fuentes que afirman que un torero español, natural de Valencia, de poca fortuna y nombre Tancredo López, comenzó este espectáculo como un medio desesperado de ganar dinero en las postrimerías del siglo XIX. El público acogió con entusiasmo la actuación, que poco a poco fue extendiéndose. Normalmente el Tancredo era interpretado por personas desesperadas a la búsqueda de ganar dinero fácil y con poco que perder, ya que eran numerosas las cogidas que se producían. Así las cosas, el Tancredo fue prohibiéndose por las autoridades, y ya a mediados del siglo XX se realizaron las últimas representaciones. Una de las apariciones más populares del don Tancredo es el interpretado por Fernando Fernán Gómez en la película “El inquilino”. El pintor Pablo Picasso lo inmortalizó en un aguafuerte. También es muy conocida la descripción que hace el novelista Pío Baroja en su novela “La busca”: “Los chicos pequeños se divertían jugando al toro, y entre las suertes más aplaudidas se contaba la de don Tancredo.
@SantiGurtubay