LA DIOSA IXCHEL. El Castillo
AGUA DE LAS VERDES MATAS…
Otros pudieran ser los intereses en movimiento en el tema “Aguakan”, no precisamente los ligados a daños en la economía familiar y mucho menos cuotas o cobros altos e indebidos. Porque, de ser así y estar la autoridad pendiente de toda clase de abusos, habrían de cancelarse tiendas, de actuar en contra de la Comisión Federal de Electricidad, marcarle el paso a las telefónicas, se exigirían los planos de las ciudades antes de autorizar nuevos impuestos prediales, se trataría de comportamientos muy diferentes a la indolencia actual sobre estos temas. Según informan, la recepción de la red de agua potable estaba instalada para un número inferior al surtido en la actualidad. Esos conductos fueron la base, pero las ampliaciones han corrido por cuenta de la empresa en un renglón considerado como inversión directa. En efecto y como suele suceder con este tipo de concesiones, se entregó una fuerte cantidad como contraprestación y el destino de estos fondos lo define el Gobierno, el receptor y no quien lo entrega; por lo tanto, no existe sobre la empresa ninguna responsabilidad y sólo podría checarse si entregaron en tiempo y forma, y completa, la garantía que significa esa entrega.
Ahora bien, las tarifas a cobrar pueden tener dos bases, una de ellas cimentada en la inversión realizada y su recuperación en un plazo adecuado; la otra tiene mucho que ver con la responsabilidad gubernamental y el conocimiento sobre las percepciones económicas de la mayoría de los ciudadanos, por lo tanto, y una vez con el conocimiento total de los números, deben tomarse las determinaciones conducentes, mismas con posibilidades de incluir hasta un subsidio. El punto medio, en el cual se introducen todas las dudas, es sobre las condiciones de operación, las generales, las generadoras de márgenes de corrupción. Revocar la concesión para entregársela a otra empresa con características, cobros y actuaciones similares a simple vista, sería repetir la historia del “quítate tú, porque sigo yo”.
Por lo tanto, es menester revisar todo lo que deba revisarse para tomar determinaciones en cuanto al funcionamiento y la autorización de tarifas. Lo óptimo sería la administración de este producto vital en manos del Gobierno, como debiera ser, como tendría que ser, de no haberse generado todo un muestrario de abdicaciones de responsabilidades: la recoja de basura, las instalaciones de señalamientos, la creación de parques y jardines con el personal perteneciente a la plantilla municipal, quienes en el presente, sólo andan regando algunos de ellos. Se sabe de la facturación sobre pago de impuestos asignada a terceros en el pago de algunos gravámenes, de la contratación de pagadoras, del uso de grúas particulares para cumplir con mandatos locales, etcétera, etcétera, hasta llegar a poner en manos de la Iniciativa Privada hasta la seguridad nacional, al contratarlos para las revisiones en los puertos y aeropuertos, en las aduanas y ni qué decir de las participaciones tan comentadas, surgidas con las reformas aprobadas en este sexenio presidencial.
Regidores y legisladores están en la posibilidad de revisar a fondo esta concesión sin ningún ánimo destructor, sino con la visión exigida por los ciudadanos y conforme determinen quiénes manejan los números, las inversiones y las capacidades de pago de la ciudadanía. Tampoco debe alarmar a la empresa la determinación de mantener supervisiones permanentes en cuanto a la calidad, tanto del servicio como del producto, la limpieza y potabilidad del agua. La instalación de un módulo para quejas por cobros indebidos, por aquellos provocados por derrame del líquido en la vía pública, cargados en los recibos particulares, etcétera, vendría a constituir para los consumidores el punto en dónde resolver sus quejas y retirarse del lugar satisfechos. Pueden, quienes tienen este tipo de inversiones y responsabilidades, disminuir el disgusto de los usuarios llevando agua gratuita, en pipas, en tanto se hacen reparaciones o realizan obras de ampliación en zonas en las cuales se carece del líquido. Ni modo, alguien, alguno, tendrá que hacer bien la tarea.