SANTIAGO J. SANTAMARÍA. El Bestiario
La Venezuela de tirios y troyanos
España, con el “placet” de Cuba, envía a su ex presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero para evitar calles ensangrentadas en Caracas por la violencia política…
SANTIAGO J. SANTAMARÍA
Una “misión imposible” en un “democrático” país latinoamericano sin demócratas, la polarización llega al extremo que la verdad es un imposible; mientras el mundo trabaja, venezolanos de “dedicación exclusiva” siguen obstinados en no reconciliarse mediante decretos presidenciales, recogida de firmas para “golpes institucionales” y eternas manifestaciones pro y antichavistas. Esta “guerra civil”, propiciada por “maduros”, “cabellos”, “capriles” y “allupianos” durará hasta estas vacaciones de verano, Miami, Cancún, Vallarta, Punta Cana, La Habana, Varadero, Nueva York, París, Roma, Londres, Madrid… es un “deber patrio” ineludible.
Venezuela votó el domingo 6 de diciembre del 2015 en las que probablemente fueron las elecciones más importantes de su historia reciente. Los venezolanos otorgaron una mayoría parlamentaria a los representantes de la oposición chavista. “Todos deben ponerse de acuerdo y hacer que el país tome la senda de la normalidad institucional, la seguridad jurídica, las prácticas democráticas y la libertad de expresión…”, escribía en otro El Bestiario, el lunes 7 de diciembre. Medio año después, el país sigue con gravísimos problemas económicos y de abastecimiento de productos básicos de la canasta familiar, con una declaración de estado de excepción y el Ejército en alarma ante una “intervención extranjera” para derrocar al actual gobierno de Nicolás Maduro, elegido, al igual que los diputados en las urnas electorales.
Tirios y troyanos es la forma habitual de citar un tópico literario que se refiere a dos enemigos o adversarios irreconciliables. El origen de la expresión se remonta a la rivalidad entre cartagineses y romanos, ya que los primeros eran de ascendencia tiria (al ser Cartago una colonia de la ciudad fenicia de Tiro); mientras que los segundos pretendían ser de ascendencia troyana (al remontar su genealogía mítica al héroe Eneas, que habría conseguido escapar de Troya al final de la guerra de Troya).
La expresión se origina en “La Eneida” de Virgilio. En el libro I la reina Dido le dice esto a Eneas en una invitación a la convivencia: “La ciudad que estoy levantando vuestra es; varad vuestras naves; ninguna distinción habré de hacer entre tirio y troyano”. Pero la guerra de Troya la libraron griegos y troyanos. Y los tirios no eran griegos, sino fenicios, descendientes de los antiguos cananeos de los que mucho se habla en el Antiguo Testamento. Los tirios no participaron en la guerra de Troya; no obstante, a pesar de que eran más comerciantes que guerreros, tuvieron muchos conflictos bélicos con los griegos.
En tiempos remotos los tirios fueron aliados de los israelitas, sin embargo estos los desalojaron de sus tierras y los obligaron a emigrar hacia los lugares donde fundaron las famosas ciudades fenicias de Sidón, Biblos, la propia Tiro y Cartago. Mil años antes de Cristo, Hiram I, monarca de Tiro, hizo una gran alianza con Salomón, rey de Israel; y otro rey tirio, Itoabal, dio a su hija en matrimonio a Acab, también célebre rey israelita. Posteriormente los fenicios se aliaron con los griegos, a los que se sometieron después de que Alejandro Magno derrotara al emperador persa, Darío III, en la batalla de Issos, para convertirse en el amo del mundo entonces conocido. Pero los tirios, aunque reconocieron como señor a Alejandro, no le permitieron que entrara a su ciudad, a diferencia de las otras ciudades fenicias. Alejandro, furioso, marchó contra la orgullosa Tiro y, tras sitiarla durante siete meses -sitio de Tiro (332 a. C.)-, pudo finalmente doblegar a los tirios y tomar la ciudad…
La oposición convocó una enésima manifestación a pesar de las advertencias del Ejecutivo. El “impeachment” contra la presidenta Dilma Rousseff en Brasil ha animado a los “antichavistas”, quienes están recibiendo apoyos de rancias personalidades de la derecha internacional, como es el caso del ex presidente español, José María Aznar, referencia ideológica de los principales protagonistas de la corrupción en España, ligados al Partido Popular. El actual presidente, Mariano Rajoy, cuestionado por el propio Aznar, ha enviado a su canciller a La Habana, tras condonar la deuda de Cuba con España. José Manuel García-Margallo ha ordenado el regreso a Venezuela de su embajador en Caracas, Antonio Pérez-Hernández, tras estar varias semanas retirado de su puesto tras ser llamado a consultas el pasado 8 de abril como gesto de protesta por los insultos que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, profirió contra el jefe del Ejecutivo español.
Así lo ha anunciado el ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación en funciones, José Manuel García-Margallo, en declaraciones a TVE recogidas por “Europa Press”, tras reunirse con el presidente de Cuba, Raúl Castro. El jefe de la diplomacia ha explicado que la vuelta del embajador responde a la visita que efectúa a Venezuela el expresidente del Gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, la que hizo también el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, pero, sobre todo, a la necesidad de dar “protección” a los 400 mil españoles (algunos con doble nacionalidad) que viven en Venezuela. La decisión de hacer regresar al embajador llega un día después de que Maduro denunciase, una vez más, la existencia de una campaña en España contra él. Sin embargo, el presidente evitó atacar directamente al gobierno y al presidente Rajoy y centró sus críticas en los medios de comunicación españoles. Hace unas semanas, García-Margallo había condicionado la vuelta del embajador a que el Ejecutivo de Maduro diese muestras de “continencia” verbal.
Consultados algunos informes de varios “think tank” (en inglés, tanque de pensamiento) o laboratorio de ideas de España y Estados Unidos, barajan que estamos ante una ofensiva diplomática a varias bandas para lograr encauzar la situación política, económica y social de Venezuela. Cuba, Estados Unidos, España y Vaticano quieren lograr lo que es algo imposible para los ciudadanos de las tierras de Simón Bolívar. En los análisis a los que hemos tenido acceso auguran una paralización de las negociaciones entre La Habana y Washington de no encauzarse el problema de convivencia en el país sudamericano. Apoyando esta tesis, llama la atención el anuncio realizado, hace apenas unas horas, por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Cuba (Minrex), a través de Twitter: “Se acordó celebrar 4ta. Reunión de Comisión Bilateral en septiembre de 2016…” Las vacaciones estivales en el exterior de su país de muchos de los protagonistas de las vorágines de estos días, van a ayudar a romper la actual dinámica de confrontación…
Henrique Capriles, excandidato presidencial y principal líder opositor en Venezuela, suele repetir desde hace meses que el país es una bomba a punto de explotar. Todo el mundo está pendiente de cuándo será el momento del estallido. La clase política de este país latinoamericano, debe leer más “El político y el científico” del alemán Max Weber, uno de los fundadores del estudio moderno de la sociología y la administración pública. Cuando uno contempla manifestaciones, carteles, discursos, escritos que nos llegan de Caracas sobran las referencias apasionadas a la democracia, pero me intuyo que faltan demócratas en aquellos lares.
La historia venezolana moderna tiene un protagonista clave, aparte de Hugo Chávez: Carlos Andrés Pérez (Rubio, Estado Táchira, Venezuela, 27 de octubre de 1922 – Miami, Estado de Florida, Estados Unidos, 25 de diciembre de 2010). Este político venezolano ejerció el cargo de presidente de la República en dos periodos (1974-1979 y 1989-1993). Durante su primer mandato, el país fue conocido con el apodo de “Venezuela Saudita”, debido al flujo de petrodólares que ingresaron por la exportación del petróleo como consecuencia del embargo árabe de crudo. Su segundo mandato, a diferencia del anterior, estuvo marcado por escándalos de corrupción que culminarían con su separación del cargo, y la crisis social manifiesta en el llamado “Caracazo”, con un saldo trágico de miles de muertos y desaparecidos, al reprimir las protestas populares entre el 27 de febrero y el 8 de marzo de 1989. Tanto los escándalos de corrupción como el “Caracazo” fueron utilizados como argumento por Hugo Chávez y Hernán Grüber Odremán para dos intentos de golpe de Estado el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, respectivamente.
Hugo Chávez fue el resultado de una acción política impresentable de un autodenominado socialdemócrata Carlos Andrés Pérez y de los partidos tradicionales, que ahora reclaman una mayor presencia en el Parlamento, lo cual es necesario para desterrar “mayorías absolutistas”. Urge en estos momentos alcanzar un pacto nacional que permita superar la crisis institucional, económica y social en la que está sumergida Venezuela. El “Caracazo” parece querer regresar… Los “bolivarianos” deben moderar sus mensajes revolucionarios y la “desunida” Mesa de la Unidad Democrática hablar menos de revanchismo y de su pureza democrática ancestral, pues tienen el lastre de su pasado ligado a Carlos Andrés Pérez, amigo en su día de los presidentes de España y Cuba, Felipe González y Fidel Castro y del escritor colombiano Gabriel García Márquez. “Cien años de soledad” democrática…
En uno de mis últimos viajes a Caracas, en octubre del 2012, compré uno de los periódicos de mayor circulación en el país, “Últimas Noticias”, y pude leer un chiste que reflejaba la pugna, yo creo que hasta amable, que existía ya entre los aspirantes de entonces a la presidencia: Hugo Chávez y Henrique Capriles. Eran tiempos de bonanza con abundancia de petrodólares por encima de los cien dólares por barril… El cuento en cuestión narraba que el candidato opositor, Capriles, se había encontrado con la lámpara de Aladino. Presto la frotó, saliendo el genio que le ofreció cumplir tres deseos. Henrique fue muy claro y conciso: “Quiero ser muy inteligente”, “Quiero que mi pueblo me ame” y “Quiero ganar las elecciones de octubre”… El genio, como manda el guión de los “aladinos” lo complació de inmediato: Lo convirtió en Hugo Chávez.
@SantiGurtubay