German Gallegos Cruz. La Mesa De Las Nauyacas

 

EXTERMINIO…

Atento recado a Pepe Gómez, presidente de Grupo Quequi. Tuvieron que pasar 65 millones de años para repetir la historia, obviamente, guardando toda proporción para que el «Jurasic Park» de nuestros tiempos reciba paleontológica sepultura. Un meteorito llamado Enrique Ochoa Reza al parecer trae la consigna de «aniquilar» a la nociva fauna priista de viejas mañas. La lectura que veo, en el empeño de imponer a un nuevo líder del PRI nacional, por parte del presidente Enrique Peña Nieto, que nada tenga que ver con los anquilosados líderes del ayer, es para recuperar un poco de credibilidad hacia el partido que lo hizo presidente.

Ya quedó demostrado que «los Manlios», «los Gamboa Patrón», «los Chuayffet», “los César Camacho», «los Romero Deschamps», etc., nada tienen que ofrecer para recuperar la credibilidad de un alicaído PRI. La derrota contundente del pasado 5 de junio encendió todos los focos rojos del sistema priista nacional. Creo que el «primer» priista de México ya hizo sus números. Ya calculó el costo político de la imposición. En honor a la verdad, ¿cuántos cebados dinosaurios entrarán en rebeldía para obligar al presidente a recular en la decisión tomada? Quien manifestó su desacuerdo con cierta estridencia fue el cola larga de Ulises Ruiz. Este oscuro personaje que siendo de extracción indígena, con habilidades de tahúr, tuvo los arrestos para vender «espejitos» y baratijas  a los priistas quintanarroenses. Y para no dejar un cabo suelto, en el «Waterloo» priista de Quintana Roo no dejaré de mencionar al «Chamán» tabasqueño, el «honrado» y todo decencia de Manuel Andrade, que le hizo buena segunda al «bien amado» Ulises. Con estas fichas ya no quiere seguir jugando don Enrique Peña Nieto, a menos que quiera entregar humildemente el poder a los de enfrente, en el cercano 2018. Parece que con puntual premeditación decidió provocar un tsunami político y ahogar a los vetustos saurios, que no aportan ni las obligatorias cuotas al partido.

 

El otro Enrique

Cuando surgió como un rumor la posibilidad que Enrique Ochoa Reza dejara la dirección general de la CFE, para ir a limpiar los despojos que dejó Manlio Fabio en el PRI, los gritos al cielo se dejaron oír, tanto de la militancia como de los analistas políticos nacionales. Las preguntas en ráfagas salieron de los cuatro puntos cardinales: ¿quién es este advenedizo de la política que osa profanar el sacroespacio de los prehistóricos  líderes? Pues bien, las cartas credenciales del señor Ochoa Reza: licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de México, se graduó como maestro en Ciencias Políticas, maestro en Filosofía Política y logró el doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad de Columbia en Nueva York, es autor de artículos en las revistas “Este País”, “Nexos”, “Letras Libres” y “El mundo del abogado”. Ha publicados libros en México y Estados Unidos, entre otros: Qué son y para qué sirven los juicios orales (Editorial Porrúa). La protección jurisdiccional de los derechos politicos-electorales de las mujeres, Federalism, democracy and inequality: Mexico in comparative perspective. Thesis (Ph. D.) Columbia University. Al hombre de ninguna manera se le puede tachar de minusválido mental con esas cartas credenciales. Sin duda, puede tener la capacidad de oxigenar al «hospitalizado» partido del presidente. No hay cuentos que contar, no hay alternativas numerosas. Los priistas de siempre entregaron pésimas cuentas y parece que no hay tiempo que perder, por las urgencias de seguir políticamente con vida.

 

Orfandad complicada

¿No le gustaría a usted ver a Raymundo King de la Rosa en el liderazgo del PRI estatal hasta el fin de los tiempos? El hombre es joven, puede ser que armonice bien con la nueva dirigencia nacional. Sería interesante saber de qué tamaño es su liderazgo sin el «papá» proveedor, que patrocinó hasta sus excesos. Para que lo cambian? no hay tela de dónde cortar. Las aportaciones que hacían el Gobierno del Estado, las presidencias municipales, uno que otro diputado, al tesoro del partido ya no existirán. ¿Quién será el valiente que aspire a relevar al señor King? Por eso creo que él debe permanecer en el cargo, para que siga mostrando el músculo de su arrogancia, quien quita y nos vuelva a decorar la geografía estatal con vistosos anuncios espectaculares, donde ahora promueva la necesidad de recaudar las cuotas de la militancia para pagarse esos extravagantes lujos. Creo que seremos testigos de fenómenos insólitos en la política estatal y nacional. Veremos deambular por corto tiempo a los dinosaurios que se resisten a morir, sólo por orgullo. Ellos saben que están vacíos, que no tienen nada bueno que aportar a la causa partidista, que su tiempo ya pasó y que el pastor mayor de esta inverosímil manada no quiere saber nada de ellos. Quizá tomará dos o tres ejemplares para llevarlos a la piedra del sacrificio y ofrecerlos para el escarmiento público de las fechorías comunes.

La frase: La vanidad hace siempre traición a nuestra prudencia y aún a nuestro interés… Jacinto Benavente.

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