LA DIOSA IXCHEL. El Castillo
CUESTIÓN DE ENFOQUES
Para quienes centran el problema magisterial en los reclamos de la CNTE, es menester pedirles amplíen su información y se percaten de la inconformidad existente entre la inmensa mayoría de mentores. Algunos no están entre los demandantes y las razones existen: se encuentran en nóminas especiales del líder del SNTE; tienen comisiones con percepciones hasta 10 veces mayores a las entregadas cuando están 6 horas en las aulas, frente a los pizarrones, batallando con 40 inquietos infantes, cuando menos. Se suman a los ordenamientos del sindicato ante el temor, por las amenazas recibidas, de perder la plaza o cancelar el trámite en curso sobre algún permiso, crédito, etcétera. Difícilmente los mentores en condiciones normales respaldan la mal llamada Reforma Educativa y la pésima reforma laboral insertada en el mismo texto. Para ejemplificar el sentimiento existente, nada mejor que conocer este texto:
La marcha iba llegando a Bellas Artes, cuando un contingente de policías la “encapsuló”. De inmediato los granaderos levantaron los escudos y cerraron las filas. Los maestros se detuvieron y empezaron a corear consignas. Aprovechando que la marcha se detenía, una reportera se acercó a un maestro asoleado que tomaba un poco de agua de una botella.
—¿Le puedo hacer una pregunta? —le dijo.
—Claro que sí —respondió el maestro, quitándose el sombrero y secándose el sudor de la frente con un paliacate rojo.
—¿Acaso no le preocupa que los niños se queden sin clases? Ellos no tienen la culpa de nada.
El maestro tomó otro traguito de agua de la botella y le respondió.
—Sí, señorita. Me preocupa mucho que se queden sin clases.
—Pero es que con tantas marchas y paros, los niños se quedan sin clases.
—Claro que me preocupa que se queden sin clases. Pero también me preocupa que se queden sin escuelas, sin educación, sin cupo en las universidades, sin empleo y sin futuro. Me preocupa ver a mis alumnos, jóvenes y fuertes, vendiendo discos ‘pirata’ en las calles, sin que nadie les pregunte si ya comieron. Me preocupa verlos en el desempleo como millones de mexicanos, me preocupo mucho cuando atraviesan el desierto de Arizona a 50 grados con una triste botellita de agua para buscar el trabajo que aquí se les niega. Me preocupa que mis alumnas se embaracen a los 16 años porque no tienen más perspectivas en la vida que emplearse de cajeras en Walmart por el salario mínimo.
Me preocupa mucho ver a mis alumnos asaltando los ‘micros’, o poniendo una narcotiendita, o en las garras de los vicios, porque el Gobierno invierte más en operativos contra los maestros que en educación. Me preocupa ver a mis alumnas vendiendo sopes y productos de belleza, mientras el presidente vive en una casa de 7 millones de dólares y viaja en un avión de 7,200 millones de pesos.
Me preocupa que cuando mis alumnos se enferman, tienen que formarse para sacar ficha en la madrugada, que no hay medicinas, que les dan cita tres meses después, que seis meses después pueden ver a un especialista y que les cambian cinco veces la fecha de la operación, hasta que se mueren, porque solo tienen para una consulta con el “doctor Simi”. Me preocupa que cuando quieran formar pareja vivan de arrimados con sus padres, y que solo puedan aspirar a tener un pantalón ‘pirata’, un vestido ‘pirata’, una vida ‘pirata’.
Me preocupa y mucho, que López Dóriga, Adela Micha y Ciro Gómez Leyva les digan a quién deben odiar y a quién deben querer y que, en lugar de leer “Cien años de soledad” crean a pie juntillas lo que dice “La Rosa de Guadalupe” o “Lo que callamos las mujeres”. Me preocupa que en tiempos de elecciones vendan su voto por una miserable despensa o por unos pesos que les quitan el hambre un día, pero que los condenan a ser pobres toda la vida… Mañana continuamos, una vez conocido el resultado de una más de las reuniones de maestros con Gobernación o con la SEP, o con los diputados, o veremos a la CNTE frente al SNTE. La preocupación, sigue.