Luchar el doble: José Rodríguez Chimal, una historia de perseverancia y dignidad

JMM.- En una sociedad donde encontrar empleo ya representa un reto para muchos, hacerlo con una discapacidad es todavía más complicado. José Rodríguez Chimal, de 30 años, conoce esta realidad de primera mano. Originario de La Presumida, es padre de familia, artista del rap y trabajador de vigilancia en el hospital general de la cabecera municipal. Su historia es reflejo de la persistencia silenciosa de quienes, a pesar de las barreras, no se rinden.

José tiene una carrera trunca en Salud Comunitaria. Logró avanzar hasta el octavo semestre, pero diversos obstáculos lo obligaron a detener sus estudios. Sin embargo, no ha renunciado a la meta de titularse. “Me di de baja un año, pero ahora estoy en trámites para mi titulación”, dice con esperanza. En medio de sus responsabilidades como padre y trabajador, aún sueña con culminar lo que empezó.

Con voz tranquila pero firme, señala que, a pesar de tener bachillerato y una formación universitaria en proceso, las oportunidades laborales siguen siendo escasas por el simple hecho de tener una discapacidad. “Es difícil que te den trabajo, cualquier empresa lo piensa dos veces”, lamenta.

Su camino laboral inició en el Ayuntamiento, donde fue adquiriendo experiencia en diferentes áreas. Pero no fue hasta hace cinco años, con el cambio de administración municipal, que consiguió empleo formal como vigilante, ahora con todas las prestaciones de ley. Este puesto, aunque modesto, representa estabilidad para él y su familia.

José también es artista. Hace algunos años fundó un pequeño proyecto para impulsar el talento local en el rap, un género musical que él mismo interpreta. Sin embargo, la falta de apoyo y la necesidad de priorizar el sustento familiar lo llevaron a dejarlo en pausa. “Lo dejé hace cinco años… pero es algo que me sigue gustando. Ojalá algún día lo pueda retomar”, comparte.

Mientras tanto, su principal motivación son sus hijos, quienes estudian y dependen de él. “Mi responsabilidad es estar con ellos, asegurarme de que estudien. Eso es lo más importante”, afirma.

Historias como la de José Rodríguez Chimal deberían recordarnos que las personas con discapacidad no buscan lástima ni caridad, sino oportunidades reales. Su vida es un testimonio de dignidad, trabajo y esfuerzo constante, y también un llamado urgente a construir una sociedad más incluyente, donde no se tengan que luchar el doble para acceder a lo justo.

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