Recurren a la técnica del “Tikin Muuk’” ante inicio de lluvias en JMM

JMM.- Tras los primeros aguaceros registrados recientemente en la zona maya, algunos campesinos de tradición decidieron iniciar con las labores del campo a pesar de la incertidumbre climática. Entre ellos, Moisés Pech apostó por la técnica ancestral del Tikin Muuk’, un sistema de siembra tradicional maya que consiste en plantar aun cuando la tierra permanece seca, confiando en que las lluvias posteriores harán germinar las semillas.


El Tikin Muuk’, que puede traducirse como “la fuerza de lo seco”, representa una modalidad de milpa basada en la resistencia y la fe del campesino. En esta técnica, no se utiliza riego artificial: se deposita el maíz en la tierra árida con la esperanza de que las lluvias lleguen a tiempo para hacerla fértil. Es una práctica que, según Moisés Pech, casi ha desaparecido con el paso de las generaciones.


“No se hace, no se conoce ya el Tikin Muuk’. La verdad, los jóvenes prefieren irse a trabajar a otros lados. Pero en nuestro tiempo crecimos en el monte, ese era nuestro trabajo desde niños. Nosotros sí lo conocimos: puro chapeo a mano, pura siembra”, compartió Pech, recordando los días en que la vida rural era el núcleo de la comunidad.


Hoy en día, esta forma de siembra apenas sobrevive entre los pocos campesinos que aún practican la agricultura de temporal, es decir, aquella que depende exclusivamente del agua de lluvia. Los costos de limpiar el terreno y la incertidumbre climática —especialmente la posibilidad de que las lluvias no se prolonguen— son factores que han llevado a muchos a abandonar esta práctica.


A ello se suma el impacto de la fauna silvestre en las parcelas. Animales como tejones y jabalíes representan una amenaza constante para las cosechas, al alimentarse del maíz y otros cultivos antes de que puedan ser recolectados. Esto ha obligado a los hombres del campo a buscar alternativas más sostenibles o rentables.


Ante este panorama, muchos han recurrido a programas federales como Producción para el Bienestar, donde han optado por otras estrategias productivas: desde la siembra de árboles maderables o frutales, hasta la apicultura, actividades que requieren menos inversión inicial y conllevan menores riesgos que una milpa tradicional.


Aun así, prácticas como el Tikin Muuk’ siguen representando un testimonio de la relación entre el campesino y la tierra, una forma de resistencia cultural y agrícola que honra el conocimiento transmitido por generaciones. Aunque su uso se ha vuelto esporádico, su persistencia demuestra que, incluso frente a la modernidad y el abandono, en el corazón del campo aún hay quienes cultivan la esperanza.

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