
“No me completo”: la dura realidad de un albañil en José María Morelos
JMM.- A sus más de 30 años, Daniel López, de oficio albañil, resume su situación en una frase corta pero contundente: “No me completo”. Con voz pausada y entre miradas perdidas, relata las dificultades que enfrenta para ganarse la vida en la construcción, especialmente en su natal José María Morelos, donde asegura que el trabajo es escaso y mal pagado.
Daniel comenzó en la albañilería a los 19 años, primero como ayudante. “Estuve trabajando de ayudante unos dos años, luego otros tres como ayudante viendo a los maestros albañiles, aprendiendo el oficio”, comenta. Fue así, observando y trabajando junto a otros albañiles con más experiencia, como fue forjando su conocimiento práctico.
Su trayectoria lo ha llevado a distintas partes del estado. Empezó en Bacalar, donde dio sus primeros pasos en obras formales. De ahí, fue trasladado a otras localidades como Majahual, Tulum, Playa del Carmen, Cancún e incluso Isla Mujeres. “En esos lugares el trabajo no faltaba”, dice con nostalgia. Sin embargo, su regreso a José María Morelos ha sido difícil. Aquí, asegura, hay poco empleo en el ramo de la construcción.
“El trabajo acá es muy bajo, muy poco. Y también porque no me conocen, por eso no me llaman. Quisiera hacer de todo, aprender de todo, pero no alcanza”, lamenta.
Pese a las adversidades, Daniel mantiene la esperanza de superarse. “Uno quiere ser un hombre completo”, repite, dejando entrever su deseo de mejorar, de adquirir más conocimientos y de tener mejores oportunidades laborales.
Su testimonio refleja una realidad común entre muchos trabajadores de la construcción en zonas rurales de Quintana Roo: largas jornadas, salarios insuficientes y la constante lucha por salir adelante.