«El amor no tiene fecha»: una reflexión de vida en el Día del Niño

Para muchos, el 30 de abril es una fecha especial para celebrar a los más pequeños del hogar: los parques se llenan de risas, los globos decoran las calles y los regalos se convierten en símbolos de afecto. Pero para Paola Esther Méndez Alonso, madre y abuela, esta celebración va más allá de lo material.


“En mi caso, yo nunca les enseñé a mis hijas que hoy fuera una fecha importante. Para mí, todos los días deben ser especiales para estar con ellas, darles cariño, cuidarlas… no sólo el 30 de abril”, expresa con serenidad. Su voz refleja una convicción profunda, la de educar con amor constante, no solo con detalles ocasionales.


Aunque reconoce que un presente o una salida pueden alegrar el corazón de un niño, insiste en que lo verdaderamente importante es sembrar valores todos los días. “Las cosas materiales sí son importantes, pero más lo es el cariño, el cuidado diario, el tiempo que les dedicamos”, comenta mientras acaricia con ternura a su nieto.

Paola ha decidido transmitir con sus nietos lo que no siempre pudo dar a sus hijas. “Lo que no hiciste con tus hijos, puedes hacerlo ahora con tus nietos. Darles amor, cuidarlos, enseñarles a ser humildes, a respetar… no solo a celebrar un día, sino a vivir su niñez cada momento.”


Lejos de las costumbres impuestas por las fechas del calendario, para ella los verdaderos festejos se encuentran en la cotidianidad: “El único día que considero como costumbre es el cumpleaños, porque Dios te regala un año más de vida. Pero el Día de la Madre, el Día del Padre, el del Maestro… no, no los veo así. Si quieres a tu mamá, se lo demuestras todos los días, no solo el 10 de mayo.”


En un mundo donde a menudo se prioriza lo efímero, Paola recuerda que el amor no necesita adornos ni fechas marcadas. Porque al final, como ella misma dice, “todos los días deben ser el Día del Niño, el Día del Amor, el Día del Cariño”.

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