Adiós al Papa Francisco

Miles de personas continúan haciendo fila para despedirse del pontífice en San Pedro.

Italia
Por Agencias

Miles de personas acudieron este miércoles a la plaza de San Pedro del Vaticano para dar el último adiós al papa Francisco, cuyo féretro fue colocado solemnemente ante el altar de la basílica pasadas las diez de la mañana. La procesión partió desde la capilla de Santa Marta, donde falleció el lunes, y avanzó entre el boato de la liturgia vaticana: cardenales, obispos y alabarderos suizos conformaron una estampa que mezclaba siglos de historia y emoción contenida. Aunque la plaza parecía vacía por las limitaciones de acceso, unas 20 mil personas ocuparon las sillas dispuestas en la explanada.

La verdadera multitud se dejó ver cuando, a las once, se abrieron las puertas de la basílica. La fila creció de forma descomunal, entre controles de seguridad y esperas que llegaron hasta las ocho horas. Los fieles daban la vuelta a toda la plaza para acceder al templo y tener apenas unos segundos frente al ataúd del Papa. La sala de prensa del Vaticano contabilizó casi 20 mil personas hacia las siete de la tarde, una cifra que no dejó de aumentar conforme avanzaba el día.

La fila era un mosaico global: sacerdotes, religiosas, turistas sorprendidos por la noticia, escolares guiados por religiosos. Todos compartían la espera bajo sombrillas improvisadas, en medio del calor romano. El pasillo central de la basílica llevaba hasta el cuerpo del pontífice, tendido con las manos cruzadas y un rosario entre los dedos. Una imagen que provocaba una oleada de teléfonos móviles en el aire, seguida del recordatorio de los empleados vaticanos para no detenerse demasiado.

Francisco, coherente hasta el final con su estilo austero, pidió no ser colocado en un catafalco, sino descansar casi a ras del suelo, y ser enterrado en tierra desnuda. Esta sencillez contrasta con la afluencia que sigue creciendo. El Vaticano ya considera ampliar los horarios de visita nocturna ante la avalancha de fieles. Las delegaciones internacionales también comienzan a llegar para el funeral del sábado, que contará con representantes de al menos 170 países.

Mientras tanto, los cardenales se preparan para un cónclave que promete ser complejo y largo. Este miércoles por la tarde se celebró la segunda congregación general con la asistencia de 103 purpurados. No se ha revelado cuántos de ellos tienen derecho a voto, pero ya se percibe un ambiente tenso y reservado. Las conversaciones se desarrollan en el aula del sínodo, dentro del Vaticano, y los cardenales procuran evitar a la prensa.

Entre los nombres que han comenzado a sonar destaca el del sueco Anders Arborelius, aunque él mismo minimiza su posibilidad de ser elegido. Más bien, apunta hacia regiones como África o Asia, donde la Iglesia crece con vitalidad. Por su parte, el cardenal alemán Rainer Maria Woelki ha hablado de un cónclave prolongado, donde será vital que todos los cardenales expongan sus puntos de vista. La elección del nuevo Papa, dijo, deberá reflejar los desafíos de una Iglesia global en transformación.

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