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Jesús entonces les contó:
—Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas.

Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: “Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.” Luc. 10:30-35.

Perder el sentido común de humanidad y compasión al prójimo ya es bastante común. Jesús relata la historia de un hombre víctima de la delincuencia y necesitado de ayuda. El sacerdote y el levita, representan a las personas más acercadas a Dios, y de ellos se esperaba que hicieran algo por un ser humano necesitado. Pero fueron insensibles ante una situación de urgente necesidad.


Quiero pensar que, tenían sus obligaciones o compromisos personales y que no tenían tiempo para ayudar a este desconocido, y «vete a saber por qué lo hirieron». Excusas para no hacer el deber humano hay tantas.

Una religión que no practica el deber humano está vacía. Así dice la Biblia:
Si hablo las lenguas de los hombres y aun de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Y si tengo el don de profecía, y entiendo todos los designios secretos de Dios, y sé todas las cosas, y si tengo la fe necesaria para mover montañas, pero no tengo amor, no soy nada. Y si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y aun si entrego mi propio cuerpo para tener de qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve.


Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo. 1 Cor. 13:1-7.

Hay 4200 religiones registradas en el mundo, las cuatro religiones más grandes son: El cristianismo, el islam, el hinduismo y el budismo, y el cristianismo es la religión más practicada. Todas dicen tener la verdad, su verdad; y todos pasamos por la prueba del deber humano. Es importante lo que sabemos de Dios, pero más importante es lo que hacemos con lo que sabemos.

Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino llamado vida. Pbro. Carlos César González Cruz.

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