Muere general ruso
Era el encargado de las armas químicas, biológicas y nucleares del Ejército de Putin.
Rusia
Por Agencias
Una bomba oculta en un patín eléctrico detonó frente a un edificio residencial en el este de Moscú, acabando con la vida del teniente general Igor Kirillov, jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia. El ataque también cobró la vida de su asistente.
De acuerdo con Svetlana Petrenko, portavoz del Comité de Investigación de Rusia, se abrió una causa penal bajo cargos de asesinato, terrorismo y tráfico ilegal de armas, según lo estipulado en los artículos 105, 205 y 222 del Código Penal ruso. Las fuerzas de seguridad e investigadores continúan en el sitio buscando respuestas.
Pero más allá del ruido del estallido y del polvo en Moscú, la muerte de Kirillov resuena con ecos políticos y bélicos en una guerra que no da tregua. Apenas un día antes del atentado, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) había imputado al militar por su supuesta responsabilidad en el uso de armas químicas prohibidas en la invasión rusa.
¿Coincidencia?
Según el SBU, Kirillov era una figura clave en los más de cuatro mil 800 ataques con sustancias tóxicas registradas contra las tropas ucranianas, donde al menos dos mil soldados fueron hospitalizados por envenenamiento. El uso de drones para esparcir estas municiones químicas ha sido señalado como una táctica para desalojar a los soldados ucranianos de las trincheras y exponerlos al fuego directo.
Por su parte, el Kremlin no tardó en glorificar al general. Maria Zajárova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, describió a Kirillov como un hombre que “no se escondió” y que luchó “por la verdad” al denunciar, según ella, “provocaciones” occidentales en el uso de armas químicas. Sin embargo, sus críticos, incluidos Reino Unido, lo colocaron bajo sanciones en octubre, acusándolo de ser un operador del terror y un portavoz de la maquinaria de desinformación del Kremlin.
El fallecido Kirillov, líder de una unidad encargada de enfrentar amenazas nucleares, radiológicas, biológicas y químicas, se convirtió en una figura controvertida en un conflicto donde el uso de este tipo de armamento despierta los peores fantasmas del pasado. Su muerte no sólo representa un golpe simbólico para Rusia, sino también una advertencia en un conflicto donde las líneas entre lo táctico y lo terrorista son cada vez más borrosas.