Emprendedoras artesanas: el arte que impulsa familias y preserva tradiciones
Cancún.- Para muchas artesanas y amas de casa, la formalización de sus talleres representa una oportunidad para transformar sus vidas, apoyar a sus familias y preservar la riqueza cultural de sus comunidades.
En entrevista, Lucía Várguez Canul, una emprendedora del colectivo de San Antonio Chun, del municipio de Uman en Yucatán, compartió su experiencia como madre, empresaria y creadora de arte popular, destacando cómo su trabajo no solo aporta ingresos, sino también esperanza y orgullo por sus raíces.
«Es fundamental perder el miedo a darse a conocer y formalizarse. Ser una pequeña empresa no solo te permite aprender a administrar tu proyecto, sino que abre la posibilidad de expandir tus horizontes y llegar a nuevos clientes, incluso fuera de tu estado», expresó.
Gracias al apoyo de la Fundación Haciendas del Mundo Maya, su taller ha logrado dar este paso, cumpliendo con las obligaciones fiscales, facturando sus productos y ofreciendo piezas únicas en el mercado. Este fin de semana Lucía Várguez Canul fue parte de los artesanos invitados para ofrecer sus productos en una Pop Up Store que se instaló en el lobby del hotel Waldorf Astoria, uno de los más lujosos de Cancún y la Riviera Maya.
«Esto nos permite llevar nuestras artesanías a otros lugares, compartir nuestra cultura y contribuir al bienestar de nuestras familias», explicó.
La vida de una artesana combina su rol como madre, ama de casa y empresaria.
«Por las mañanas, me dedico a mi hogar, atendiendo a mis hijos y esposo, y en las tardes me reúno con otras siete mujeres de mi comunidad para diseñar y crear nuevas piezas», comentó.
La colaboración entre familias es clave en su trabajo, lo que también fomenta la unidad y el apoyo mutuo en la comunidad.
«Cada pieza que producimos lleva un pedacito de nuestra vida, de nuestro pueblo. Esto lo hace especial y único», agregó.
Uno de los aspectos más destacados de sus artesanías es el vínculo personal que crean con sus clientes.
«Antes de diseñar una pieza, les preguntamos a las personas qué les gusta de nuestra comunidad: sus colores favoritos, si disfrutan del amanecer, el canto de los gallos o el sonido de los pájaros. Cada producto es un reflejo de nuestras raíces y de los detalles que nos distinguen», explicó.
Para quienes adquieren sus creaciones, estas no son solo artesanías, sino una representación tangible de la cultura y esencia de San Antonio Chun.
«Al comprar una de nuestras piezas, se llevan un pedacito de nuestra comunidad. Es una conexión increíble entre quien lo crea y quien lo adquiere», añadió con orgullo.
El taller no solo es una fuente de ingresos para estas mujeres, sino también un motor que impulsa sus sueños y asegura un mejor futuro para sus hijos.
«Cada diseño, cada producto, es una muestra de nuestro esfuerzo por brindarles una mejor calidad de vida y educación a nuestras familias», concluyó.
Este ejemplo de resiliencia y amor por las tradiciones demuestra que la formalización y el emprendimiento pueden ser herramientas poderosas para transformar vidas y preservar el legado cultural de México.
Fuente: InZoomMx