LA DIOSA IXCHEL. El Castillo

 

 

Y, SE PRESENTÓ EL GRAN SALOMÓN

 

Sobre la voluntad ciudadana expresada en las urnas no pueden darse ni grandes ni pequeñas discusiones. Ahí está, plasmada en cada boleta, en la emisión de sus votos, en la decisión que se vio fue adoptada guardando el secreto de su preferencia a todos los que osaron hacer cuestionamientos sobre ésta. El engaño fue parejo y en él se incluye a los aficionados a las redes sociales, quienes brincaban de uno a otro lado cada vez que, metidos en la “guerra sucia”, salían a relucir los trapos sucios de los participantes. Los que caminaron con un rumbo claro, sin lugar a especulaciones y sin hacerse eco de discusiones bizantinas o profundizar en adjetivos fuera de lo correspondiente a la contienda, resultaron los que se suponían eran el vivo ejemplo del “abominable hombre de las nieves”. El número de simpatizantes registrados en el resultado de la contienda por los municipios Benito Juárez y Puerto Morelos, asignados por su aceptación en la alianza, dejó mudos a expertos, analistas y conocedores de los vaivenes políticos y de los entresijos de los participantes.

 

El día seis del sexto mes, perteneciente a un año que también termina en seis, se presentó como augurio y si los que de números saben mantienen las dos versiones que se aplican cuando se presenta el 666, el futuro presenta una disyuntiva que advierte el camino de los beneficios y el de los maleficios. Una vez terminada la etapa de campaña, en donde la salpicadera fue pareja, con verdades y con supuestos, con calificativos y ofensas, se presentó el día de poner a cada quien en el lugar correspondiente. Por lo tanto, habiendo sido enterados de los resultados, llega el tiempo de las actuaciones, del cumplimiento de promesas, de demostrar lo correcto de la decisión tomada y de corresponder a la confianza depositada. Son otras horas y debe ser diferente la actuación de los principales protagonistas. La posición de víctimas y victimarios debe quedar atrás para abonar la llegada de plena atención hacia los ciudadanos.

 

Así como se dieron lecciones de traición, ejecutadas por quienes desde siempre han permanecido agazapados, se presentaron escenarios inesperados, triunfos no considerados en ningún momento, órdenes y disposiciones que fueron ejecutadas puntualmente, pero al revés, y la llegada de derrotas suficientemente anunciadas y puestas a la vista, mismas que de nueva cuenta conocieron del silencio, producto de no ser escuchadas. El hartazgo social se manifestó y con él se espera sea consecuencia natural de las etapas de grandes penurias, dificultades, desempleo, de los abusos cometidos y no de la penetración de otros grupos igualmente manipuladores, con algunos tintes que convierten todo en diferente y no precisamente para bien, sino para ahondar los daños.

 

Cambios, es la característica de estos tiempos, sólo que se han dado en reversa. Hacer lo contrario, es decir, cambiar provocando el resurgimiento del empleo, el desarrollo de la Zona Sur, sitio que se irguió como corresponde a la capital política del estado, demanda de acciones concretas y veloces, con la rapidez con la que acuden las necesidades, el hambre, la recuperación de la dignidad de la jefatura familiar. Lo pasado, pasado y el presente demanda una etapa tranquila de transición, un tiempo que demuestre la madurez alcanzada de unos y otros, y el auténtico interés de servir a Quintana Roo y a sus habitantes. De esto último, la primera muestra corrió a cargo de Mauricio Góngora Escalante, al reconocer de manera pública y sin más comentarios el triunfo de su opositor. Aplicó simplemente una decisión salomónica, que deja muy claro su inclinación a mantener la paz.

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