SANTIAGO J. SANTAMARÍA. El Bestiario
‘EL GRAN DICTADOR’ DE CHARLES CHAPLIN, PARA TIEMPOS ELECTORALES
El 15 de octubre de 1940 se estrenó en Nueva York, un alegado contra los totalitarismos europeos de Adolfo Hitler, Benito Mussolini y Francisco Franco; el discurso, de menos de cinco minutos, del final de la película, no deja de ser todavía una utopía en el lejano 2016…
Restan unas horas para que sean elegidos democráticamente a los que serán nuestros nuevos gobernador y presidentes municipales de Quintana Roo, “amén de los diputados”. Es deseable que todos los ciudadanos viéramos este film.
No es descartable el arribo del candidato republicano, Donald Trump, a la Casa Blanca. Su fobia contra los mexicanos es bastante similar a la demostraban los “camisas pardas” hitlerianas. Estoy convencido que el magnate de Manhattan le hubiese expulsado también a “Charlot” como lo hizo en plena fiebre “anticomunista”, tras la II Guerra Mundial, el entonces senador republicano, Joseph McCarthy.
El mensaje de Charles Chaplin era un alegato contra los totalitarismos europeos. Se mofaba de Hitler y de su populista partido y terminaba con uno de los mejores discursos de la historia del séptimo arte. El día que “Charlot” habló por primera vez en una película, se puso serio y miró a la cámara para criticar sin tapujos, amparado en una historia de ficción, las vilezas reales que sacudían al mundo. Estamos en vísperas de unas elecciones en EU, donde el candidato republicano a la presidencia es un peligroso populista, Donald Trump.
El antifascismo que emanaba de “El gran dictador” se entendió en aquel mundo polarizado como un pro comunismo encubierto, y muchos juzgaron por ello a Chaplin, quien pasó a engrosar la lista negra de artistas vetados por Hollywood. El argumento del filme se centraba en dos historias, la de un barbero que vivía en un gueto en un país imaginario llamado Tomania, y la del ambicioso líder de ese estado, el dictador Hynkel, ambos personajes interpretados por Chaplin. Tomania era una alusión a Alemania; Hynkel, a Hitler; y el barbero simbolizaba la víctima de la tiranía.
Los paralelismos no acaban ahí. El documental “Charlot y el Dictador” (2002), indagó sobre las similitudes existentes entre Chaplin y Hitler, más allá del bigote. Ambos nacieron en la misma semana de 1889, tuvieron una infancia difícil, el primero en Londres y el otro en Viena, algo que les llevó a tener vocaciones artísticas, las de actor y pintor, respectivamente.
Quien fuera arquitecto colaborador de Hitler, Albert Speer, aseguró en sus últimos años de vida que “El gran dictador” era “el mejor documental” sobre el líder nazi.
La película fue el mayor éxito de Chaplin, aunque su estreno se limitó a EU, Reino Unido y México antes de la rendición de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. En Francia se pudo ver en 1945, en Italia en 1946 y en España en 1976. El gran dictador gustó a los críticos de cine de la época.
En los EU, el documental de propaganda alemana “Feldzug in Polen” (Campaña en Polonia), había estado dos meses en cartelera con teatros llenos y grandes ovaciones. Cuando Chaplin estrenó “El gran dictador”, lo hizo consciente de estar asumiendo un gran riesgo. Las reacciones no tardaron. Los ataques más violentos fueron los de la cadena de periódicos de William Randolph Hearst. La Liga Nacional de la Decencia, por su parte, incitó a que se prohibiera una película que, en su opinión, era indecente, incitaba a la guerra. Fue Hitler mismo quien salvó a Chaplin de los tribunales; el 11 de diciembre de 1941 la declaración de guerra alemana hizo que, todos se posicionaron a favor de “El gran dictador” y de su discurso final…
“Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado nosotros. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Más que máquinas, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades, la vida será violenta. Se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos”.
Ahora mismo mi voz llega a millones de seres en todo el mundo. Víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes.
El odio de los hombres pasará. Y caerán los dictadores. Y el poder que le quitaron al pueblo, se le reintegrará al pueblo. Y así, mientras el hombre exista, la libertad no perecerá.
¡Soldados, no luchéis por la esclavitud, sino por la libertad!
“Vosotros, el pueblo, tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad. Vosotros, el pueblo, tenéis el poder de hacer esta vida libre y hermosa. En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble, que garantice a los hombres trabajo. Pero mintieron. No han cumplido sus promesas. Luchemos ahora para hacer nosotros realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales. Para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón. Un mundo donde la ciencia, donde el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad”.
@SantiGurtubay