Todos tenemos ídolos
Nadie debe mofarse de los ídolos que tienen los demás. ¡Son ídolos al final!
Es interesante ver esos ídolos; algunos son sofisticados, otros chistosos y los hay hasta ridículos. ¡Ídolos al final!
No quiero mencionarlos, son muchos, además puedo herir a los susceptibles.
Me ocuparé mejor para mencionar al verdadero Dios. Al Dios Padre Todopoderoso. Ese que te habla a la conciencia, que no te deja en paz, que te hace pensar, reflexionar y también te lleva a hacer lo bueno.
Hacer lo bueno… ¿Qué es hacer lo bueno? «Lo bueno» es bueno porque no hace mal al prójimo, no daña la naturaleza y tampoco te daña a ti mismo.
El Conocimiento que obtenemos del Dios Padre Todopoderoso, nos libera de la religión asfixiante, clasista y egoísta. No tiene que ver con la contemplación espiritualista ni con el confuso misticismo.
Conocer al Padre Eterno, Dios Todopoderoso, es ser alumbrado con esa luz que te lleva «al Camino, la verdad y la vida».
Conocer al Dios Padre Todopoderoso nos pone en el proceso de liberación para llegar a la libertad.
La libertad rompe las cuerdas de ataduras qué pone la religión; muchas de esas cuerdas nos ataban a los diversos ídolos.
Abrimos los ojos, disfrutamos la naturaleza, extendemos los brazos para amar al prójimo y voltea la cara al cielo para ver a Dios sonreír, satisfecho de nosotros.
Somos verdaderamente libres en esa libertad que nos da la verdad. La verdad pura nos hace ver que aun la ecología es parte de uno mismo; que el prójimo sea tal cual sea es mi hermano. Todos hemos sido lastimados por el mal y la maldad, ambos nos hacen destruir nuestra naturaleza, a nuestro hermano y a nosotros mismos.
Ningún dios o ídolo debe alejarnos del verdadero Dios y de nuestro hermano. Somos llamados a derrumbarlos, a levantar en nuestro corazón al Dios Padre Todopoderoso.
Si alguno dice que ama a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso. Porque si no ama a su hermano, a quien puede ver, mucho menos va a amar a Dios, a quien no puede ver. Dios nos dio este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano. 1 Juan 4:20,21.
¡Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino llamado vida!
Pbro. Carlos César González Cruz