¡COSTUMBRES!

Pbro. Carlos Cesar González Cruz

A todo se acostumbra uno, menos a no comer, primo_. Me dice mi prima cuando se fue con un vaquero rico, tanto le rogó mi tía que no se fuera. “No te va a acostumbrar al rancho, allá es puro monte” le decía yo. Bueno, es cierto que a todo se acostumbra uno, y más a lo bueno.

Eso de las costumbres me recuerda aquella vieja historia que escuché:
“Un vaquero que acaba de mudarse a la ciudad, entra a una cantina y ordena tres tarros de cerveza. Se sienta al fondo de la cantina dándole un trago a cada cerveza. Cuando las termina, regresa a la barra y ordena tres más.


El cantinero entonces, le dice al vaquero:
_ ¿Sabes? la cerveza empieza a perder gas y sabor después de que la sirvo. Sabría mejor si las compraras una por una. _


El vaquero responde:
_ Bueno, lo que pasa es que tengo dos hermanos, uno está en Arizona, el otro está en Colorado. Cuando todos salimos de nuestra casa en Texas, prometimos que beberíamos de esta manera, para recordar los días en que bebíamos juntos. Ahora esa es nuestra costumbre. Así que estoy bebiendo una cerveza por cada uno de mis hermanos y otra por mí.


El cantinero admite que ésta es una buena costumbre y lo deja allí. El vaquero se convierte en cliente fiel y siempre bebe de la misma manera. Ya todos en el bar saben su historia. Ordena tres tarros y las bebe así, dando un trago a los tres tarros de cerveza.

Un día, él entra y ordena solo dos tarros. Todos los demás clientes se dan cuenta y callan. Cuando regresa al bar para la segunda ronda, el cantinero le dice: No quiero entrometerme en tu dolor, sólo quiero ofrecerte mis condolencias por tu pérdida..
El vaquero se queda perplejo pensando por un momento; luego una luz aparece en sus ojos y sonríe.
«¡Oh, no, todo el mundo está bien»! . Y Explica:
_Es solo que mi esposa y yo nos unimos a la Iglesia Bautista y tuve que dejar de beber. Sin embargo, eso no ha afectado a mis hermanos.»

Bueno, el respeto es fundamental y hay qué procurar que tú fe no afecte la relación que tienes con tus hermanos; una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Las costumbres se vuelven leyes, y en tanto no molesten a otros, hay que conservarlas. Al fin de cuentas, mi prima me regaló una becerra para festejar mi cumpleaños comiéndonos una rica barbacoa.


No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley, El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Rom. 13:8, 10.

¡Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino llamado vida!

No hay comentarios