Sufre Argentina por hambruna

Los comedores populares ya no se dan abasto.

Argentina
Por Agencias

En apenas una semana, el panorama en el comedor popular Sal de Tierra, ubicado en Villa Fiorito, un barrio afectado por la crisis económica en los suburbios de Buenos Aires, ha experimentado un cambio drástico.

Inicialmente, veinte kilos de fideos parecían suficientes para alimentar a las familias que acudían en busca de ayuda, pero la creciente inflación mensual, que supera el 20%, ha transformado la realidad.

En respuesta a la creciente necesidad, el comedor, cuya existencia depende en gran medida del trabajo voluntario y donaciones privadas, se ha visto obligado a aumentar su provisión a 30 kilos de fideos esta semana.

María Torres, una cocinera voluntaria de Sal de Tierra, describió la evolución dramática: «Arrancamos (hace meses) con 20 familias y hoy ya son como 70 familias que vienen a buscar la comida. Cada vez hay más escasez, cada vez hay más hambre».

La situación económica, exacerbada por una inflación del 211% en 2023, se intensificó con las medidas del presidente ultraliberal Javier Milei, quien devaluó la moneda local, redujo subsidios públicos y liberó algunos precios regulados de la economía argentina.

El índice inflacionario de enero, que se espera en torno al 20.5%, será anunciado hoy, marcando una continuación de la tendencia alcista desde el mes anterior, que alcanzó su nivel más alto desde principios de 1991.

Aunque el gobierno de ultraderecha anticipa una disminución gradual de la inflación en los próximos meses, el preocupante índice de pobreza, que actualmente supera el 40%, podría aumentar antes de que se logre la estabilización económica.

Mercedes Insaurralde, una desempleada de 58 años que se desempeña como voluntaria en la cocina del comedor, expresó su angustia: «A mí me duele y me da vergüenza lo que estamos pasando. Nunca nos pasó esto (…) Me da pena ver todo esto, porque yo puedo pasar hambre pero los chicos no».

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