Recuerdo de un triste adiós

Por Alberto Salazar   

La tarde del jueves 16 de enero del 2014, es decir, hace 10 años, el mundo boxístico se estremeció con el deceso de Don José Sulaimán Chagnón, entonces presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB-WBC, por sus siglas en inglés), quien falleció después de permanecer hospitalizado por cerca de 100 días en un nosocomio de la ciudad de Los Ángeles, California, tras sufrir complicaciones luego de una intervención a corazón abierto realizada en octubre del 2013.

Sulaimán Chagnon fue intervenido quirúrgicamente en el hospital de la Universidad de California, debido a que tenía dos arterias obstruidas, por lo que le habían colocado bypass y por complicaciones con la diabetes que padecía no se pudo recuperar. A finales de diciembre sufrió una descompensación y ya no pudo recuperarse.

El deceso del dirigente mexicano fue confirmado por su hijo Mauricio. “Lamentamos mucho informar el fallecimiento de nuestro queridísimo presidente, Don José Sulaimán, descanse en paz”. Su cuerpo fue trasladado a la Ciudad de México.

Don José llegó a la presidencia del CMB el 5 de diciembre de 1975 en una reunión del organismo en Túnez, donde fue electo de forma unánime. Antes ya había ocupado otros puestos desde su arribo a la institución en 1968.

A lo largo de los más de 38 años que duró su mandato, Sulaimán fue reelecto 10 veces para mantenerse al frente del CMB, la última durante la convención celebrada en Cancún, en 2012.

Sulaimán Chagnón siempre se esmeró en procurar un boxeo más seguro y una de sus principales aportaciones fue eliminar las peleas a 15 rounds en favor de los combates a 12 asaltos. Además, implementó el pesaje de los púgiles 24 horas antes de cada enfrentamiento.

Antes de ser directivo, se desempeñó como boxeador a nivel amateur y más tarde desarrolló labores en todos los puestos posibles dentro y fuera de los cuadriláteros, desde réferi hasta promotor.

Por su entrega al pugilismo mundial, ingresó en 2006 al Salón Internacional de la Fama del Boxeo de Canastota, Nueva York.

Sancionó cerca de mil 836 peleas en todo el mundo mientras lideró al CMB.

De ascendencia libanesa, el dirigente nació el 30 de mayo de 1931 en Ciudad Victoria, Tamaulipas, donde empezó su inquietud por el boxeo al practicarlo durante su adolescencia a la par del beisbol, así como su inicio como comisionado en el pugilismo.

A los 16 años de edad, ya era parte de la Comisión de Boxeo en San Luis Potosí. En 1968 se unió al CMB.

Don José estaba casado con Marta Saldívar y tenía seis hijos: Héctor, José, Fernando, Lucy, Mauricio y Claudia.

Inspirado en sus héroes, vivió bajo principios y valores inquebrantables y fue una de gran aventura, felicidad y logros, lo hizo a su manera, tal y como lo cantó Frank Sinatra en su clásico “A mi manera”.

Siempre exitoso, un líder innato que jamás se dio por vencido, para él nada era imposible, había cosas que tomaban más tiempo, pero lo conseguía, ese fue el espíritu de Don José.

Legado

Un hombre dedicado al servicio de los demás, inspirado en la educación y el ejemplo de sus padres Doña Wasila y Don Elías, llevando una vida entera llena de satisfacciones, disfrutó siempre el poder ayudar a los demás, en especial a los más necesitados y los discriminados.

Muchos lo llamaron el padre del boxeo, en realidad siempre trató a los boxeadores y boxeadoras como sus hijos e hijas, sufrió por sus problemas y todos los días trabajó tratando de hacer el boxeo mejor y más seguro.

Sin importar si el peleador era amateur o se tratara de Mike Tyson o Julio César Chávez, los trató por igual y siempre luchó sin tregua para tratar de solucionar cual fuera el problema, de cualquiera de ellos.

Nelson Mandela lo inspiró a luchar contra la discriminación racial, luchó contra el Apartheid y siempre luchó en contra del abuso de poder, lideró incontables acciones para dignificar el deporte, el boxeo varonil y femenil, y siempre luchó por la justicia en protección de promotores, mánagers, entrenadores y sobre todo los boxeadores.

José Sulaimán peleó los últimos 12 rounds de su vida inspirado en su héroe Muhammad Alí, en su esquina estuvieron muchos doctores, enfermeras, terapeutas, asistentes, camilleros y todos los pertenecientes a la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital de la UCLA, así como miles de amigos y compañeros apoyando y animándolo alrededor del mundo.

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