«El diablo no es ateo»

Misión Evangélica

Por SJ. Carlos César González Cruz.

Quien se aparta de Dios conociéndolo ya está en un infierno; Todos tenemos nociones de la existencia de Dios; corre en la sangre de nuestras venas la religión, pues todos somos su imagen. Tarde que temprano lo llamamos pidiendo su ayuda en nuestros conflictos y vacíos existenciales.

“Pues lo invisible de Dios se puede llegar a conocer, si se reflexiona en lo que él ha hecho. En efecto, desde que el mundo fue creado, claramente se ha podido ver que él es Dios y que su poder nunca tendrá fin. Por eso los malvados no tienen disculpa.”

Romanos 1:20

Sabemos a ciencia cierta lo que es bueno y lo que es malo, pero estamos habituados a lo malo. No me refiero a los espantosos crímenes inhumanos que cometen personas desnaturalizadas; me refiero a aquellas «diabluras» comunes que también hacen daño.

Los descuidos negligentes o la vacilación de la fe, ocasionan tropiezo y alargan la distancia en el seguimiento de Cristo hasta negarlo como el apóstol Pedro o venderlo como Judas Iscariote. ¿En qué momento tuvieron su descuido vacilante estos personajes? ¿Hemos entendido que el mínimo descuido puede arrastrarnos a la catástrofe?

Si al darnos cuenta como el orgullo arrogante crece lo atendiéramos con humildad; si a la codicia insaciable que nos está arrastrando a la perdición la combatiéramos con la caridad; a la lujuria con la pureza, a la envidia con la gratitud, a la glotonería con la limitación, a la ira con la paciencia y la pereza con la diligencia, las cosas serían diferente. Lo lamentable es que el mal es sutil. El diablo no es el ser mitológico, ese ser horripilante nos haría huir. Pero viene a nosotros en la forma y manera más tentadora.

Omitir hacer el bien cuando puede hacerse es tan malo como hacer deliberadamente el mal. Los grandes destrozos vinieron por pequeños descuidos que pasaron desapercibidos, fueron como un juego inocente.

“El diablo no juega a ser diablo, tú no juegues a ser cristiano”, dijo un sabio.

No juegues ni vaciles en tu fe, si piensas que crees, refórzalo diariamente, repítelo con agradecimiento, ora adorando, lee la Palabra, congrégate, vive la justicia social y el amor al prójimo. ¡Practícalo y serás un profesional!

– ¿Crees que hay un solo Dios? ¡Qué bien! los demonios también creen que hay un solo Dios y tiemblan de miedo. No seas tonto, la fe sin hechos no sirve para nada_.

Santiago 2:19-20.

La simulación, las apariencias, el fingimiento y la hipocresía, son el mal como el beso de Judas y la negación de Pedro.

¡Bendiciones amigos y hermanos del camino, del buen camino de Dios! SJ. Carlos César González Cruz.

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