Por una #SociedadHorizontal: Riesgos para la UNAM
Armando Ríos Piter
Recientemente, el ranking de la firma inglesa QS 2024, construido a partir de analizar a mil 500 instituciones de educación superior de 14 países, posicionó a la UNAM entre las 100 mejores universidades del mundo, al ubicarla en la posición 93. Esta buena noticia contrasta con la situación interna de la institución, misma que de cara al proceso sucesorio en su rectoría, empieza a calentarse.
El segundo periodo de Enrique Graue como rector concluye en noviembre de 2023. Para sustituirlo en el cargo, la Máxima Casa de Estudios ha iniciado un nuevo proceso de selección. La Junta de Gobierno -órgano integrado por 15 miembros de la comunidad académica, elegidos previamente por el Consejo Universitario- será la encargada de consultar a la comunidad universitaria y votar por alguno de los aspirantes. Por primera vez en este siglo, se adelantó el banderazo de salida para el mes de agosto. Esto ocurrió el lunes de la semana pasada.
En la convocatoria se señala que los interesados tendrán hasta el 4 del próximo mes para registrarse y la lista definitiva de los candidatos será revelada el 12 de octubre. Los aspirantes finalistas serán entrevistados a partir del 23 de octubre. La decisión ha sido lanzar la convocatoria, al menos un mes antes de la fecha en la que tradicionalmente se lanza, con la finalidad de poder anticiparse a la posible presentación de una iniciativa por parte de Morena, o incluso de otro partido, que pretenda modificar la Ley Orgánica de la Universidad.
Hasta el momento, entre los nombres que mas se han mencionado para sustituir al actual rector están: Rosaura Ruiz Gutiérrez, ingeniera bioquímica, secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México desde 2018; Raúl Contreras Bustamante, licenciado en Derecho y director de dicha Facultad; John Ackerman, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas; Patricia Dolores Dávila Aranda, secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM y Leonardo Lomelí Venegas, economista y actual secretario general de la Universidad.
Sirvan estos datos para enmarcar la situación que ha imperado en torno a la máxima casa de estudios a lo largo de los últimos meses. Diversos analistas perciben que existe “una campaña desde el poder, contra el rector de la UNAM”. Señalan que la intención es descalificarlo y con ello, también desacreditar a la Universidad. Por esta razón, han filtrado a través de medios de comunicación “de dudosa calidad ética”, que el rector “ha realizado viajes constantes al extranjero y tiene gastos millonarios”. Quienes han elaborado dichas críticas subrayan que con el sueldo que tiene, Graue no podría realizar dichos gastos.
Cabe resaltar que estos señalamientos se han topado con el respaldo de la comunidad universitaria, así como de las autoridades académicas. Titulares de 65 facultades, escuelas e institutos de investigación de la UNAM calificaron la difusión de las investigaciones en contra del rector Enrique Graue, durante una conferencia matutina, como una “campaña de infundios emprendida desde espacios informativos de dudosa ética profesional”. Defendieron que la UNAM es auditada de “manera permanente por órganos internos, despachos externos y por la Auditoría Superior de la Federación”, además de entregar la cuenta anual a la Comisión de Vigilancia de la ASF de la Cámara de Diputados.
En este contexto, resultan relevantes a dos eventos. Por un lado, integrantes connotados de la 4T como Jesús Ramírez, Bertha Luján y Clara Brujada, asistieron a un foro celebrado en el auditorio Ho Chi Min de la Facultad de Economía. Por otro, el rector Graue declaró que la UNAM podría entrar en conflicto ante el riesgo de “grupos desestabilizadores”, rechazó que sea momento de cambiar las reglas de la sucesión y subrayó que “el proselitismo partidista no tiene cabida en la UNAM porque genera polarizaciones, las polarizaciones derivan en inseguridad y la inseguridad violenta la vida universitaria”.
Sirvan estas consideraciones para reflexionar sobre el proceso que vive la Universidad. Resulta riesgoso intentar empatar el juego sucesorio presidencial, con el de la rectoría de la Universidad. No hay que jugar con fuego. La #SociedadHorizontal tiene la oportunidad de exigir transparencia en el manejo de la institución, pero también que se garantice el respeto a la legislación a favor de su autogobierno, sin injerencias externas de tipo alguno. No solo el prestigio del más importante centro educativo del país está en juego, sino la propia paz social.