‘Morte in Venezia’ de Luchino Visconti

El Mediterráneo crecía de nivel hasta este verano de sequía que ha dejado sin agua los canales, Cancún debe prepararse ante el cambio climático

EL BESTIARIO

SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY

La Basílica de San Marcos inundada, palacios, museos, hoteles y tiendas con el agua casi hasta las rodillas, góndolas arrastradas a la riba, la ciudad paralizada y un muerto. La marea alta sufrida la noche del martes, 12 de noviembre de 2019, en Venecia había dejado la ciudad sumida en el caos, como en 1966, cuando l’acqua alta de 194 centímetros la anegó y provocó serios daños en el patrimonio arquitectónico y artístico. El gobernador de la región hablaba ya de “una devastación apocalíptica”. La crisis no ha pasado todavía y se espera otra marea altísima. En medio de estos desastres, se impone el cambio climático como uno de los culpables principales de que los episodios de mareas de este calibre se hagan cada vez más frecuentes e intensas. Si embargo, la escasez de lluvias y la grave sequía que está afectando a España, Francia, Italia y al resto de Europa y a nuestro México, ha provocado una insólita bajada del nivel del agua en los canales venecianos… 

La primera alarma se registró justo cuando la masa de turistas que acudieron al Carnaval se marchaba de la ciudad arrastrando sus maletas y vaciaba, de paso, también sus calles. La altura del agua de los canales ha estado desde entonces muy por debajo de los 50 y 79 centímetros habituales. Las primeras imágenes de los canales estos días recordaban a la sequía que se extiende por todo el norte de Italia, donde se reproducen estampas como la de la cuenca del siempre caudaloso río del Po languideciendo sin apenas agua. De hecho, el río más largo de Italia, que va desde los Alpes en el noroeste hasta el Adriático, tiene hoy un 61% menos de agua de lo normal en esta época del año. Es la peor sequía en 70 años. 

El Ministerio de Infraestructuras y Transportes de Italia anunciaba un plan para alejar progresivamente el paso de los cruceros y otras embarcaciones frente a Venecia, que sin embargo no ha satisfecho a las asociaciones de ciudadanos y ecologistas. Las imágenes de estos rascacielos sobre el mar que pasaban y se detenían amenazantes frente a la Plaza de San Marcos y el Palacio Ducal habían dado la vuelta al mundo y provocado fuertes críticas. La medida de acabar con el paso de los grandes barcos era una de las condiciones que había impuesto la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para evitar que Venecia fuese eliminada de la lista de ciudades patrimonio de la humanidad para ser considerara lugar en peligro. Eran los ‘Godzilas’.

Godzilla es un monstruo japonés ficticio, que ha protagonizado numerosas películas y se ha convertido en uno de los personajes cinematográficos más conocidos del mundo. Apareció en pantalla por primera vez en 1954. Godzilla es una de las referencias más populares de la cultura japonesa del siglo XX, siendo descrita como un enorme dinosaurio mutante, quien genera y salva del caos a Japón y el mundo; por lo que es muchas veces considerado como antihéroe. A pesar de que su popularidad ha ido decreciendo a medida que avanzan los años, continúa siendo uno de los monstruos más conocidos en todo el mundo. Hasta la fecha, Godzilla continúa siendo uno de los iconos más representativos del cine japonés, y el más importante del subgénero kaiju, el que deriva del género tokusatsu. Se cree que los estudios cinemtográfico Toho había pensado en Godzilla como una representación del miedo que sintió Japón después del bombardeo atómico sufrido en la Segunda Guerra Mundial a manos de Estados Unidos.

El naufragio del crucero Costa Concordia en 2012 frente a la isla de Il Giglio, en el centro de Italia, hizo saltar todas las alarmas de lo que habría podido ocurrir si hubiese sucedido en la ya frágil ‘Ciudad de los Canales’. La tragedia se cierne sobre uno de los más universales emblemas del turismo de ese país europeo, junto a Roma y Florencia: Venecia. La llegada de un turismo de masas desbocado ha robado el alma de la ciudad y su ecosistema tradicional para convertirla en un parque temático, su sustento y su tragedia. No obstante, hay fechas en el calendario para disfrutar de los encantos de la “Muerte en Venecia” (Morte a Venezia) de Luchino Visconti, quien adaptó la novela del escritor alemán Thomas Mann. Esta cinta, una de las últimas obras del director de “Rocco y sus hermanos”, “Senso” y “El gatopardo”, fue candidata al Oscar al mejor vestuario. Es una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista. El Caribe Mexicano, referencia mundial del turismo de Cancún y de la cultura maya, debe tomar buena nota de lo que ocurre en Venecia y en otras capitales del turismo…

“¿Usted cree que Venecia puede morir?”. “Venecia ya está muerta”. Tiziana Terzi habla con conocimiento de causa. Es la dueña de la funeraria Pavanello, en el distrito de Cannaregio, una de las zonas más bellas de Venecia -valga la redundancia- y menos golpeada por el turismo de aluvión. “El turismo desbocado ha matado el ecosistema de esta ciudad. Cada vez que un anciano muere, también se muere un poco más Venecia, porque su lugar no será ocupado por un veneciano más joven, sino por un turista”.

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