Estados Unidos investiga a Enrique Peña Nieto
Las ‘andanzas’ en Miami del expresidente priista con el abogado Juan Ramón Collado, encarcelado en México por lavado de dinero y nexos con el crimen internacional… “El muerto que vos matáis, goza de cabal salud”, AMLO ‘informa’ a sus adversarios parafraseando esa frase atribuida a la obra Don Juan Tenorio, del escritor español José Zorrilla…
EL BESTIARIO
SANTIAGO J. SANTAMARIA GURTUBAY
El expresidente de México Enrique Peña Nieto (2012-2018) usó tras abandonar el poder los aviones del abogado encarcelado por lavado de dinero y delincuencia organizada Juan Ramón Collado, según un informe confidencial de la Policía de Andorra al que ha tenido acceso el periódico español EL PAÍS. Los investigadores del país europeo han pedido a las autoridades judiciales de EE UU, donde Collado registró sus aeronaves, datos sobre los vuelos en territorio estadounidense de estos aviones. La finalidad es identificar a sus pasajeros. El letrado posee un Cessna Citation 650 (modelo 1995) y un Bombardier Challenger 601 que adquirió con un préstamo de 5,2 millones avalado por su entramado financiero en la Banca Privada d’Andorra (BPA), donde movió 110 millones de dólares entre 2006 y 2015. La Policía de Andorra sostiene también que Collado, que desde mediados de 2019 permanece encarcelado en el reclusorio norte de Ciudad de México, abonó un tratamiento médico en un hospital de EE UU por valor de 91.000 euros a una hija del exmandatario. El exdirigente del PRI lo niega. El novedoso nexo entre el letrado y Peña Nieto aparece en un informe inédito de la Policía de Andorra de junio de 2022 que forma parte del sumario de la Operación Jet. Un juzgado del país europeo indaga en este procedimiento si Collado, que es el principal encausado en las pesquisas, cometió blanqueo y un delito contra la administración de justicia.
Enrique Peña Nieto admite tener una relación de “amistad” con Collado, defiende su inocencia y reconoce que voló en las aeronaves del letrado encarcelado tras abandonar la presidencia de México, en 2018. “Viajé tres veces en el avión [de Collado]. Volamos alguna vez a Miami y, de allí, a Madrid. Lo recuerdo muy bien. Fue en una o dos ocasiones. Siempre porque me invitó y con él”, precisa. “Nunca he usado su avión para fines personales”, añade el exmandatario. Peña Nieto detalla que viajó en el avión de Collado a inicios de 2019 para trasladar a su hija a la prestigiosa clínica Mayo en Rochester (Minnesota, EE UU), donde fue intervenida de una cirugía tras sufrir un accidente de esquí. El expresidente niega que su “amigo” costeara este tratamiento. “Él no pagó nada. Mi hija tuvo un accidente en 2019 muy delicado. Casi se queda paralítica. Fue un mes y pico después de que yo dejara la presidencia. [Collado] no pagó absolutamente nada del hospital. Nada. Estuvo muy cerca de mí, en disposición de ayudar tras el percance. Le puedo decir que [los gastos de la operación] los cubrió el seguro médico de mi hija”, dice Peña Nieto. El exmandatario reconoce que Collado también “ayudó a trasladar” a su hija al hospital Johns Hopkins de Baltimore (Maryland, EE UU). Y niega que su familiar se sometiera a un tratamiento médico en una clínica de Miami costeado por Collado, tal y como apunta la Policía de Andorra. “Admito sentir un gran afecto por Collado. Le tengo una gran gratitud”, matiza. Dice que, aunque le conoce desde su época universitaria, intensificó el vínculo durante la última fase de su mandato y que ha asistido como invitado a su casa en Acapulco. “Conozco a su familia, especialmente a uno de sus hijos, que fue compañero de una de mis hijas en la escuela”.
El exdirigente defiende la inocencia del letrado. “Nunca ha sido mi abogado. No le he contratado en ningún caso. ¿Es mi amigo? Sí. ¿Lo conozco? Sí. ¿Tengo una relación profunda? Yo diría que no, pero hoy le puedo decir que le tengo un enorme aprecio y estima por el gesto de gratitud que tuvo con mi hija. Deseo que su asunto se resuelva. ¿Creo que es inocente? Lo creo”. Sobre la fortuna de Collado en Andorra, donde el letrado movió más de 110 millones a través de un entramado de 24 cuentas, sociedades instrumentales (sin actividad) holandesas y testaferros, Peña Nieto recalca: “Desconozco el patrimonio de la gente. No sé si es legal o no. Cada quien tiene derecho a tener dinero siempre y cuando lo reporte fiscalmente”. El exmandatario sostiene que Collado no le informó de que estaba acusado de blanqueo ni de que las autoridades andorranas le habían embargado su patrimonio millonario en 2016 al cuestionar su origen. “Me he enterado de ese tema por la prensa. Nunca lo he tratado con Collado. Me he enterado de todo por lo que se ha publicado. Ni siquiera sabía que [Collado] tenía dinero en Andorra y que le habían embargado cuentas. No tenía ni idea”, comenta el expresidente. Peña Nieto dice también desconocer la polémica suscitada por el parón de las pesquisas en el Principado contra el abogado en octubre de 2018. La magistrada del país pirenaico que instruía la causa se vio obligada entonces a enterrar provisionalmente la investigación por blanqueo y liberar los fondos del abogado en la BPA tras un informe de la Procuraduría General de la República (PGR) de México —que es como se llamaba entonces la Fiscalía— que justificaba el origen de la fortuna. El documento exculpatorio, que se emitió durante la última fase del mandato de Peña Nieto, sostenía que la riqueza del letrado en la BPA era lícita y tenía su origen en su trabajo como abogado y socio de la firma Collado y Asociados y en los ingresos derivados de Prenda Oro, una corporación dedicada a otorgar microcréditos a cambio de empeños que creó su padre en 1999. Andorra reabrió la investigación contra Collado después de que este fuera arrestado en julio de 2019 en México, ya bajo el mandato presidencial de Andrés Manuel López Obrador.
Peña Nieto asegura no saber que la PGR mantiene abierta una carpeta de investigación sobre el “informe engañoso” que —según la Policía de Andorra— permitió desbloquear los fondos de Collado en este Principado. Se trata de un procedimiento en el que se encuentran encausados el abogado y el que fuera coordinador general de la investigación, el funcionario Alberto Alcántara, que falleció en 2021 de Covid. “No conozco el asunto. No lo sé”, zanja el priista. La Policía de Andorra pide en su último informe solicitar a las autoridades judiciales españolas el rastreo del patrimonio de Collado en este país para su embargo. Los investigadores reclaman que se identifiquen los bienes e inmuebles inscritos en el registro propiedad a nombre del abogado y de ocho sociedades instrumentales. Los agentes quieren saber cómo Collado compró en 2019 un piso de 233 metros con trastero y dos plazas de garaje en el hotel de megalujo Four Seasons de Madrid. Se trata de una propiedad valorada en 4,5 millones en la zona más cara de la capital española, que se encuentra en un edificio que actúa como fortín de grandes fortunas conocido como Centro Canalejas. Seis días antes de ser arrestado en México, Collado transfirió desde la BPA a una cuenta del BBVA en Madrid 9,6 millones de dólares (10,5 de euros). La Policía de Andorra califica hoy este dinero de “fondos investigados de procedencia presuntamente delictiva”. Collado tiene más de 65 millones retenidos por imperativo judicial en Andorra, un país de 77.140 habitantes blindado hasta 2017 por el secreto bancario. El controvertido abogado carga con el mote del letrado de los poderosos por haber defendido a prominentes figuras del engranaje mexicano del poder como el exgobernador de Quintana Roo Mario Villanueva (PRI); el exlíder sindical de Pemex Carlos Romero Deschamps o Raúl Salinas de Gortari, hermano del expresidente de México Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
Juan Ramón Collado es un admirador de Julio Iglesias. Y, por este motivo, este letrado quiso que el intérprete español amenizara su fiesta privada de 50º cumpleaños. Un complejo residencial de lujo en Acapulco con capacidad para 450 asistentes acogió la celebración y el concierto en mayo de 2014. El abogado pagó al artista 850.000 dólares (845.584 euros) “libres de impuestos” por un espectáculo de 75 minutos. Y que transfirió estos honorarios a través de una cuenta en Andorra a nombre de una de sus sociedades instrumentales (sin actividad) domiciliada en Ámsterdam, Constellation Investments CV. El cantante facturó la actuación mediante su compañía en el paraíso fiscal caribeño de las Islas Vírgenes Británicas, International Concerts Ltd, y cobró en una cuenta del banco UBS del también territorio off shore de Bahamas. La dirección de la compañía de Islas Vírgenes Británicas que Iglesias usó para facturar su concierto (Trident Chambers, Road Town) coincide con un buzón de correos en el que hay 40 sociedades domiciliadas, según la base de datos del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en sus siglas en inglés). En paralelo al pago, Collado se comprometió por contrato a costear a Iglesias un equipo de seguridad de cuatro escoltas. Y a correr con los gastos de una suite y cinco habitaciones sencillas en un hotel de cinco estrellas. Además, abonó 20 habitaciones en otros establecimientos de entre tres y cuatro estrellas para el hospedaje del equipo del artista. El letrado de Peña Nieto asumió también la factura derivada del escenario, la iluminación y el equipo de sonido. Y garantizó al artista un blindaje ante periodistas. “El evento materia de este contrato deberá manejarse de manera muy confidencial por ambas partes. No se permitirá la presencia de prensa durante el concierto o en cualquier actividad donde el artista esté presente”.
Collado abonó la mitad del concierto (425.000 dólares; 423.159 euros) tras firmar el acuerdo, en noviembre de 2013. Y el resto, nueve días antes de la actuación. Para hacer llegar el dinero al artista, el abogado recurrió a una compañía integrada en su alambicado entramado financiero en la Banca Privada d’Andorra (BPA), donde llegó a manejar 24 cuentas que movieron 120 millones de dólares (119 de euros) entre 2006 y 2015. Una persona próxima al artista señala que el cantante no tiene residencia fiscal en España desde 1978 y que tributó, al menos, hasta 2018 en la República Dominicana, donde vive. La suerte de Collado comenzó a truncarse 10 meses después de que Iglesias le interpretara en Acapulco temas como ‘Soy un truhan, soy un señor’. Corría marzo de 2015. Y la BPA, un banco propiedad de los hermanos Ramón e Higini Cierco, era intervenido por las autoridades andorranas tras ser señalado por el Tesoro de EE UU. El motivo: actuar supuestamente como una lavadora de fondos de grupos como Odebrecht, el gigante brasileño de la construcción que perpetró la mayor trama de sobornos de América. La actuación propiciada por el organismo estadounidense destapó que Collado era uno de los 174 misteriosos clientes mexicanos que eligieron la BPA para ocultar sus secretos pecuniarios más inconfesables. Andorra, un país de 77.265 habitantes blindado por el secreto bancario hasta 2017, irrumpía en escena. Desde la intervención de la BPA, Collado ha figurado en la mirilla de los investigadores andorranos. La instrucción judicial que desarrolla desde 2016 una jueza del país europeo contra él conecta la operativa del abogado con un presunto delito de blanqueo de capitales y estima que colocó en el banco pirenaico fondos de dudosa procedencia. Incluso, asegura que pudo actuar como representante de terceros. O, lo que es lo mismo, de posible testaferro. Junto a Peña Nieto, el letrado ha defendido al exlíder sindical de Pemex Carlos Romero Deschamps; al exgobernador de Quintana Roo Mario Villanueva (PRI); o a Raúl Salinas de Gortari, hermano del expresidente de México Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
Collado ha declarado siempre a la jueza que su dinero andorrano procedía de su exitosa carrera empresarial. En concreto, de su despacho de abogados C&A Collado y Asociados de Ciudad de México y de la casa de empeños Prenda Oro que creó su padre en 1999. Un negocio con 66 sucursales que —según indicó a la magistrada— le reportó unos ingresos de 84 millones de dólares (83 millones de euros) en 15 años. Sin embargo, estas explicaciones no han convencido a la justicia andorrana ni a la policía de este Principado salpicado de estaciones de esquí. En su último informe, los agentes sugieren que Collado se benefició de su proximidad al cenáculo del poder priista para forzar la liberación de sus fondos en Andorra. El documento menciona un controvertido movimiento en 2018 de la Procuraduría General de la República (PGR) de México —que es como se llamaba entonces la Fiscalía bajo el mandato de Peña Nieto —, que justificaba la fortuna de los fondos del abogado y obligó a la jueza de Andorra a archivar provisionalmente la causa por blanqueo. El carpetazo judicial, y la tranquilidad, de Collado duraron poco. Las pesquisas contra el abogado se reabrieron en 2019, ya bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, y después de que el letrado fuera arrestado en julio de ese año en Ciudad de México por los presuntos delitos de delincuencia organizada y lavado de fondos. Unos cargos similares que propiciaron el archivo de su causa en Andorra. Con la reactivación de la instrucción, las autoridades pirenaicas ordenaron el embargo de los más de 90 millones de dólares (89 de euros) que el protagonista de esta historia acumulaba entonces en Vallbanc, la entidad que heredó los activos fuera de sospecha de la BPA. Collado, el abogado que admira a Julio Iglesias, duerme desde entonces en una prisión mexicana.
Juan Ramón Collado, abogado de Enrique Peña Nieto tiene una fortuna hasta hoy desconocida. Su riqueza suma —al menos— 224 millones de dólares, según documentos confidenciales. El patrimonio se desglosa en cobros en especie de propiedades (43,7 millones), fondos en EE UU en el banco Morgan Stanley (50), ingresos a través de la cadena de tiendas de empeño Prenda Oro (104) y honorarios como abogado (26,2). Collado dejó constancia de esta fortuna en un formulario reservado que rellenó en el banco andorrano Vall Banc el 3 de junio de 2019. El abogado intentó con este documento justificar la legalidad de su riqueza en el Principado, donde movió más de 110 millones de dólares. Para ello, conectó su patrimonio con una exitosa carrera empresarial que tiene su embrión en una herencia paterna. Y trató de desmarcarse de las tesis de una jueza andorrana que le mantiene en su mirilla desde 2016 por un presunto delito de blanqueo y considera que el jurista actuó como pantalla (testaferro) de “terceras personas”. El letrado comunicó a Vall Banc que había percibido por sus servicios como abogado “pagos en especie” en forma de propiedades que estaban valoradas en marzo de 2015 en 43,7 millones de dólares. El patrimonio en ladrillo incluye un terreno para construir 13.000 viviendas (tasado en 26,6 millones de dólares), una hacienda en Puebla (8) y una propiedad en un área residencial y de negocios de Puerta del Hierro, en Guadalajara (5). También, un inmueble en Chalco de Díaz Covarrubias (2 millones) una casa en la exclusiva colonia de El Pedregal (Ciudad de México) y otra en Sajama, cuantificadas en un millón, respectivamente. El siguiente destino para desgranar la riqueza del letrado conduce a EE UU Collado custodia en este país a través del banco de inversión Morgan Stanley más de 50 millones de dólares. Se trata de un patrimonio heredado de su padre, el empresario natural de Llanes (Asturias) José Ramón Collado Amieva, que falleció en agosto de 2018 a los 78 años.
El progenitor del abogado, que aterrizó en Ciudad de México en 1959 procedente de España, amasó una fortuna en el país norteamericano que alcanzó su punto álgido en 1984. Sus negocios contemplaron compañías inmobiliarias, hoteles, firmas de cría de ganado e higiene personal y un laboratorio farmacéutico que llegó a tener 120 patentes. El padre de Collado decidió “por motivos de salud” que su hijo figurara como custodio, titular, beneficiario y administrador de los 50 millones del Morgan Stanley porque contaba con “capacidad profesional, honradez y calidad humana en la familia”, según dijo el jurista hace tres años. La cadena de tiendas de empeño Prenda Oro representó el principal puntal de beneficios de Collado. El letrado obtuvo con este negocio 104 millones. De esta suma, 73 aterrizaron en la cuenta de resultados de la compañía en forma de ingresos por intereses en 15 años y 31 millones a través de beneficios de fondos que se quedaba la firma si los clientes dejaban de pagar, según el abogado. El origen de Prenda Oro se remonta a 1999. El padre de Juan Ramón Collado creó entonces esta corporación dedicada a otorgar microcréditos a cambio de empeños. Y sentó la base de un imperio que sumó 66 sucursales, más de 500 empleados y otorgó préstamos en 15 años por valor de más de 210 millones. Prenda Oro dio el estirón en 2015 al absorber otras 15 firmas del sector como Libertad Servicios Financieros y Sociedad Anónima de Capital Variable. Collado compró “con recursos propios” el 81,5% de estas compañías. Y su padre, el 18,5%, según relató en 2019 el abogado de Peña Nieto al banco andorrano. Los beneficios del clan no permanecieron estancados. Las inversiones extranjeras —dividendos, intereses y revalorizaciones de activos— generaron al letrado de los poderosos entre 2006 y 2015 un promedio anual de ingresos de entre el 7% y el 9% del capital, según el jurista. En paralelo al tinglado inmobiliario, la fortuna en EE UU y el negocio de empeños, Collado indicó también haber ingresado 26,2 millones de euros a través de su bufete, Collado Asociados. Una firma legal creada en 1996 que tiene 40 empleados y en la que el letrado figura como socio fundador. La clave del éxito de esta compañía radica en una cartera de clientes integrada, según el abogado, por “funcionarios, exfuncionarios, gobernadores y exgobernadores”.
Junto a Peña Nieto, Collado ha defendido a prominentes figuras de la arquitectura mexicana del poder como el exgobernador de Quintana Roo Mario Villanueva (PRI); el exlíder sindical de Pemex Carlos Romero Deschamps o Raúl Salinas de Gortari, hermano del expresidente de México Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Collado desnudó sus finanzas ante Vall Banc en junio de 2019 al rellenar el know your customer (conozca a su cliente, en inglés), una suerte de tercer grado en forma de formulario en el que la entidad pregunta a sus clientes por el origen de sus fondos. En este documento, el abogado reconoció tener cuatro sociedades registradas en la isla caribeña de Curazao que tributaban en Países Bajos y en las que figuraba como UBO (beneficiario último). También, reveló tener fondos bloqueados en el Credit Suisse. Pese a la extensa red de contactos, Vall Banc no calificó a su acaudalado cliente como PEP (Persona Expuesta Políticamente), una etiqueta que en la jerga financiera identifica a cargos públicos, familiares, exdirigentes o personalidades susceptibles de recibir fondos manchados por corrupción. El abogado de Peña Nieto se vio obligado a este gesto de transparencia después de que Vall Banc heredara los activos fuera de sospecha de la Banca Privada d’Andorra (BPA) tras la intervención de esta última institución financiera en marzo de 2015 por participar presuntamente en el blanqueo de fondos de grupos criminales. Collado transfirió sus fondos de BPA a Vall banc después de que la jueza andorrana que le investigaba archivara provisionalmente su causa por blanqueo. El carpetazo temporal se produjo en 2018 cuando la Procuraduría General de la República emitió un informe exculpatorio que justificaba la legalidad de los fondos del abogado. El parón de las pesquisas en el Principado, que la PGR sacó adelante durante el sexenio de Peña Nieto (2012-2018), apenas duró un año. En 2019, ya bajo el mandato presidencial de Andrés Manuel López Obrador, Collado fue arrestado en Ciudad de México por delincuencia organizada y lavado de fondos, delitos similares por los que fue investigado en Andorra. Y la justicia del país europeo decidió retomar la causa al considerar que había munición suficiente contra este abogado que hoy permanece en prisión en México.
Durante una visita a Andorra en 2019, Collado manifestó categórico a los gestores de Vall Banc que se vio “obligado” a abrir cuentas en esa institución financiera tras liberar sus fondos en la BPA embargados (103 millones). El abogado pidió que sus activos no fueran custodiados en ningún banco de este país europeo. Y avanzó que su relación con Vall Banc se limitaría a transferir “a cuentas cuyo titular recaiga en mi persona en entidades de primer orden que me ofrezcan seguridad jurídica, que son España y Estados Unidos de América”. Collado no pudo cumplir su deseo de sacar hasta el último céntimo de Vall Banc y enviarlo a España o EE UU. En julio de 2019, semanas después de su fugaz visita a Andorra y de que este banco elaborara un nuevo informe patrimonial basándose en su relato, el abogado ingresó en prisión tras ser arrestado en México. El capital en el país pirenaico volvió a ser bloqueado. Seis días antes de su detención, el jurista vació una parte de sus fondos en Andorra. Transfirió 10,5 millones desde Vall Banc a una cuenta nominal en el BBVA en Madrid y canceló préstamos por valor de 9,3 millones. En las reuniones con los gestores de Vall Banc, el abogado mostró su malestar con el país pirenaico y acusó a este Estado de “ausencia de seguridad jurídica”.
La defenestración de Miguel Ángel Osorio Chong en la coordinación de la bancada priísta en el Senado vuelve ceniza eso que alguna vez fue el peñismo. La caída de quien fuera el brazo derecho del expresidente Enrique Peña Nieto, que vive su dorado exilio en España, reduce el peso de la representación del PRI en la cámara alta y marca un fin de ciclo. Osorio Chong pasará de haber aspirado a la presidencia de la República, ilusión trunca porque su amigo Peña Nieto no le dio la candidatura del PRI para el 2018, a un escaño que vale bien poco en un congreso como el mexicano, diseñado no para los legisladores independientes sino para los acuerdos de las cúpulas. El senador hidalguense ha denunciado la ilegalidad del procedimiento mediante el que se pretendió su expulsión de la coordinación de la bancada. Son argumentos atendibles para un epitafio político: tuvieron que torcer las normas para quitarme. Pero en política tener la razón en casos como este pasa a un segundo plano: sin poder, suena a plañidera queja. El poder, tan veleidoso, hoy castiga a quien desde la nada creció al punto que un día se vio en la antesala de Palacio. La biografía de Osorio Chong es de la vieja escuela. El alumno de todo un sistema que con esfuerzo y disciplina subió escalón por escalón hasta llegar a ser uno de los dos hombres más importantes del sexenio pasado. La seca pugna que sostuvo con Luis Videgaray, también en el exilio (menos dorado, habrá que decir, que el de Enrique Peña Nieto pero no menos plácido) marcó la disfuncionalidad de un gobierno que soñó cosas grandes que se esfumaron cuando despertó en su única realidad posible: la de una administración carcomida por la corrupción y la frivolidad.
El exgobernador de Hidalgo que supo llevar al exgobernador de Estado de México a la presidencia de la República, nunca superó la derrota en la carrera sucesoria. Prueba de ello es que, a pesar de su experiencia previa como legislador, no supo mudar de piel para dejar de ser el exsecretario y convertirse en tribuno y gente que hace leyes. La jugarreta que le hicieron, cuando títeres de Alejandro Moreno, Alito, le tendieron una trampa a fin de removerlo de la coordinación priista en el Senado, da fe de lo que a últimas fechas sí es –o era— Osorio Chong: una piedra en el zapato del actual líder nacional del PRI. Represento a millones, dijo el senador al anunciar que no se irá de su partido y al acusar que no es el único que se opone a las maniobras de Alito. De existir, esos millones saben que hoy en el partido solo hay un líder, y que éste aprendió muy bien de sus maestros todos los trucos para el control político. Osorio Chong hoy es humillado por ese alumno. El futuro siempre es incierto, duden de quien diga lo contrario. Pero lo es más para aquel que perdió también su poder regional. En 2022 Hidalgo dejó de ser priísta y con ello Morena mandó a un coto a las familias priístas que por décadas reinaron en esa empobrecida entidad, y en la cual un día Osorio Chong fue capaz de coronarse por encima de esas dinastías, de no menor influencia nacional.
Con la llegada de la primavera de 2023 el peñismo se evapora. En el retrovisor de ese auto que es México, las imágenes del grupo que hace nada prometió mover a la nación mexicana hacia un futuro de grandes reformas hoy son poco más que un espejismo. El penúltimo acto de esa evaporación depende de la elección del Estado de México. Así como Osorio Chong tiene poco espacio en Hidalgo, pues ahí los guindas, como buenos pupilos del tricolor quieren perpetuarse en el poder, el peñismo, y quienes procrearon ese invento desde la mitología de Atlacomulco, están en riesgo de quedar sin casa, sin poder. Si perdieran Toluca solo una cosa quedará del sexenio que iba a cambiarnos para siempre. Su herencia: Alejandro “Alito” Moreno. Ningún parto de los montes salió peor. Y ya es mucho decir. Miguel Ángel Osorio Chong ha dejado de ser el coordinador de la bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Senado. Con ello, el presidente de su partido Alejandro Moreno, conocido como ‘Alito’, se ha echado al bolsillo una victoria más. En el camino, Moreno ha quebrado a la bancada, de apenas 13 senadores, y ha debilitado más al priismo (que durante 77 años tuvo el poder casi hegemónico del país) frente al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y Morena, el partido que ahora ocupa la mayoría de los espacios que antes pertenecieron al PRI. Un clavo más al ataúd del partido tricolor. Miguel Ángel Osorio Chong, exsecretario de Gobernación durante el último Gobierno federal del PRI, ha sido crítico de ‘Alito’ desde que el año pasado el exgobernador de Campeche comenzó a ser acusado de corrupción por la actual mandataria estatal, Layda Sansores. Le hizo frente cuando Moreno apoyó la reforma impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador para conservar a los militares en las tareas de seguridad pública y le hizo frente también cuando el campechano reformó los estatutos del partido para extender su dirigencia hasta 2024.
Con esos antecedentes a cuestas, Osorio Chong entró este miércoles a una asamblea extraordinaria de su partido en el Senado de la República, que fue convocada un día antes para tratar “asuntos urgentes e impostergables de la organización interna del Grupo Parlamentario”, de acuerdo con la convocatoria enviada a los senadores. Traducción: para tratar la remoción del hidalguense al frente de la bancada. Tanto fue así, que al arribar a las oficinas del partido tricolor en el corazón de la Cámara de Senadores, Osorio Chong exclamó a los medios de comunicación: “Es irregular”. El que durante seis años ocupó el segundo puesto más importante del Gobierno federal llegó casi corriendo, 37 minutos tarde, nervioso, atropellado y acompañado únicamente de la senadora Claudia Ruiz Massieu, su compañera en el gabinete de Peña Nieto. Ambos representan a la vieja guardia del PRI, que poco queda en el país. La mayoría de sus colegas en la última administración tricolor viven fuera, empezando por el expresidente, ante la amenaza de investigaciones por corrupción en su contra, como el caso de la exsecretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles. Muy diferente a él, el senador Manuel Añorve arribó a la sala caminando despacio, calmado, charlando con reporteros. Se le veía incluso contento. Desde el martes, el legislador guerrerense, cercano a ‘Alito’ Moreno, suena como el nuevo coordinador de la bancada. “Vamos a esperar”, dijo poniéndose una mano en el corazón, antes de entrar a la reunión que se llevó a puerta cerrada. En la sesión estuvieron presentes casi todos los legisladores del tricolor. Solo faltó el también líder sindical Carlos Aceves del Olmo, que por cuestiones de salud se ausentó de la reunión. La caída de Osorio Chong se consumó en dos horas de sesión. El mismo que durante los primeros años de Gobierno de Peña Nieto fue considerado su delfín, el aspirante más fuerte a sucederlo, salió de la sala derrotado. En un mensaje a medios, anunció su salida no solo como coordinador, sino del grupo parlamentario del PRI, y atribuyó la presión para su salida a la impugnación que ganó junto con la senadora Ruiz Massieu en contra de la extensión del periodo de ‘Alito’ al frente del PRI. “A Alejandro Moreno no le gustó lo que interpusimos en recurso para evitar su porfiriato, de quedarse en el partido mucho tiempo más. Le ganamos jurídicamente, el INE ya dio su resolución”, manifestó. Acusó, de hecho, que el dirigente del partido acudió al Senado antes de la reunión para dar instrucciones a los legisladores que lo apoyan.
El exgobernador de Hidalgo lamentó que este golpe se haya llevado a cabo en este momento, a un día de que comiencen formalmente las campañas electorales en los estados de Coahuila y Estado de México, dos entidades que siempre han estado gobernadas por el tricolor y que este año se podrían perder frente a Morena. “No les importó que estuviera en transcurso el proceso electoral en Coahuila y Estado de México”, afirmó. Antes de partir, Osorio Chong lanzó una última advertencia dirigida a Moreno: “Hoy les he dejado la coordinación para sus pretensiones. Les encantaría que saliera del PRI, pero no les voy a dar ese gusto. Voy a llegar a las últimas consecuencias. Alejandro Moreno tiene que salir del PRI”. Tras su salida de la sala, quedaron solamente ocho de los senadores en la reunión para elegir al nuevo coordinador. Ocho senadores en un salón que alguna vez albergó a numerosas bancadas priistas que hicieron vacilar hasta a presidentes de México. Los senadores Miguel Ángel Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu impugnaron ante el Tribunal Electoral federal la reforma a los estatutos del PRI que permitirían a Alejandro Moreno Cárdenas extender su dirigencia hasta 2024. Los legisladores señalaron que el Consejo Político Nacional no tiene facultades para modificar los estatutos, salvo en casos excepcionales, y que el órgano interno autorizado para ello es la Asamblea Nacional, el máximo órgano de decisión partidista. Los políticos priistas también señalaron que los estatutos no pueden reformarse en periodos electorales, y precisaron que ya están en puerta los comicios en el Estado de México y en Coahuila, en los que se renovará la gubernatura en junio de 2023. “La Asamblea Nacional del PRI es el órgano facultado para modificar la normativa interna del partido. Además, ese órgano nacional debe, por regla general, ser convocado por el Comité Ejecutivo Nacional. Es decir, al ser el proceso de reforma un acto complejo que implica el cumplimiento de una serie de pasos, que en el caso fueron dolosamente omitidos, es evidente que todo lo que se realizaría por el Consejo Político Nacional en la sesión del 19 de diciembre debe ser revocado por derivar de un acto viciado desde su origen”, indica el recurso interpuesto por los senadores la noche de este jueves.
Osorio Chong, que fue secretario de Gobernación de Enrique Peña Nieto, y Ruiz Massieu, exsecretaria de Relaciones Exteriores en la misma Administración y también exdirigente del partido, indicaron que el Consejo Político Nacional puede modificar los estatutos excepcionalmente cuando los documentos internos deban adaptarse a una reforma legal o por mandato de las autoridades electorales. En la última convocatoria del consejo se estableció que se reformarían los estatutos “para armonizarlos con el marco jurídico electoral”, en alusión al “plan B” de la reforma electoral impulsada por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. No obstante, precisaron Osorio Chong y Ruiz Massieu, esa reforma aún no está firme, pues, a raíz de que la Cámara de Diputados volvió a modificar el proyecto para eliminar la “cláusula de la vida eterna”, el dictamen fue devuelto al Senado, por lo que aún no termina su trámite legislativo. “Es de notoria evidencia que el proceso legislativo en cuestión no ha concluido y que el decreto no ha sido publicado ni sancionado por el Ejecutivo federal, por lo que no existe obligación alguna de armonizar la normativa estatutaria, ya que la misma no ha entrado en vigor”, señalaron en su impugnación. “Consecuentemente, ante la inexistencia de reforma a las leyes electorales que hayan hecho necesaria la armonización de la normativa interna, es que debe concluirse que la convocatoria, la sesión y los actos derivados del ejercicio de la facultad excepcional del Consejo Político Nacional son ilegales”.
Los senadores, ambos aspirantes a la candidatura presidencial del PRI, afirmaron que la reforma de Alejandro Alito Moreno también viola el principio de certeza en los procesos electorales del próximo año, pues en la sesión del Consejo Político Nacional también se aprobaron modificaciones sobre candidaturas comunes y requisitos para quienes aspiren a postularse consecutivamente. Agregaron que, además, en los artículos transitorios del “plan B” se estableció expresamente que la reforma electoral no sería aplicable para los comicios del Estado de México y Coahuila de 2023. “La justificación que dio sustento a la emisión de la convocatoria, además de inexistente, es equivocada, por lo que, bajo ningún concepto, podría servir de base para la aprobación de modificaciones estatutarias que pretenden entrar en vigor de manera inmediata”, refirieron. La reforma de Alito Moreno ha provocado el rechazo de exdirigentes del partido y la renuncia del exgobernador de Guerrero Héctor Astudillo al Consejo Político Nacional. En la sesión donde se aprobaron las modificaciones estatutarias, Moreno Cárdenas lanzó bombas a sus críticos, a los que acusó de “minar” su dirigencia. “En el PRI todos nos conocemos, sabemos quiénes son los que pretenden dividir, los que pretenden calumniar, los que salen a declarar públicamente para dañar al partido”, dijo.
Se nota que se mantiene en forma, se sienta sin dejar nunca cierta posición de alerta, pero algo ha cambiado en Miguel Ángel Osorio Chong. El senador hidalguense, otrora rudo gobernador de su Estado y recio secretario de Gobernación el sexenio anterior, hoy luce como un boxeador contrariado. Las manos sobre la mesa anuncian que para nada ha decidido aventar la toalla, pero su rostro muestra que los rounds de esta pelea le están costando más de lo que cualquier otra en su larga carrera política de cuatro décadas. Perdieron Adán Augusto López y Ricardo Monreal —que no pudieron doblar a la oposición en el Senado—, pero Osorio no puede cantar victoria. Sabe que si acaso sobrevivió un asalto, uno que decidió pelear más desde la resistencia que lanzándose al ataque. No es que le fallen las piernas para emplearse a fondo, es que parece reservar fuerzas porque bien a bien nadie sabe cuánto más durará el choque, y contra cuántos o contra quiénes –propios y extraños– ha de lidiar en los siguientes días, semanas y meses. De cierta manera, la figura de Osorio encarna la disyuntiva del PRI. El partido que siempre encontró la forma de que el pragmatismo fuera su mayor destreza hoy no atina, en cambio, la fórmula para lidiar con un expriista en Palacio Nacional. Los priistas están divididos, desunidos; esos que siempre juraron atacarse, pero nunca hacerse daño están irreconocibles. Será que unos quieren la alianza con el PAN, otros, en cambio, solo suspiran por regresar al regazo presidencial, así sea el de López Obrador. El hidalguense no es suicida, de ahí que no se jacte bravuconamente, ni en la tribuna de la Cámara Alta ni en la prensa, de que a Morena no le alcanzaron las tretas para hacerse de los votos para una reforma constitucional. Parece consciente de que incluso sin esos desplantes, pueden pasarle a él la factura de tan sonoro tropezón oficialista, de que el vendaval de Macuspana puede desatarse en cualquier momento en su contra. Si ha de llegar, que llegue, pero para qué provocarlo.
El transitorio constitucional en disputa es una trampa. Un zalamero gesto que busca el perdón de los pecados del líder nacional del PRI Alejandro Alito Moreno. Una bomba de relojería hecha en Insurgentes Norte para agradar al titular del Ejecutivo que, si detona como fue programada, hará volar por los aires no solo la alianza opositora, sino el margen de maniobra de los priistas en lo que resta del sexenio. Osorio lo sabe. Y se duele de que se achican los espacios del partido al que le ha dado prácticamente toda su vida. Quizá la quijada apretada que Osorio luce en estos días se deba a que esta batalla tiene ecos de tiempos pasados que conoce muy bien. Como alguien que se forjó en las rudas lides de la política (es un decir) estudiantil hidalguense, por ejemplo, sabe que Alito se encuentra hoy a sus anchas en los terrenos lodosos en que Layda Sansores, Renato Sales, Ignacio Mier, Mario Delgado y hasta Adán Augusto López han llevado las cosas. La sumisión de Alito no se traducirá en un gesto de altura de miras, en un relevo de liderazgos en el PRI, en me quito yo para que no hundir conmigo a toda la nave. Osorio lee bien al campechano, criado para más señas bajo su axila, cuando concluye que Moreno será incapaz de considerar ceder la estafeta para que un nuevo líder, sin audios tan obscenos y con algo de credibilidad, tome el timón del partido de Plutarco Elías Calles. Pero no es solo el empoderamiento de la personalidad de Alito lo que desconcierta al hidalguense. Este fue forjado en una escuela de pesadas negociaciones, pero negociaciones al fin. Cuando quería la candidatura que le haría gobernador de Hidalgo, por ejemplo, tuvo que tragar el sapo de que su principal competidor en esa contienda demandara exitosamente la presidencia del PRI a nivel estatal. El que gana, está obligado a ceder, fue una de las máximas que tuvo que aprender. Alito gana pero no cede. ¿Se arrepentirá algún día lo suficiente por haberlo hecho gobernador de Campeche?
Osorio está en su esquina. Detrás de él no hay mánager ni padrino ni manto protector. Hasta en su Estado se le ha hecho menos: en el relevo de gobernador de hace unas semanas su presencia no fue requerida. Otros exmandatarios tricolores sí estuvieron en la toma de posesión del primer mandatario hidalguense no priista. Incluso su colaboradora Nuvia Mayorga, también senadora, fue a la toma de protesta. Se reservaron, en cambio, el derecho de no admitir a quien aún no se ha decantado a favor de Morena. Las descortesías que han llegado con los nuevos tiempos no parecen contrariarlo. Sabe que un día eres don secretario de Estado y al día siguiente Miguel a secas. O cuando mucho un senador de 128, o –peor— un senador más de una oposición minoritaria en la que cada uno de los integrantes verá a título personal cómo mantiene a buen resguardo sus expedientes, o cómo abona alguna de sus ambiciones. Líder de la bancada priista es un título que hoy, con el partido fracturado como está, tampoco dice mucho. Osorio es primo entre pares de una docena desigual. Donde ha sorprendido Ruiz Massieu y ha recobrado brillo Beatriz Paredes, pero en la que todas y cada una de las personas que ocupan un escaño tricolor representan una interrogante: ¿aguantarán la presión? El líder Osorio los deja votar en libertad. Que cada cual pase a la báscula para ver si dan el peso en caso de ser necesario fajarse. Eso o bajarse. Si de suyo el poder es veleidoso, si el pecado mortal que un político ha de evitar a toda costa es el confundir cuando el poder te acompaña de cuando este te ha dejado, hoy Osorio urde un plan para definir cómo saldrán del atolladero del transitorio en que metió Alito a los priistas; e incluso valora –si Moreno y Rubén Moreira se niegan a compartir las riendas del tricolor–, cuánto espacio quedará para él en su partido, o si ha de salir de este en caso de querer seguir buscando que el poder no le abandone para siempre.
Pero una cosa es segura. En la sesión en el Senado, Damián Zepeda del PAN y Claudia Ruiz Massieu del PRI manifestaron la negativa opositora a ampliar la discusión sobre el dictamen del quinto transitorio con un genuino, no les creemos, y no tenemos razones para creerles. Ahora, cuando se discute la reformulación del dictamen, con input priista, para dar legitimidad a la ampliación de mandato a las Fuerzas Armadas en labores de seguridad, Osorio y los suyos no pueden prestarse a una simulación. Osorio sabe lo difícil que será para los senadores priistas resistir los 10 días que ganó el oficialismo para reintentar el fast track presidencial del “no le mueven ni una coma”. Pero si eso es difícil, en nada se comparará con doblarse por la vía de la simulación si se presenta una iniciativa que, así sea de autoría plural y con ayuda del PRI, suponga una rendición, una forma de solo salvar la cara. Y es que el “no les creemos” resumió de manera precisa la inquietud de una opinión pública y de una clase política que en cuatro años no ha visto por parte del Ejército y de la presidencia de la República el más mínimo intento de honrar la ley que dio origen a la Guardia Nacional. Entonces, lo menos que puede hacer hoy la oposición es forzar a un debate, y a unas negociaciones, que mínimamente renueven la esperanza de que las Fuerzas Armadas y el titular del Ejecutivo entienden que han de comprometerse a rendir cuentas, a construir una estrategia de seguridad que no excluya a nadie. De regresar la política al Congreso se disiparía el fantasma de que lo que también pretendía Morena, además de reventar de una vez por todas la alianza opositora, era encontrar la llave para avasallar en la siguiente reforma constitucional que anunció López Obrador: la electoral.
Sonará de nuevo la campana. El fajador Osorio, famoso por rudo, cuyo estilo privilegia los resultados sobre la elegancia, luce pensativo en su esquina. Al final del sexenio cumplirá justo los 60 años. Una edad en la que los políticos no se retiran voluntariamente, una edad en que el poder se les escapa si incurrieron en fallas graves y pésimas decisiones, y de entre estas las peores son haber apoyado a las personas equivocadas o no haber tenido el arrojo en los momentos cruciales. Osorio se equivocó con Alito, ¿acertará en que llegó el timing de grandes decisiones? Este político hidalguense que se forjó un camino propio en una tierra de históricos cacicazgos priistas atisba hoy su otoño estirando los músculos del cuello, como midiendo si le alcanzan los reflejos para resistir con inteligencia y entereza los próximos asaltos. Solo él tiene la respuesta, y en ella se juega parte del destino de lo que quede del Partido Revolucionario Institucional. Decir PRI es decir México. El partido que gobernó de forma única durante décadas utilizando sin complejos la bandera de todos los mexicanos; el de Cárdenas y la nacionalización del petróleo, el de los trabajadores y los desposeídos, pero también el de Tlatelolco y las represiones de Echeverría. Como fuera, en el PRI tenían que caber todos, pues no había otro. Fue la dictadura perfecta a la que los mexicanos nunca hicieron una transición ordenada y de consenso. Tampoco el PRI hizo la propia y hoy se desmigaja entre golpes que llegan de fuera y terremotos que lo sacuden por dentro. Las últimas elecciones dejaron al tricolor en los huesos. Y en 2024 es fácil que pierda las gubernaturas…
La historia del espionaje internacional es la historia también de México. Como si de una película de la Guerra Fría se tratara, la capital mexicana se constituyó en esa época como un importante centro de vigilancia en el que operaban agentes soviéticos, estadounidenses, cubanos y hasta mexicanos. El periodista Jefferson Morley (Nueva York, 64 años) relata cómo la política internacional se jugaba el destino en la metrópolis mexicana. “En los años sesenta en México había un montón de espionaje desde todos los frentes”, cuenta el reportero de investigación por teléfono. Durante décadas, los espías llegaban hasta las más altas esferas del Gobierno mexicano. El último en ser vinculado ha sido el expresidente José López Portillo (1976-1982), sobre quien Morley publicó que había sido un agente secreto de la CIA, de acuerdo a un documento recientemente desclasificado.
En los años sesenta, Estados Unidos estableció una base de operaciones secretas en México. Unas 11 personas trabajaban en esta casa de seguridad que dedicaba horas a hacer escuchas telefónicas. El centro había sido obra de Winston Scott, un agente estadounidense de la CIA que fungió como jefe de estación entre 1956 y 1969. “Fue una operación bastante grande. Creo que llegaron a escuchar 32 números de teléfono diferentes”, relata Morley, autor del libro Nuestro hombre en México: Winston Scott y la historia secreta de la CIA (Taurus). “Los dos gobiernos compartían toda la información. Lo que obtenía la CIA, lo obtenía el gobierno mexicano. Y lo que conseguía el gobierno mexicano, lo conseguía la CIA”. Esta operación de escuchas telefónicas tenía un nombre en clave: se llamaba Lienvoy, en referencia al servicio diplomático. Comunistas, simpatizantes de la izquierda y hasta las embajadas soviética, cubana y checa estaban en la lista de los espiados. Los documentos desclasificados que ha estudiado Morley señalan que también eran víctimas del espionaje los “rivales y críticos” del Gobierno mexicano, entonces encabezado por Adolfo López Mateos. Algunos que aparecen entre los escuchados son el expresidente Lázaro Cárdenas (1934-1940); el muralista David Alfaro Siqueiros; el líder estudiantil Enrique Cabrera, que llegó a ser secretario del Partido Comunista Mexicano; o el geógrafo Jorge Tamayo Castillejos. Además, estaban interceptados los teléfonos de la revista Política, la agencia de noticias Prensa Latina, el Movimiento de Liberación Nacional y hasta la oficina de inteligencia mexicana llamada Dirección Federal de Seguridad. Entre los sesenta y los setenta, la CIA actuó a sus anchas en México porque tenía cooptado hasta los presidentes mexicanos. La alianza no era solamente compartir información, sino que todos los presidentes que estuvieron al mando entre 1958 y 1982 fueron agentes de la agencia de inteligencia estadounidense. “Scott reclutó al presidente López Mateos como informante. También reclutó a Gustavo Díaz Ordaz, que estaba al frente de Gobernación y luego asumió la presidencia en 1964. Y a Luis Echeverría, que trabajó en la Administración de Díaz Ordaz y posteriormente se convirtió en presidente en 1970″, comenta el reportero. A estas tres figuras del Partido Revolucionario Institucional, se les sumó un sucesor, López Portillo, quien se volvió el siguiente enlace de la agencia estadounidense en México.
“El memorándum de la CIA dice que López Portillo era el ‘enlace de control’. Enlace significa contacto cara a cara, contacto personal. Y la palabra control significa que él era quien tenía el control sobre eso. Probablemente era el jefe de estación de México [Winston Scott] con quien se reunía. López Portillo fue el primero que tuvo contacto cara a cara. Y este es un trabajo que le había dado Echeverría”, asegura Morley. El mandatario además mantenía una “relación de amistad” con Scott, asegura el periodista. “Iba a comer a la casa”. Ese dato va en línea con lo que dice otro documento desclasificado de la CIA, en el que detallan el presupuesto que gastaban en la oficina que tenían en México. Allí, una de las categorías que señalan de los gastos es “regalos para oficiales mexicanos”. El documento que apunta contra López Portillo señala que el mandatario tenía conocimiento de que Estados Unidos interceptaba llamadas desde una oficina en México. “Las conversaciones interceptadas fueron compartidas por la CIA al gobierno mexicano. Por lo que López Portillo habría tenido acceso a ellas”, señala Morley. Los agentes no se limitaban solo a los presidentes, agrega el reportero. Un ejemplo es Fernando Gutiérrez Barrios, que fue secretario de Gobernación con Carlos Salinas de Gortari, pero antes ocupó el cargo de titular de la Dirección Federal de Seguridad, también espiada por la CIA. “Gutiérrez Barrios era un informante”, dice el periodista. El México de los años de la Guerra Fría no se limitaba a la operación de la CIA en el territorio nacional. Allí operaba además otros actores. “Debido a que México tenía una política exterior no alineada, permitieron que la Unión Soviética tuviera una embajada completa en la Ciudad de México. Y también Cuba. Ningún otro país de América Latina dio ese tipo de permiso a los rusos o los cubanos para operar en su país”. La capital mexicana se convirtió entonces en un centro de espionaje para estadounidenses, mexicanos, soviéticos y cubanos.
“Los cubanos usaron Ciudad de México para ayudar a los revolucionarios en otras partes de América Latina. Pero tenían un trato con los mexicanos: no se podía apoyar a ningún revolucionario en México. Podían apoyarlos en otros países, pero no allí. Entonces los cubanos decidieron respetar eso, y los comunistas e izquierdistas mexicanos no recibieron ayuda de Cuba”. Por aquellos años, los grupos comunistas que operaban en México no contaron con armas ni dinero proveniente de la revolución. Mientras que “los rusos tenían más que ver con tener influencia política en México y lograr que México peleara con Estados Unidos en la diplomacia internacional”. La Guerra Fría quedó atrás, pero los fantasmas del espionaje en México nunca se fueron. Con la guerra en Ucrania como escenario internacional, el general Glen VanHerck, jefe del Comando Norte de Estados Unidos, dijo el año pasado ante el Senado de su país que México era el sitio donde Rusia tenía desplegados más espías que en cualquier otro. Lo hicieron, supuestamente, para poder influir en la agenda política estadounidense. Sobre este tema, Morley es determinante y prefiere no hablar. Pero opta por poner a debate el actual espionaje de Estados Unidos: si la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) fue capaz de espiar a la excanciller alemana Angela Merkel, ¿por qué no habrían de hacerlo con el presidente Andrés Manuel López Obrador? “México es un país muy importante para Estados Unidos”.
“El muerto que vos matáis goza de cabal salud”, le dice el Presidente de México a sus adversarios. “Empezaron las especulaciones porque pues mis adversarios tienen mucha imaginación”, expresó el mandatario en un video publicado en sus redes oficiales tras haber dado positivo a Covid. “El muerto que vos matáis, goza de cabal salud”, dijo AMLO a sus adversarios parafraseando esa frase atribuida a la obra Don Juan Tenorio, del escritor español José Zorrilla. En el video de 18 minutos difundido en sus redes, el mandatario explicó que el domingo al estar de gira por Yucatán comenzó con los síntomas y confirmó que sufrió un “desmayo transitorio” por la baja de presión estando en una reunión con ingenieros militares evaluando el Tren Maya. “Como que me quedé dormido, fue como una especie de váguido, hablando coloquialmente, luego llegaron los médicos y me atendieron, pero no perdí el conocimiento”, explicó. “Querían llevarme en camilla al hospital, pero yo no acepté”. Detalló que en ese momento le tomaron la presión y se regresó a la Ciudad de México. “Venía consciente y escribí un mensaje, pero empezaron las especulaciones porque mis adversarios tienen mucha imaginación y es como decirles ahora ‘el muerto que vos matáis goza de cabal salud’”.
El Ejecutivo mencionó que en estos días se ha especulado mucho sobre su estado de salud, pero aclaró: “Han dicho muchísimas cosas, que me dio un derrame cerebral, que aquí en Palacio [Palacio Nacional] están médicos especialistas de cardiología del Hospital Militar y no es así. Afortunadamente estoy muy bien, estoy trabajando, ya escribí dos borradores en estos días de dos discursos: el del día 1 de mayo, Día del Trabajo, y el discurso que voy a pronunciar el día 5 de mayo en Puebla, con motivo de la batalla de Puebla”. López Obrador se dio tiempo para mostrar “la intendencia de la traición”, que es donde apresaron al entonces Presidente Francisco I. Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez, para luego, por órdenes de Victoriano Huerta, asesinarlos el 22 de febrero de 1913 en las inmediaciones del Palacio de Lecumberri en la Ciudad de México. Con este pretexto habló también de cómo Madero fue atacado por la prensa de su tiempo. Lo mismo, dijo, ha pasado con expresidentes y luchadores sociales en México que han sido traicionados por la oligarquía y el conservadurismo de cada época. López Obrador recordó que lo han dado por muerto varias veces, especialmente después de la elección de 2006. “Fíjense que en política me ha ayudado mucho que me han dado por muerto. Después de que nos hicieron el fraude y nos robaron la Presidencia en 2006 y vino ese sexenio tremendo de García Luna, me dieron por muerto porque decidí recorrer todos los pueblos de México”, detalló. Agregó que cuando lo dieron por muerto trabajó en las comunidades para construir su movimiento Morena, el partido que lo llevó a la Presidencia en 2018. Finalmente le dedicó el video a las personas que apoyan su movimiento de transformación. “Este es un movimiento que se ha hecho con mucho sacrificio, con mucha gente a la que le dedico esta plática, que no se preocupen, que estoy bien y que vamos a seguir luchando. Ya saben cómo somos de perseverantes, nos falta todavía tiempo y van a hacerse muchas cosas en favor de nuestro querido pueblo de México”, puntualizó. López Obrador enfermó de Covid a principios de 2021 y se recuperó después de recibir lo que en ese momento dijo que era un tratamiento experimental. En enero de 2022 anunció que había contraído la enfermedad por segunda ocasión durante un repunte de casos en el país.
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