Misión Evangélica: Se oferta una cruz

La muerte de Jesús es el hecho más aberrante, vergonzoso e injusto en la historia de la humanidad. Un juicio mal procesado, falsos testigos, falsas acusaciones y una pena condenatoria perversa.

La forma y manera que murió el hijo eterno de Dios, quien irrumpió en el mundo para salvar a la humanidad, es conocía en la Teología cómo «el estado de humillación».

Pero miremos por encima de las circunstancias humanas. 

El plan de Dios es perfecto, sin contratiempos, sin errores y sin que haya cosa o persona que lo eche a perder. 

La concepción y nacimiento de Jesucristo fue en el plan y en el tiempo de Dios, cómo dice la Biblia:

«Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley.

Gálatas 4:4.

Su muerte y la manera en que murió, también estaba contemplando en su plan redentor, él lo había anunciado con anticipación: «He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará.

Mateo 20:18-19″.

El malvado y perverso corazón de los asesinos intelectuales y materiales, quienes se ensañaron con este penoso hecho, solamente cumplió el propósito del plan redentor, sigue diciendo la Palabra: «A éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole.»

Hechos 2:23; «Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera.»

Hechos 4:27-28.

Realmente, Jesucristo determinó comprar la cruz ofertada, él decidió morir como un malhechor. 

Se necesitaba un cordero sin mancha que derramará su sangre. Un justo que muriera por los injustos. Los malhechores ya tenían su cruz, Barrabás fue exonerado, Jesucristo murió en su lugar.

Barrabás nos representa a todos los malvados malhechores. 

Quedamos frente a una invitación de amor de Dios: «Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.» Romanos 10:9-10.

¡Bendiciones amigos y hermanos caminantes del camino de Dios!

SJ. Carlos César González Cruz.

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