
Misión Evangélica: Siguiendo huellas
El personaje Jesucristo. Todos tenemos una opinión de él. Los que creemos en él, tenemos no solamente una manera personal de creer, sino también un concepto y algún tipo de relación con él. Sea esta moderada, superficial o íntima.
La novela «Él código Da Vinci» que fue un best seller, fue tomada como una insolencia por parte de algunos cristianos. La razón es que mostraba un misterio en todos los simbolismos sobre Jesucristo que había ocultado la iglesia; su resurrección y su relación con María Magdalena.
El Carnaval de Rio de Janeiro en Brasil, trae una comparsa de un Jesucristo mujer, ovacionado por la comunidad LGTB, cosa que ha sido visto como una provocación, burla y blasfemia para la iglesia.
Jesucristo, un gran profeta para muchos; el Mesías prometido para otros; un maestro ascendido para otros más. Puede ser un embustero para alguien o tan solo «una buena persona»; o no significar absolutamente nada para muchos.
El capítulo 9 del evangelio de Juan relata que Jesús untó lodo en los ojos a un ciego de nacimiento, luego le ordena irse a lavar. El hombre es sanado y ahora mira, pero se hace un escándalo, la opinión de los líderes eclesiásticos era que Jesús no podía ser un hombre de Dios por haber hecho ese milagro en un día de reposo. Al hombre sanado le aseguran que el tal Jesús es un hombre pecador por haber quebrantado el día de reposo, que ellos no saben ni siquiera quien es ni de donde venga. Él responde:
—¡Qué cosa tan extraña! A mí me sanó los ojos, ¿y ustedes ni siquiera saben de dónde proviene? __ Jn. 9:30
En otras palabras, “Ustedes no saben de dónde viene, ni yo. Solo sé que antes era ciego y ahora veo”
Ese personaje Jesús dejó unas palabras, sí fueran huellas, las quiero seguir.
«Así que, traten a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes. Ese es el verdadero significado de la ley y de la enseñanza de los profetas. El bien no viene de la gente mala, así como las uvas no se recogen de los espinos, ni los higos se recogen de los cardos. De la misma manera, todo árbol bueno da fruto bueno, pero un árbol malo da fruto malo. Un buen árbol no puede dar fruto malo ni tampoco un árbol malo puede dar fruto bueno.” Mateo 7:12, 16-18.
Cada quien es responsable de su vida, de lo que llena su corazón y cabeza. Las huellas de Jesús aún están imborrables, muy claras para seguirlas. Sus palabras y enseñanzas son muy sencillas que no tienen que rebuscarse.
La Teología es para los intelectuales, las penitencias para los pecadores arrepentidos, pero para aquellos que lo quieran conocer y seguir, síganlo, allí están sus huellas. No necesitas saber mucho, solo ver el impacto en tu vida, caminar junto a él, seguir sus huellas, hacer tuya sus palabras, cambiará rotundamente tu vida.
Bendiciones amigos y hermanos del camino. Del buen camino de Dios. Ps. Carlos César González Cruz.