Haciendo ovejas a los cerdos

MISIÓN EVANGÉLICA   

 Por SJ. Carlos César González Cruz.

No le den lo que es santo a los perros, ni echen perlas delante de los puercos; porque son capaces de pisotearlas y luego dar media vuelta y atacarlos a ustedes. Mat. 7:6.

Leí sobre un pastor que insistía a los congregantes que formaran un coro de voces para participar en las actividades de navidad. Tanta fue su insistencia y nula la respuesta que encaró a sus miembros reprendiéndolos y amenazándolos de un castigo severo de Dios hacia ellos por oponerse. Ellos se inmutaron ante eso, cosa que lo enfureció más. A unos les quitó los privilegios, los cargos y disciplinó expulsando a otros. Les dijo que costara lo que costara, iba a formar un coro para navidad. Lo logró. Pagó alta suma de dinero a personas que no eran de la iglesia, que no tenían buena reputación y que no les interesaba más que el dinero. Exactamente el 24 de diciembre, se encendieron los escenarios para que el “maravilloso coro del pastor” participara en el servicio de navidad.

La sorpresa para el pastor fue que algunos chicos del coro no fueron, otros llegaron tarde y uno que otro llegó tomado o drogado. El pastor se sintió fracasado por no tener el apoyo de los miembros para su coro y vergüenza por un coro que hizo el ridículo esa noche.

Podemos llorar, suplicar o amenazar a un perro para que hable y se comunique con nosotros, pero, no lo hará. Podemos hablarle a un cerdo para que no sea cochino, que no ame el cieno, que nos entienda que lo queremos limpio, que lo compensaremos si deja de ensuciarse, etcétera. No lo hará.

¿Entenderá las cosas de Dios quien aún no ha recibido la luz de la gracia divina?

¿Podrá gozarse en las promesas de Dios, irá a las reuniones y participara de ellas con júbilo quien no conoce a Dios ni ha tenido un encuentro con cristo para su conversión?

Tengo un perro que al hablarle fuerte me obedece, sabe que lo castigaré si no lo hace, y un perico que repite algunas palabras que le he enseñado. Ambos son animales, solo entienden por instinto. El cristiano sabe que su corazón es de Dios y le obedece. Vestir de cristiano a quien no lo es, es absurdo. Los hombres no transforman el corazón, solo lo hace Dios.

Pero, si nuestro evangelio está encubierto, lo está para los que se pierden. El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 2 Cor. 4:3-4.

¡Bendiciones amigos y hermanos del camino! SJ. Carlos César González Cruz.

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