Santiago Nieto: El perseguidor se puso en la mira
Desde el Palco
Por Julio César Silva Cetina
Los buques insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador para investigar, perseguir y procesar a los corruptos hacen agua … y mucho.
El tridente anti corrupción del Presidente estaba integrado originalmente por Irma Eréndira Sandoval, en la Contraloría de la Federación; Santiago Nieto Castillo, en la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y el fiscal general Alejandro Gertz Manero, aunque en teoría éste tiene autonomía.
Pero de los tres integrantes originales del tridente anticorrupción, ya cayeron dos y, justamente, cavaron su tumba por practicar los vicios que debían combatir.
Solo queda de pie Gertz Manero, pero también ya está en la mira.
Gran parte del destino de Nieto Castillo e Irma Eréndira Sandoval ha sido forjado, no solo por sus malas prácticas hechos público, sino porque utilizaron las dependencias a su cargo para ponerle piedritas en el camino a sus adversarios.
Por ejemplo, Irma Eréndira Sandoval, a quien se le exhibió por sus propiedades valuados en decenas de millones de pesos, fue perdiendo gradualmente la confianza del presidente López Obrador.
Primero, porque su hermano Pablo Amílcar Sandoval trató de competir con Félix Salgado Macedonio en Guerrero, cuando éste aún no había sido inhabilitado por el Instituto Nacional Electoral (INE) para ser candidato a gobernador y segundo, caló ondo en el ánimo del presidente el que sancionara a la empresa del hijo de Manuel Bartlet por haber vendido ventiladores “viejos y en mal estado” a hospitales públicos que combatían la pandemia.
Ambas cosas provocaron las filtraciones a la prensa de sus propiedades, con lo que públicamente perdió prestigio.
Ayer lunes los dos principales periódicos de la ciudad de México -Reforma y El Universal- hicieron sendas revelaciones, el primero en contra de Santiago Nieto y el segundo contra Gertz Manero, que evidencian que el ex titular de la UIF y el Fiscal General se vigilaban, se espiaban mutuamente, que cada uno había documentado un enriquecimiento inusitado del otro.
La danza de cientos de millones de pesos alrededor de ambos personajes de la 4T deja desnudo, otra vez, al gobierno del presidente López Obrador.
Tan solo en el caso de Nieto Castillo se habla de que en dos años obtuvo propiedades por $40 millones de pesos, cuando antes de asumir el cargo de la UIF, meses después de que renunció como fiscal en el gobierno de Enrique Peña Nieto, se declaró “quebrado y endeudado”.
Nieto Castillo era el brazo ejecutor de la 4T para investigar y denunciar a los adversarios políticos del Presidente, pero ahora no se descarta que haya utilizado a la UIF para fines más personales y únicamente en favor del grupo en el poder.
¿Habrá utilizado a la UIF para extorsionar a políticos? ¿Habrá recibido de políticas y políticos dinero para congelar investigaciones?
Lo de Nieto Castillo pinta para un escándalo de proporciones mayores, que puede salpicar y comprometer proyectos políticos.
Por lo pronto, tiene una deuda pendiente con empresarios quintanarroenses a los que congeló cuentas, debido a que supuestamente tienen ligas con la delincuencia organizada, y se dedicaban al lavado de dinero.
Los empresarios afectados no enfrentan ningún proceso y han buscando que les liberen sus recursos.
Han cumplido con todo lo que les ha pedido la autoridad y la oficina entonces a cargo de Nieto Castillo, pero no han obtenido respuesta.
Hace seis meses solicitaron una adiencia con el ahora ex funcionario, para que les informen qué trámite adicional se requiere para el descongelamiento de las cuentas.
Desde hace meses, luego del rimbombante anuncio del congelamiento de cuentas, los casos están abandonados, nadie da la cara y los empresarios han hecho un llamado al nuevo titular de la UIF Pablo Gómez para que les resuelva su problema.
A Nieto Castillo le pasó lo que al cazador: mató al elefante y no supo qué hacer con él, no cabía en el congelador.
El perseguidor se ha puesto en la mira y el presidente López Obrador ha demostrado que a la hora de defender el discurso de combate a la corrupción puede, aunque no en todos los casos, hacer de lado sus afectos y actuar en consecuencia.
Veremos.
Lo de Gertz Manero esa será otra historia.
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