Misión Evangélica: «2 de octubre, Día Internacional de la No Violencia»

La Asamblea General de las Naciones Unidas, designó el 2 de octubre como “el día Internacional de la no violencia. Mahatma Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en el pueblo de Porbandar, en el actual estado de Gujarat, en la India. Fue defensor de los derechos humanos y reconocido como uno de los más grandes líderes políticos y espirituales del siglo veinte. Honrado en la India como el padre de la nación, una de sus grandes frases fue: “Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo”. Martin Luther King y Nelson Mandela vieron a Gandhi como fuente de inspiración en su lucha para conseguir igualdad de derechos para su gente.

“2 de octubre no se olvida”, es una frase que se escucha año con año y que nos recuerda la vergüenza de la represión contra los estudiantes en 1968. Los seguidores de Jesucristo nos queda aún un vasto campo para el trabajo evangélico, no me refiero a las píldoras de éxtasis que se dan en los templos, donde parecemos angelitos hablando dulcemente y ponemos nuestra carita de gente espiritual, me refiero a las palabras de Jesucristo cuando dijo: “Ustedes son la sal de la tierra; Ustedes son la luz que alumbra al mundo.” Mt. 5: 1314. Esto va más allá del cristianismo de cuatro paredes, que obviamente, tiene una buena razón de ser cuando capacitamos a los discípulos para la obra del reino de Cristo como sal y luz del mundo. Nuestro mundo anárquico, deteriorado moralmente y vacío de valores, es nuestro vasto campo de servicio. Hemos de verlo como la gran oportunidad de llevarles la única y solo esperanza transformadora que hay en Jesucristo. No critiquemos, vamos a ellos con la Palabra de la cruz.

Un empleador de trabajo, contrató a dos personas para vender zapatos en una isla, ambos por su lado y sin conocerse fueron a reconocer el lugar; uno de ellos regresó triste y derrotado, le dijo a su jefe: “Los habitantes de la isla andan descalzos, no usan zapatos, no tiene caso ir a vender ahí”. El otro, llegó motivado y le dijo al jefe: Los habitantes de la isla no usan zapatos, yo les enseñaré, mándeme todos los modelos y todas las medidas, haré gran negocio con ellos”. Dios nos muestra personas anárquicas, llenas de desorden, bueno es orar por ellos, pero es necesario ir a ellos con la Palabra de esperanza. No podemos evadir la necesidad de Dios en los hospitales, en las cárceles, en los asilos de ancianos y en los orfanatos. Hemos de recordar esa gran pregunta: Entonces oí la voz del Señor que decía: —¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: —Aquí estoy. ¡Envíame a mí! Isaías 6:8.

A Dios orando y con el mazo dando. ¡Bendiciones amigos y hermanos del camino, del buen camino de Dios! Pbro. Carlos César González Cruz.

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