Obligan a trabajadores de Pemex a mutilarse
Agencia
Trabajadores relatan ser víctimas de mutilaciones, violencia y esclavitud de la organización, que a cuentagotas les exprime recursos para asegurar sus puestos en la empresa
Cuando muestra su mano derecha su voz se quiebra. Inevitablemente regresa a su mente aquella Navidad cuando su representante sindical le exigió mutilarse la mano, provocarse un accidente dentro de las propias instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex), “porque va a llegar otro trabajador para ocupar tu puesto y tenemos que cobrar el seguro, son órdenes del ‘patrón’”.
“Y es imposible oponerse, porque puedo perder mi empleo y tengo que llevar el sustento a mi familia, a mi esposa, a mis hijos”.
También calla con su familia, no es capaz de hablar de lo ocurrido y por qué tuvo que hacerlo, “cómo explicar a mis hijos que no tuve el valor de negarme a las amenazas. Tendré que callar para siempre, ellos no lo pueden saber, me da vergüenza”.
Y como este caso, existen otros tres más.
¿Cuánto recibieron del seguro que el sindicato cobró? Se les pregunta a trabajadores.
Al unísono responden, “nada”, no vimos un sólo centavo, sólo la promesa de que podríamos ser contratados para hacer trabajos simples, “pero a veces ni eso, nos marginan”, comentan.
Incluso, aseguran que desconocían que tenían un seguro de vida.
“Cuando nos enteramos fue cuando nos llevaron a firmar los papeles, ‘pero nos amenazaron si decíamos el nombre de la aseguradora’”, relatan.
Cuando se refiere a las órdenes del “patrón”, ¿sabe de quién hablan?
“El secretario general, Carlos Romero Deschamps”, señala sin titubeo.
Los relatos obtenidos por no sólo son escalofriantes, las imágenes de sus manos hablan por sí mismas.
Son cuatro trabajadores que vivieron la misma aberración y que prefieren guardar sus nombres y los de sus agresores por temor a represalias de sus propios dirigentes sindicales, que lejos de protegerlos, los han convertido en carne de carroña, que no solamente les cobran por trabajar, sino por cada prestación que tienen garantizada contractualmente.
Para cerca de 5 mil trabajadores petroleros eventuales, 20 mil que prestan sus servicios a la compañía para suplencias por vacaciones, enfermedad, permisos y para al menos 40 mil jubilados, Pemex no es un riesgo, “los dirigentes sindicales sí lo son”, coinciden.
Trabajadores conocen de al menos otros 3 casos en los que el sindicato los obligó a accidentarse.
El horror subterráneo
El Dragón de las 36 cabezas (por el número de secciones que conforman el gremio sindical) y como describen al sindicato los trabajadores transitorios del STPRM, “es capaz de infringirles vejaciones, estafas, amenazas, violencia, esclavitud y actos criminales”.
“Son dirigentes que han llegado al grado de obligarnos a mutilarnos o accidentarnos dentro de las instalaciones para cobrar los seguros”, subrayan los afectados.
Son los testimonios de quienes han sido víctimas y que asoman a la luz el Pemex subterráneo y de la existencia de un “feudal dentro del Reino de Pemex”, el del sindicato petrolero, que por años y que a cuentagotas, les exprime recursos a sus agremiados.
“Es difícil cuantificar cuánto reciben de todos los moches que piden, pero son millones que se reparten”, explican los trabajadores entrevistados.
“A cada sindicalizado eventual o transitorio que sube a plataformas petroleras le cobran entre 500 y 700 pesos cada vez que lo hacen. Es la misma cuota para aquellos que son asignados para algún trabajo en las diferentes áreas de negocio de la empresa, ya sea exploración y producción, refinación o logística”, afirman.
“Es el derecho de piso por trabajar”, explican.
No es la empresa de las cifras, de la producción, de las reservas petroleras, de las finanzas, es el de un sindicato que esclaviza a los trabajadores eventuales.
“Cuando no tenemos trabajo, nos llevan a barrer el patio de las casas de nuestros dirigentes, lavarle el coche y el de sus hijos, cargar el súper de la esposa, cuidar a sus hijos, trabajar como albañiles para construir sus casas y hasta para llevarles gasolina a sus domicilios, como choferes.
“Nos obligan a hacer militancia política en actos y uno tiene que humillarse para conseguir un contrato, cuando bien nos va transitorio, y si Dios nos bendice, la planta”, comentan los trabajadores.
A petroleros sindicalizados o eventuales que suben a platafo rmas les cobran entre 500 y 700 pesos cada vez que lo hacen. Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL
Evidencias y denuncias
La Dirección Corporativa de Administración y Servicios de Petróleos Mexicanos cuenta con evidencias en relación con los equipos de trabajo que tienen que ver con jornadas y asignación de personal, es hasta ahora que el “representante sindical venía decidiendo el número y el perfil de las personas que participan en cada cuadrilla”, esquema que les permitía allegarse de moches por los trabajos asignados.
También hay evidencia, de acuerdo con lo que consta en actas del Consejo de Administración de Pemex, “que, en materia jurídica, a través de la Línea de Ética, se recibió una denuncia relativa a una cobertura en la que se falsificó la renuncia de una trabajadora. Se realizó la investigación y se presentó la denuncia penal correspondiente contra quien lo hizo y de quien avaló por parte del sindicato esta situación”.
Si alguien muere, el sindicato manda a sus representantes a exigirnos que aportemos entre 500 y mil pesos para los deudos, recursos que nunca llegan a sus familias.
El Contrato Colectivo de Trabajo vigente señala en las cláusulas 125 y 126 que cuando un trabajador fallece, “el patrón pagará a familiares 140 días de salario ordinario por concepto de gastos funerarios” a condición de que se compruebe haber efectuado el sepelio.
Además, el patrón entregará 6 mil 796.90 pesos como ayuda para gastos funerarios. El trabajador transitorio deberá contar con un contrato vigente y un mínimo de 180 días laborables en la anualidad inmediata anterior.
En el consejo lo saben
Lo inconcebible es que el Consejo de Administración de la firma petrolera, que encabeza la secretaria de Energía y el director de Pemex, Rocío Nahle y Octavio Romero, respectivamente, esté enterado.
En la reunión del máximo órgano de gobierno de Pemex de septiembre de 2020, se hizo referencia a “un incidente en Villahermosa, que está siendo atendido por la Dirección Jurídica, en el que se detuvo a varios trabajadores que llevaban en garrafas y en cuatro o cinco vehículos combustible al rancho de uno de los dirigentes sindicales”.
Los nombres, fechas y la ubicación del rancho fueron sombreados del acta de consejo.
El sindicato ha llegado a tal grado que, en ese mismo mes, de acuerdo con versiones de la reunión 960 Extraordinaria del Consejo de Administración de Pemex, hizo “el ofrecimiento de poner sobre la mesa incrementar la edad de retiro de los trabajadores, a cambio de que no le quitaran beneficios a la dirigencia”.
Incluso, la propia empresa menciona que el sindicato ha presionado por la “supuesta” falta de dotación de ropa de trabajo y calzado, pero la administración respondió que “además de las prendas que están en los almacenes locales de las diferentes instalaciones de Pemex en el país, se está haciendo la entrega de poco más de un millón de equipos de protección personal y de vestuario y poco más de 100 mil pares de zapatos”.
Adicionalmente, se está trabajando en la compra de dotación para 2021 con un mecanismo de compra consolidada, “en lo que los dirigentes sindicales se sienten incómodos, porque hasta hace poco ellos decidían qué comprar y con quién”.
Control de escuelas
El sindicato también tenía el control de las escuelas de petroleros —incluidos los recursos para su mantenimiento— y que ahora se busca transferir a los gobiernos de los estados. A la fecha, faltan 17 escuelas por transferirse en diferentes entidades del país.
De otras 16, 12 están en proceso de regularización, “ya que no se contaba con la documentación que acreditara la propiedad de Pemex, cuatro de ellas están en Tabasco, cuatro en Tamaulipas, una en Hidalgo, una en Chihuahua, una en Oaxaca, otra en Chiapas, y cuatro con expedientes debidamente integrados para ser desincorporadas.
Dos de ellas se encuentran en Guanajuato, una en Puebla y una en San Luis Potosí, según información de la Dirección Corporativa de Administración y Servicios de Pemex.
En la plática con los trabajadores mutilados, uno de ellos describe lo que tuvo que hacer para accidentarse:
“Era Navidad y al llegar a mi puesto de trabajo me dicen que venía otro [empleado] por mi plaza. Fue en una perforadora manejando preventores, cuando vi que venía para adentro metí la mano y me agarró la primera falange del dedo índice de la mano derecha.
“En el hospital y con la negligencia médica, porque pudieron haber salvado parte del dedo, fueron cortando y cortando argumentando que se me estaba gangrenando, eso me cambió la vida para siempre”, señala.
Con información de El Universal