Las mujeres que amo
También existen otro tipo de mujeres, las que no leen poesía, las que no compran libros, las que toman café de olla en lugar de capuchinos en Starbucks. las que no saben quién esCharles Bukowsky ni tampoco Mónica Gae; pero se saben el camino a las escuelas, universidades, cineteca, bibliotecas o museos, porque ahí llevan a sus hijos, nietos o hermanos.
Son ese tipo de mujeres que amo, las que trabajan fuera y dentro de casa 20 horas y aún les sobra tiempo para soñar.
Otras más laboran en fondas, oficinas, fábricas o talleres lavando,limpiando,ordenando, etcétera. No usan bolsas Michael Kors.Usan bolsas de plástico morrales o mochilas.
Esas otras mujeres que amo, no usan Internet, sino 20 pesos de recarga para estar al pendiente de su familia, de sus hijos. Son las de mala ortografía;de las de fiestas patronales en lugar de centros comerciales o cenas de gala.
Esas otras mujeres que admiro y amo, son «sin doctorados», pero son muy sabias e inteligentes; con sentido común, nobles, ecuánimes, de buena sazón de cocina.
No son abogadas, arquitectas o doctoras, son verdaderas damas con vestidos de manta y calzadas de huaraches.No se maquillan, ni necesitan prendas costosas o zapatillas caras para sentirse mujer. Son las menos agraciadas por los estereotipos de moda y belleza racial.
Amo y admiro esas mujeres valientes; mujeres de una sola pieza, que no se rompen, que no se agrietan, que no se quiebran. A ellas les doy el calificativo de “Mujer fuerte”.Las mujeres fuertes son aquellas que ves vendiendo frutas en los mercados o debajo de los puentes, en los parques, kioskos y algunas avenidas. Ellas no saben aún de tecnología, ni hablan inglés. Pero saben dar los buenos días o buenas tardes; saben saludar, dicen:“con permiso, gracias y por favor”, siempre con una sonrisa.
Ellas son felices ayudando al prójimo, son mujeres con las que platicas diez minutos y te cambian la percepción de la vida.
Esas mujeres son como la Madre Tierra, fértiles, calladas, sabias, protectoras y muy fuertes. Ellas se enferman y no se quejan, ni mucho menos lo publican en redes sociales. Son mujeres de buena madera.
En cada mujer de estas habita el amor, la comprensión, la sabiduría, la fortaleza y el respeto, son de un linaje que se niega a morir. Son Mujeres de Hierro, no de cristal.
A esas mujeres va mi admiración, mi respeto y mi amor.
Mujer ejemplar no es fácil hallarla; ¡vale más que las piedras preciosas! Proverbios 31:10.
¡Bendiciones amigos y hermanos del camino, del buen camino de Dios!
Pbro. Carlos César González Cruz