Pocos datos y fotocopias: la no tan maravillosa historia de cómo México compra vacunas a Rusia
A principios de enero, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó a Hugo López-Gatell volar a Argentina, que ya aprobó y usa la “Sputnik V”, para ver qué información podía recabar. Una vez ahí, los argentinos tuvieron que llamar a los rusos a fin de recibir permiso para compartir los expedientes. En uno o dos días, le entregaron una copia de los resultados de la Fase 3 de la prueba y otros datos que trajo de regreso a México y luego presentó a funcionarios regulatorios.
México informó el martes que está cerca de autorizar el uso de la vacuna rusa contra el coronavirus, la “Sputnik V”, con mucho drama, pero pocos datos públicos disponibles.
El proceso de aprobación descrito por Hugo López-Gatell, Subsecretario de Salud de México, parecía una novela de espionaje de la Guerra Fría, y podría no fomentar la confianza en la vacuna.
López-Gatell dijo que un comité técnico mexicano para medicamentos nuevos ha recomendado aprobar la vacuna y que sólo faltan “algunos detalles” para que la Cofepris, la comisión gubernamental contra riesgos sanitarios, dé la aprobación final.
“La parte técnica, la parte sustantiva de Cofepris, particularmente el comité de moléculas nuevas, dio una recomendación favorable a la autorización. Es decir, la parte crucial ya ha sido resuelta favorablemente”, comentó López-Gatell.
Agregó que, a pesar de semanas de conversaciones con funcionarios rusos, no pudo echar mano de los resultados de la Fase 3 de las pruebas, que suelen publicarse en revistas médicas internacionales e indican qué tan efectiva es la vacuna.
Los funcionarios rusos han dado informes discrepantes, exaltando la supuesta efectividad de la vacuna “Sputnik V” cada vez que se reportan resultados de una vacuna estadounidense.
Desesperado, pero sin datos publicados, el Presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ordenó a López-Gatell volar a Argentina, que ya aprobó y usa la “Sputnik V”, para ver qué información podía recabar.
Los argentinos tuvieron que llamar a los rusos a fin de recibir permiso para compartir con los mexicanos los expedientes.
En uno o dos días, los argentinos le entregaron a López-Gatell una copia de los resultados de la Fase 3 de la prueba y otros datos sobre la vacuna “Sputnik V” que animadamente trajo de regreso a México y luego presentó a funcionarios regulatorios mexicanos.
Pero la trama se complicó, porque aunque el comité técnico ha dado una recomendación favorable, resulta que ni siquiera se ha presentado formalmente la solicitud. Al parecer, las autoridades mexicanas no pueden otorgar autorización basadas en lo que podría ser un fajo de fotocopias obtenidas de quién sabe dónde a través de canales secundarios.
López-Gatell dijo que México actualmente intenta convencer a los rusos, que al parecer no tienen mucha experiencia lidiando con agencias regulatorias, de que designe a una persona para que formalmente presente lo que parece ser una solicitud ya aprobada.
México no ha logrado conseguir más de 750 mil dosis de la vacuna Pfizer, aproximadamente la mitad de lo que necesita sólo para inocular a los trabajadores de salud de primera línea. El país había puesto sus esperanzas en la vacuna CanSino de China.
Pero las demoras en la aprobación de esa vacuna llevaron a López Obrador a hablar directamente con el Presidente ruso Vladimir Putin el lunes para intentar obtener la vacuna rusa, de la cual las primeras dosis están previstas para llegar la próxima semana.
No está claro si la falta de datos públicos podría afectar la disposición de los mexicanos a vacunarse sin saber qué tan efectiva o segura es la vacuna rusa.
“Yo sí quiero vacunas, pero las que tengan el aval de la OMS y de la comunidad científica internacional”, escribió la Senadora de oposición Lilly Téllez, del Partido Acción Nacional. “La vacuna rusa todavía no lo tiene”.
“Es la vacuna barata, por eso la eligió el Gobierno”, tuiteó Téllez.