
El Club de playa Papitos, foco de infección de Covid-19 en Bacalar
BACALAR, 03 DE ENERO.- Pese a que al día de hoy el Sur de Quintana Roo está en medio de una complicada situación ante el acelerado ritmo de contagios por coronavirus (covid-19), y a sabiendas de que un retroceso en el semáforo epidemiológico estatal sería de graves consecuencias para la economía del sector turístico, los propietarios del Club de Playa “Papitos” de Bacalar están arriesgando la vida de sus clientes y de su personal, al ignorar totalmente los protocolos dispuestos por la Secretaría Estatal de Salud (SESA) para frenar la proliferación de dicho mal y salvar vidas.

En un recorrido realizado por este sitio, el cual se ubica sobre la avenida Costera, a unos pasos del Balneario Ejidal, se pudo observar que en las embarcaciones que brindan el servicio de paseos por la Laguna de los Siete Colores, de ninguna manera se están cumpliendo las medidas sanitarias propias de esta nueva normalidad, y es así como ni el personal del club y mucho menos los paseantes usan cubrebocas o cuando menos guardan distancia para no contagiarse.

Por si fuera poco, además de que a nadie se le toma la temperatura, a fin de cerciorarse si no presenta síntomas del mal, las lanchas y pontones que ahí se utilizan, además de que son llenadas al máximo de su capacidad, tampoco son cuando menos sanitizadas entre un servicio y otro, siendo que, pese a que los chalecos salvavidas pasan de mano en mano, ni siquiera son limpiados, lo cual acrecienta el riesgo de contagios.
Por si fuera poco, en este lugar, el cual opera también como hotel a través de una serie de cabañas, además de ser restaurante-bar, el aforo de personas no tiene límites, de tal forma que en todo momento está por arriba de lo permitido, es decir, la persona que así lo desee puede entrar y salir libremente, esto sin contar con que las mesas no están colocadas a una sana distancia una de otra, por lo que los clientes prácticamente están codo con codo, sin cubrebocas y muchos menos gel antibacterial.
Cabe destacar que en todo este complejo los tapetes sanitizantes brillan por su ausencia, además de que los objetos de uso común, llámese mesas y sillas, en ningún momento son objeto de limpieza, lo cual acentúa el peligro de que, entre un servicio y otro, alguien pueda contraer el virus de forma inevitable, con las consecuencias que esto representa.
De igual forma, no se puede soslayar que, por si fuera poco, este lugar también ha sido denunciado en innumerables ocasiones por el excesivo ruido que genera, fruto de las fiestas que ahí se realizan, las cuales, supuestamente, están prohibidas ante el riesgo de un brote de coronavirus que afecte sin distingo a todos los que se dedican a la actividad turística.
Finalmente, según se pudo averiguar, tanto los responsables de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), como de su similar a nivel estatal, ya están enterados de estas anomalías y de las quejas de numerosos clientes que al ingresar al lugar mejor decidieron retirarse, sin embargo, hasta el momento no se tiene conocimiento de que se haya realizado una inspección a este sitio que, sin temor a equivocarnos, resulta sumamente peligroso para vacacionar, ya que no se están cumpliendo estrictamente los protocolos sanitarios dispuestos para hacer frente al covid-19, y eso es tanto como arriesgar la vida por un momento de diversión.