Dejar, es también amar

Misión Evangélica

Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. 1 Juan 4:21.

Despertar y comprender las cosas a Dios lleva su tiempo. Esos tiempos son los tiempos de Dios.

La maduración es el proceso que lleva a la madurez.

Necio es aquél que rompe el capuyo obligando a la mariposa a salir de él, necio es quien rompe el cascarón de huevo facilitando al pollo salir antes del tiempo. Ni el pollo ni la mariposa lograron sus fuerzas y la fortaleza para enfrentarse a las dificultades de la vida.
 
Cuántas veces hemos querido que los que amamos VEAN lo mismo que nosotros estamos viendo.

Debemos aprender y entender que para amar hay que dejar de QUERER.

Si no quiere ver,
no le enciendas la luz, si lo haces dañarás sus ojos.

Si no quiere escuchar, no levantes la voz,
lastimarás su conciencia.

Si no quiere caminar,
no proporciones apoyo,
sangrarán sus pasos.

Su despertar no es tuyo,
es exclusivamente suyo.
Si en algún momento hiciste
de su dolor tu dolor, suelta,
no te pertenece.

Sé amorosamente fraternal,
silenciosamente paciente,
amigablemente distante.

No te pierdas en ello.
Re-encuéntrate y alégrate,
porque tú sigues siendo tú.

Respetemos el camino de cada ser humano.

Bendiciones amigos y hermanos del camino, del buen camino de Dios.

Pbro. Carlos César González Cruz.

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