Lo efímero de la vida
Mira lo que me encontré: Una libélula vive aproximadamente 24 horas, en tanto en las hormigas, la reina, dedica su vida a poner huevos para garantizar la supervivencia de la colonia, puede llegar a vivir hasta 30 años, pero la hormiga macho, que se reproducen con la reina, una vez cumplida su misión, su esperanza de vida es de apenas tres semanas; la vida de una mosca está entre los 15 y los 30 días; una abeja obrera vive unos 45 días.
La esperanza de vida es el número medio de años que espera vivir una persona, según la definición del Instituto Nacional de Estadística, pero varía dependiendo del lugar de nacimiento y no es igual en hombres que en mujeres. En 2016 era de 74.2 años para las mujeres y de 69.8 para los hombres.
La Biblia dice en Job 14:1-2 “El hombre, nacido de mujer, corto de días y hastiado de sinsabores, Sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece.”
A la luz de la eternidad, el ser humano es efímero, sus años no son nada.
¡Cuántas cosas vino hacernos comprender el Coronavirus!
Mis amigos cercanos, familiares, conocidos y muchos compañeros guías espirituales se han ido, no lo esperaban ellos ni yo. Platicábamos y comentábamos sobre el contagio, la peligrosidad y muerte que provoca este enemigo, invisible y letal virus y lloramos juntos la muerte de alguien cercano a nosotros, hasta que llegó a ellos. No lo vieron llegar, ni cómo ni cuándo.
“Espero turno”, les digo a quienes me preguntan por mi salud. Yo estoy, bien, gozo de buena salud, me siento muy feliz. En tanto nos llega el turno, gastemos bien lo que nos queda de vida en vida, la vida es para vivirla, para disfrutarla, para estar bien con uno mismo.
Una de mis frutas favoritas es la pera asiática, es cara. Cuando la compro, la como muy tranquilamente, disfrutando su sabor, no importa lo que cueste, vale la pena disfrutarla. Así es la vida, no tiene caso comprar caro el dolor, no necesitamos atesorar basura en el corazón. Hay qué respirar hondo, y disfrutar las pequeñas cosas que nos hacen felices a nosotros y a los nuestros, como la Palabra de Dios dice: “Lo mejor que puede hacer el hombre es comer y beber, y disfrutar del fruto de su trabajo, pues he encontrado que también esto viene de parte de Dios”. Eclesiastés 2:24.
Queridos amigos, caminantes del este bello sendero que llamamos vida, un día moriremos, pero habrá muchísimos días que no, en tanto llega el día de partir, vivamos a plenitud, gastemos todo lo que podamos de nuestra vida en vida.
Pbro. Carlos César González Cruz.