¿Estará la iglesia bajo disciplina?

Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová. Lamentaciones 3:40

Algunos de los propósitos que tiene la disciplina eclesiástica es dar honor a la justicia, gloria y santidad de Dios, Calvino el gran reformador del S. XVI, decía que una de las marcas que tiene la iglesia de Jesucristo es precisamente la disciplina eclesiástica.

Así mismo, tiene como objetivo la restauración del pecador. La contrición arrepentimiento y reconciliación con Dios, y la reparación de los daños causados por el ofensor.

Tal parece que la iglesia de hoy, ha sido puesta bajo una disciplina dada directamente de parte de Dios. Hoy tenemos miedo a asistir a los templos debido al contagio, y los que van, deben estar distanciados dos metros cada uno. Los templos están a un 30% de su capacidad. Los adoradores, no pueden hacerlo libremente, sus bocas han sido obstruida por los cubrebocas y las caretas; no pueden abrazarse; hasta las ofrendas pueden ser peligrosas por portar el virus asesino.

Las iglesias han dejado de impartir los sacramentos, la cena del Señor, los bautismos, el coro de la iglesia o grupo musical han callado. En verdad los servicios cúlticos hoy, han perdido mucho de la alegría que tenían.

Cuando una persona ha sido puesta en disciplina por la autoridad eclesiástica, se le ordena a quedarse “en la banca”, sin participación, depuesta de su oficio y del ejercicio de sus actividades como miembro a causa de su sanción disciplinaria. Pues parece que la iglesia de estos tiempos, así está.

¿Dónde han quedado esos profetas? ¿Dónde están los grandes apóstoles?

Lamentamos mucho la muerte de personas importantes por esta pandemia. Pastores que perdieron valiosos miembros e iglesia que perdieron sus pastores.

Si esto fuera una disciplina de Dios al mundo entero, incluyendo a su iglesia, no nos queda más que honrar a Dios en su perfecta justicia, pues la Palabra declara:

¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?

¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno? Lamentaciones 3:37-38

No queda más que, escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos al Señor de los cielos.

¡Bendiciones amigos y hermanos del camino, del buen camino de Dios! Pbro. Carlos César González Cruz

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