Coronavirus: los médicos que advierten de los efectos que el covid-19 puede tener en el cerebro
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Algunos científicos sospechan que el covid-19 causa insuficiencia respiratoria y muerte no por daño a los pulmones, sino al cerebro. Y que otros síntomas de esos problemas neurológicos incluyen dolores de cabeza, derrames cerebrales y convulsiones.
Para Julie Helms, comenzó con un puñado de pacientes ingresados en su Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en el Hospital Universitario de Estrasburgo, en el noreste de Francia, a principios de marzo de 2020.
En cuestión de días, todos los pacientes en la UCI tenían covid-19, y no eran solo sus dificultades respiratorias las que le causaron alarma.
«Estaban extremadamente agitados y muchos tenían problemas neurológicos, principalmente confusión y delirio», afirma.
«Estamos acostumbrados a tener algunos pacientes en la UCI que están agitados y requieren sedación, pero esto fue completamente anormal. Ha sido muy aterrador, especialmente porque muchas de las personas que tratamos eran muy jóvenes, muchas de 30 y 40 años, incluso de 18 años».
Helms y sus colegas publicaron un pequeño estudio en el New England Journal of Medicine que documenta los síntomas neurológicos en sus pacientes con covid-19, que van desde dificultades cognitivas hasta confusión.
Todos son signos de «encefalopatía» (el término general para daño al cerebro), una tendencia que los investigadores en Wuhan habían notado en los pacientes con coronavirus en febrero pasado.
Ahora, más de 300 estudios de todo el mundo han encontrado una prevalencia de anomalías neurológicas en pacientes con covid-19, que incluyen desde síntomas leves como dolores de cabeza, pérdida del olfato (anosmia) y sensaciones de hormigueo (arcoparastesia), hasta resultados más graves como afasia (incapacidad para hablar), ataques cerebrales y convulsiones.
Esto se suma a los hallazgos recientes de que el virus, que se ha considerado en gran medida como una enfermedad respiratoria, también puede causar estragos en los riñones, el hígado, el corazón y casi todos los sistemas de órganos del cuerpo.
«Todavía no sabemos si la encefalopatía es más grave con covid-19 que con otros virus, pero puedo decirle que lo hemos estado viendo bastante», dice la neuróloga Elissa Fory de la Fundación Henry Ford en Detroit, Michigan, en Estados Unidos.
«A medida que aumenta el número de casos comienzas a ver no solo las manifestaciones comunes sino también las poco comunes, y las estamos viendo todas a la vez, lo cual no es algo que ninguno de nosotros haya encontrado en nuestras vidas».
Las estimaciones de la prevalencia exacta varían, pero parece que aproximadamente el 50% de los pacientes diagnosticados con Sars-CoV-2, el virus responsable de causar la enfermedad covid-19, han experimentado problemas neurológicos.
El alcance y la gravedad de estos problemas neurológicos ha pasado desapercibido.
La mayoría de las personas, incluidos los médicos, pueden no reconocer las anormalidades neurológicas por lo que son cuando aparecen: alguien que sufre una convulsión simplemente puede verse aturdido, sin temblores ni sacudones.
Con sus maquinas que emiten pitidos, medicamentos sedantes y el aislamiento de la internación, el entorno de las UCI puede exacerbar e inducir el delirio, lo que dificulta nuestra capacidad de vincular cualquier síntoma con el virus.
Para complicar aún más las cosas, a muchas personas que sufren los efectos del Sars-CoV-2 nunca se les realiza la prueba del virus, especialmente si no presentan tos ni fiebre.
Significa que si tienen síntomas neurológicos, es posible que nunca sepamos si estaban relacionados con el Sars-CoV-2.
«De hecho, hay un porcentaje significativo de pacientes con covid-19 cuyo único síntoma es la confusión» -no tienen tos ni fatiga-, dice Robert Stevens, profesor asociado de anestesiología y medicina de cuidados críticos en Johns Hopkins Medicine en Baltimore, Maryland, EE.UU.
«Nos enfrentamos a una pandemia secundaria de enfermedades neurológicas«.
¿Puede el virus infectar el cerebro?
La mayoría de los investigadores creen que el efecto neurológico del virus es un resultado indirecto de la falta de oxígeno en el cerebro (la «hipoxia feliz» exhibida por muchos pacientes) o el subproducto de la respuesta inflamatoria del cuerpo (la famosa «tormenta de citocinas»).
Tanto Fory como Helms creen que los efectos neurológicos están «mediados por citocinas».
Otros no están tan seguros: cada vez hay más evidencia de que el virus realmente puede invadir el cerebro mismo.
«Si me hubieras preguntado hace un mes si había alguna evidencia publicada de que el Sars-CoV-2 podía cruzar la barrera hematoencefálica habría dicho que no, pero ahora hay muchos informes que muestran que definitivamente sí puede», dice Stevens.
En Japón, los investigadores informaron el caso de un hombre de 24 años que fue encontrado inconsciente en el suelo en un charco de su propio vómito.
Experimentó convulsiones generalizadas mientras lo trasladaban al hospital. Una resonancia magnética de su cerebro reveló signos agudos de meningitis viral (inflamación del cerebro), y una punción lumbar detectó Sars-CoV-2 en su líquido cefalorraquídeo.
Los investigadores chinos también encontraron rastros del virus en el líquido cefalorraquídeo de un paciente masculino de 56 años que padecía encefalitis severa.
Y en un examen post mortem de un paciente de covid-19 en Italia, los investigadores detectaron partículas virales en las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos del cerebro.
En algunos países, como Francia, las autopsias de pacientes con covid-19 están altamente restringidas (o totalmente prohibidas), lo que hace que el hallazgo italiano sea aún más importante y preocupante.
De hecho, algunos científicos ahora sospechan que el virus causa insuficiencia respiratoria y muerte no por daños en los pulmones sino por daños en el tronco encefálico, el centro de comando que garantiza que sigamos respirando incluso cuando estamos inconscientes.
El cerebro normalmente está protegido de enfermedades infecciosas por lo que se conoce como la «barrera hematoencefálica»: un revestimiento de células especializadas dentro de los capilares que atraviesan el cerebro y la médula espinal. Estos impiden que los microbios y otros agentes tóxicos infecten el cerebro.
Si el Sars-CoV-2 puede cruzar esta barrera, sugiere que el virus no solo puede ingresar al núcleo del sistema nervioso central, sino que también puede permanecer allí, con el potencial de regresar años después.
Aunque es inusual, este comportamiento no es desconocido entre los virus: el virus de la varicela Herpes zoster, por ejemplo, comúnmente infecta las células nerviosas de la columna vertebral, y luego reaparece en la edad adulta como culebrilla: aproximadamente el 30% de las personas que experimentaron varicela en la infancia desarrollan culebrilla en algún momento de sus vidas.
Otros virus han causado impactos a largo plazo mucho más devastadores.