La pandemia de la corrupción
Por Jorge Iván Domínguez
Hemos sido testigos de cómo esta crisis ha sacado lo mejor y lo peor de las personas. En el caso de los gobiernos en México, la tendencia, como era de esperarse, ha sido negativa.
Desde el presidente, asegurando que, si las empresas quiebran es por culpa de los empresarios, hasta ejemplos más deplorables, como los desvíos por 51 millones de pesos de la titular de la Conade, Ana Gabriela Guevara, Manuel Bartlett y su hijo, vendiendo respiradores a sobreprecio al sector salud, el gobernador de Puebla con su idea de hacerse de las escuelas privadas, y hasta diputados entregando despensas con propaganda política en medio de la contingencia.
En esa misma línea, en el olvidado estado de Durango, tierra que vio nacer a Francisco Villa, a Dolores del Río y a Guadalupe Victoria (primer presidente de México), se acaba de cometer otro atraco en despoblado en plena crisis sanitaria.
Así como lo lee, el gobierno del estado asignó un fondo de 50 millones de pesos para créditos a empresas afectadas a causa del actual estancamiento económico, sin embargo, el comité encargado de asignar los apoyos, encabezado por el secretario de Desarrollo Económico y conformado por líderes empresariales, decidió repartirse una gran parte del mismo entre sus propios miembros, dejando fuera a las más de 50 mil empresas que el INEGI asegura tiene registradas dicha entidad federativa.
Es importante destacar que en la distribución de estos recursos, hubo criterios que asignaron hasta medio millón de pesos por empresa y hasta dos millones por familia, casualmente, en la mayoría de los casos, propiedad de líderes gremiales, funcionarios públicos del orden estatal y municipal, y familiares en primera línea.
Por si fuera poco, el mismo secretario de Desarrollo Económico reconoció ante el Congreso del Estado haber entregado apoyo a los “amigos”, justificado que “Durango es muy pequeño y todos se conocen”.
Evidentemente esto representa un claro conflicto de interés, tráfico de influencias, así como un acto por demás ignominioso hacia la ciudadanía en general, sobre todo a los microempresarios que de verdad la están pasando mal en esta crisis y se han visto obligados a clausurar sus negocios y despedir a sus empleados.
Así, al más puro estilo de las películas de Damián Alcázar y Luis Estrada, es como se distribuyeron los recursos públicos en este bello y colonial estado de la República, donde por cierto, estos dos cineastas filmaron: La dictadura perfecta.
El gobernador de Durango, José Rosas Aispuro, ayer tomó cartas en el asunto y retiró del cargo al secretario en cuestión, de quien recibió un retiro “voluntario”, desvinculándose así de este acto de latrocinio.
Aunado a esta remoción del cargo, lo que se esperaría por parte del gobierno, es el redireccionamiento de los recursos a las empresas más lastimadas por la pandemia y la sanción a quien definió los criterios de las reglas de operación, para que este delito no quede impune.
Bien dicen que las crisis son oportunidades, pero como pasa comúnmente en este país, los beneficios siempre se quedan en unas cuantas manos, incluso cuando las circunstancias exigen solidaridad y empatía con los que más lo necesitan.
Estaremos pendientes de este y otros casos que se susciten a lo largo y ancho del territorio nacional. La corrupción es la peor de las pandemias que ha azotado a este país durante siglos, y la vacuna es la participación y la exigencia de los ciudadanos.
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*El autor es maestro en gobierno y políticas públicas por la Universidad Panamericana y actualmente se desempeña como director de Información del Heraldo de México Televisión.