The Economist resaltó que en lugar de aprovechar la pandemia de COVID-19 para acelerar el cambio a las energías renovables, López Obrador hizo lo contrario

The Economist resaltó que en lugar de aprovechar la pandemia de COVID-19 para acelerar el cambio a las energías renovables, López Obrador hizo lo contrario

Un nuevo artículo publicado por The Economist analiza las nuevas reglas establecidas por el Gobierno de México para la operación de la red eléctrica en el país y cómo “nada puede sacudir la fijación en los combustibles fósiles” de Andrés Manuel López Obrador.

El medio especializado en economía resaltó que en lugar de aprovechar la pandemia de COVID-19 para acelerar el cambio del petróleo a las energías renovables, López Obrador hizo lo contrario.

Julio Valle, de la Asociación Mexicana de Energía Eólica, aseveró que las nuevas reglas impuestas por la Secretaría de Energía (Sener) ponen en desventaja a la energía renovable y dan prioridad a la energía más contaminante y costosa de las plantas administradas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

A finales de 2018, cuando recién había asumido el cargo, López Obrador canceló la cuarta ronda de subastas de permisos para suministrar energía renovable a la red eléctrica nacional.

Sumado a la reciente normativa, estas acciones han desconcertado a los inversionistas en energías renovables mexicanas.

Julio Valle comentó que para 2024 la industria eólica esperaba triplicar su capacidad a 15 gigawatts; sin embargo, ahora es probable que alcance poco más de la mitad de esa cifra.

The Economist resaltó que las energías renovables “representan mucho de lo que a López Obrador no le gusta”; entre otras características, los generadores son de propiedad privada y a menudo extranjeros, el control es disperso y los parques solares y eólicos parecen arriesgados.

Cuando el mandatario mexicano visitó un parque eólico en el norte del país, lamentó la “contaminación visual” que generaban las turbinas.

En contraste, señala el medio, López Obrador “encuentra belleza en los pozos de petróleo” y recuerda con añoranza “los días en que Pemex, la compañía petrolera estatal, era el motor de la prosperidad de México”.

El plan del Gobierno de México es mantener la participación de la CFE en la generación de electricidad al 54 por ciento, y tiene en mente la construcción de siete plantas de gas y petróleo.

“Los precios del petróleo pueden recuperarse, pero los problemas de Pemex no desaparecerán. Los productores de petróleo más eficientes y limpios tendrán ventaja sobre México a medida que el mundo reduzca su consumo”, concluyó The Economist.

Con información de The Economist

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