Masacre en Nueva Zelanda

NUEVA ZELANDA

Por Agencias Quequi

Un hombre, aparentemente un supremacista blanco, cometió ayer el peor atentado en la historia de Nueva Zelanda, al disparar a bocajarro con un arma automática contra dos mezquitas de la ciudad de Christchurch. Al menos 49 personas han muerto y otras 20 han resultado heridas de gravedad, según han confirmado la policía y la primera ministra del país, Jacinda Ardern.

Horas antes del ataque terrorista en Nueva Zelanda, el principal sospechoso de la masacre había publicado un manifiesto en el que explicó los motivos y objetivos de su ataque y expuso sus ideas radicales contra la inmigración masiva.

DETENIDO

El hombre, descrito en los medios como de piel blanca y cabello rubio corto, se identifica como Brenton Tarrant, de 28 años, y afirma que es originario de Australia. Las autoridades de ese país han confirmado que una de las cuatro personas detenidas por los tiroteos es de nacionalidad australiana.

En el texto de 73 páginas, titulado ‘El gran reemplazo’, el supuesto atacante reconoce que sus acciones corresponden a un «ataque terrorista», al que califica como «antiinmigración» y vincula al «reemplazo antiétnico» y el «reemplazo anticultural».

Tarrant escribió que, si sobrevivía, estaría listo para enfrentarse ante la Justicia y se declararía inocente, pero de ser encarcelado tiene esperanza de ser liberado posteriormente. «También espero un eventual Premio Nobel de la Paz», escribió.

Con este atentado latente en su mente, Tarrant afirma que estudió otros casos similares, pero asegura que su «inspiración verdadera» para decidir realizar la masacre fue Anders Behring Breivik, el terrorista noruego de extrema derecha que acabó con la vida de 77 personas en 2011, refiriéndose a él como el «Caballero Justiciar».

El sospechoso seguidamente escogió objetivos con un número elevado de «invasores extranjeros» para, según afirma, lograr objetivos como «cobrar venganza» por ataques terroristas ocurridos años atrás en Europa —de manos de «atacantes islámicos»—, y reducir las tasas de inmigración «intimidando y eliminando físicamente a los invasores».

Tarrant precisó que comenzó a planear el ataque hace dos años. Añadió que parte de su plan, además de las dos mezquitas, era atacar otros centros religiosos.
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