
Cuna de lobos Prisciliano Nemegyei Rodríguez.
Crónica de un fraude anunciado
-El calderonismo prosiguió con las privatizaciones y la venta paulatina del país.
-El descarado, fraude electoral de Fox en el 2006.
-Carente de estrategia en seguridad, se desató una cacería humana.
El ambiente era tenso, con una calma simulada en las instalaciones del IFE (hoy INE). Y el primer reporte de estar instalado casi el 90 por ciento de las casillas en el territorio nacional, no preveían la sensación de lo que vendría por la noche.
Ese 2 de julio del 2006, la pareja presidencial Marta y “Chente”, habían votado en las primeras horas de la mañana en la casilla frente a la casa presidencial. Lo mismo había hecho Roberto Madrazo, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y Andrés Manuel López Obrador.
El primer mensaje tenebroso cruzó, como saeta, el mapa nacional. El tabasqueño de Tepetitán le llevaba siete puntos de ventaja al michoacano Calderón Hinojosa. En las nuevas instalaciones del blanquiazul, se podía observar claramente al personal correr presuroso entre una oficina y otra, y en Los Pinos, Vicente Fox atizaba a sus asesores para hacer un puente comunicativo con el IFE, buscando un receso que modificara los números electorales que les eran adversos. En tanto, los perredistas salían a festejar por las calles capitales de las entidades del país, su triunfo irreversible.
Pero la tarde continúo con la noche y antes de entrar la madrugada, la realidad era otra, las cifras ya eran casi parejas, hasta que al alba del día próximo, el 3 de julio, el Partido Acción Nacional rebasaba por menos en un punto porcentual al partido del sol azteca. Y a partir de ahí la historia fue otra.
Pasado el tiempo, se han corrido las cortinas ocultas de la información y la evidencia de un fraude electoral le dan un diagnóstico de cierto. El mismo Fox, ha declarado que él contribuyó para que no pasara López Obrador. Atropellando con todo rigor la voluntad ciudadana. Y lo peor, que en este país donde reina la impunidad, nadie lo llame a juicio, para que pague su felonía.
Consumada la ilegalidad, Felipe Calderón, de inmediato y para disimular su error, se dedicó a combatir al crimen organizado y se enfrentó a poderosos grupos de narcos con excepción de uno, el más importante y de mayor alcance mundial. Con tentáculos de poder, no tan sólo en América, sino en Europa y Asia: Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, mejor conocido como “El Chapo”. Y así sin ningún pudor, sin estrategia, con todo el aparato de justicia del Estado por cómplices, se desató una guerra, que por mucho perdió el régimen calderoniano.
La privatización en la energía eléctrica, borró de un solo golpe lo que la clase trabajadora había ganado al desaparecer la compañía estatal Luz y Fuerza del centro. En la época de Calderón –casualmente- fueron creados “los gasolinazos”, en aumentos al energético cada dos meses. Igual al gas casero (Licuado Propano). Aumentaron las filiales extranjeras en Pemex, que fueron desplazando poco a poco la mano de obra mexicana. Y en la calle patrullando el Ejército, provocó un clima de inseguridad, que el miedo se cortaba con un cuchillo, por lo denso que estaba.
Su sexenio se llevó a la tumba casi 80 mil personas, entre inocentes y culpables, y el pregón de su campaña: “un gobierno del empleo”, fue un rotundo fracaso, porque no tan sólo se incrementó el desempleo, sino que disminuyó el poder adquisitivo laboral. En cambio, él, tiempo atrás, sin cumplir los tiempos que marca la ley, se hizo pagar una jugosa gratificación, al salir de la dirección de Banobras.
Su administración fue severamente cuestionada, por los cargos que ocuparon familiares de su cónyuge Margarita Zavala, que además realizaron grandes negocios al amparo de la pareja presidencial. Uno de los hechos que lamentablemente, hasta la fecha, los persigue como una maldición, son la muerte de los 49 niños y 106 con heridas graves, de la guardería ABC del IMSS, en Sonora, que tenía en subrogación una prima de Margarita Zavala, y jamás fue llevada a juicio ni tampoco el titular del Seguro Social, Juan Molinar Horcasitas, amigo personal de la pareja presidencial.
Como podemos ver, el fin de la gestión de Calderón, finalizó entre una álgida controversia y una descalificación en la mayoría del pueblo. Si Fox, recurrió al lavado de dinero, beneficiando a los hijos de su cónyuge, Calderón Hinojosa, no le hizo ni cosquillas al crimen organizado, pero invariablemente dejó una estela maciza de inseguridad en la población, que, con este gobierno del “despeñadero”, ha tocado fondo en la sociedad.
La pobreza, la marginación, la miseria, la inseguridad, la corrupción, la impunidad y la ilegalidad, son los siete jinetes del Apocalipsis mexicano, que trotan fuertemente, desplegando a su paso las miasmas del infortunio que hoy soportamos con estoicidad, lo poco que nos queda de patria. Recordemos que se acerca a tres décadas esta crisis empecinada, y como podemos ver, cada gobierno ha puesto su contribución negativa que nos resistimos a aceptar o con facilidad olvidar.
Por ello este repaso histórico cobra notoriedad. Sobre todo, este próximo 1 de julio donde la patria sea rescatada con el sufragio, por la ciudadanía, con el nuevo proyecto de nación que encabeza Andrés Manuel López Obrador, o nos sigamos hundiendo con más de lo mismo. No puede haber mejor oportunidad histórica.