¿Habrá reducción del Congreso?

Entre lo comprometido por los partidos políticos, recordemos, se contemplaba en lo económico, la renuncia (en unos casos al 100%, en otros en menor porcentaje y bajo condiciones específicas) a las prerrogativas económicas que la ley les concede.
En lo político fue retomado el manoseado tema de la reducción de las plurinominales en la Cámara de Diputados y hasta la primera minoría en el Senado de la República.
Tales posicionamientos políticos fueron, se reitera, impecables y oportunos, puesto que ante el dolor que la naturaleza produjo en lo físico, en lo económico y la mente de miles de mexicanos, finalmente, los tan “repudiados” partidos políticos daban muestra de sensibilidad, de cabal comprensión de lo extraordinario del momento por el que sus representados estaban pasando y la magnitud de la respuesta que se tenía que dar ante la emergencia nacional. El compromiso no se circunscribía solamente al año 2017, sino comprometía (así se dijo) el presupuesto de 2018.
Al margen de entrar en la polémica de la manera cómo se daría en el futuro el financiamiento a los partidos políticos, lo cierto es que en apariencia, se estaba teniendo una renovada conciencia (ojalá se mantenga) de lo que espera la sociedad de quien los representa: Acabar con el ofensivo dispendio en campañas y mantenimiento de estructuras partidarias, que han venido afectando incluso la inversión en rubros como el del combate al hambre y la pobreza y no se diga en aquel que puede hacer la diferencia entre el México que somos y aquel al que aspiramos: el rubro de la educación, la ciencia y la tecnología (dispendio que además sirve de justificación para la corrupción en los diversos órdenes de Gobierno). El objetivo parecía o parece ser, es que la democracia sirva a nuestra gente y no sea más, el argumento para ensanchar las diferencias entre una “clase política” y quien debiera ser el legítimo beneficiario de la democracia: el pueblo.
En teoría, desde el Congreso se abandonó el confort para hacer prevalecer el interés mayoritario del pueblo de México, contribuyendo de paso a la recuperación, cuando menos en parte, del deterioro de la credibilidad ciudadana en la política y especialmente en los partidos.
Pero ¿qué ha pasado después de los “pronunciamientos”? ¿Qué tanto de estos recursos se han canalizado a la reconstrucción nacional? Por la magnitud y trascendencia del compromiso, se antoja un desglose especial de la contribución de los partidos políticos a esos fines.
De igual manera, el tema de las “pluris” y el de la primera minoría, ¿merecerá el acuerdo unánime en el Congreso como para “legislar” de manera también extraordinaria, conforme a las circunstancias, a fin de “ajustar” su integración? ¿el compromiso es para el 2018 o seguiremos como se dice coloquialmente, “pateando el bote” hasta ver qué tanto aguantan nuestros gobernados? Sea lo que fuere, nos parece que, la sociedad merece información veraz y oportuna sobre el particular.
En las últimas semanas y en pulcra, sensible, humana y oportuna respuesta a la emergencia nacional que enfrentamos los mexicanos, se produjeron pronunciamientos desde los partidos políticos, que impactaron positivamente en la sociedad, pero quedando pendiente el cómo en su instrumentación.
Analista
político.
opinión
Joaquín Hendricks
¿Habrá reducción
del Congreso?

2