DINERO Y PODER Román R Christfield

Hermosos destinos; infiernos para su gente

Román R Christfield

Un hermoso paraíso para los turistas de todo el mundo, que se está convirtiendo en un verdadero infierno para sus habitantes. La indiferencia del Gobierno federal con los habitantes de Cancún y Acapulco junto con la desigualdad y la violencia son cada vez más notorias en esta zona de Quintana Roo y Guerrero, donde algunos ciudadanos lo consideran y describen como un infierno cada vez más caliente en manos de los capos de las drogas y acusan a los funcionarios que en campaña prometieron el cambio, como nunca, pero que no lo cumplen a cabalidad, como siempre. Los homicidios se han triplicado este año en comparación con el mismo periodo de 2016, un aumento que ha dejado atemorizados a los residentes y que espanta y asombra a los turistas, y que ha atormentado a funcionarios y alarmado a líderes empresariales del sector turístico. Una ola de violencia similar ha aquejado al estado de Quintana Roo, en la costa caribeña, donde se encuentran las ciudades turísticas de Cancún, Playa del Carmen y Tulum. El incremento repentino de los asesinatos llevó al Departamento de Estado de Estados Unidos a incluir en su más reciente alerta de viajes a varios municipios y ciudades de Quintana Roo y de Baja California Sur, entre ellos La Paz y Los Cabos. El martes 19 de septiembre, un sismo de magnitud 7,1 sacudió la Ciudad de México y partió en dos la vida cotidiana de toda una nación, afectada en Puebla, Morelos, Oaxaca y Guerrero, y que ese mismo día recordaba el terremoto de 1985, el más mortífero de su historia en la capital del país. Nadie se detuvo a pensar en la tragedia: en Ciudad de México, la región más afectada junto con Morelos, la gente se volcó masivamente a las calles para ofrecer sus brazos y ayudar a los más perjudicados.

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